Religión en Libertad

Cáritas Jerusalén, CIDSE, Cafod y otras denuncian que Israel no les permite repartir ayuda a los civiles

El asedio de Gaza mata de hambre a la población: manifiesto de 111 ONGs, muchas católicas

El cardenal Pizzaballa y el padre Romanelli, párroco de Gaza, en el hospital de Cáritas en Gaza el 19 de julio

El cardenal Pizzaballa y el padre Romanelli, párroco de Gaza, en el hospital de Cáritas en Gaza el 19 de juliocaritas jerusalen

Redacción REL
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"El asedio del Gobierno israelí mata de hambre a la población de Gaza". 

No lo dicen activistas políticos desde lugares remotos, sino 111 ONGs internacionales, muchas de ellas con colaboradores y trabajadores en Gaza y en Tierra Santa, incluyendo once prestigiosas ONGs católicas, como Cáritas Jerusalén (que sigue los hechos desde el terreno), Caritas Internationalis, Pax Christi y CIDSE (la plataforma mundial que engloba a Manos Unidas y sus equivalentes en varios países).

También firman veteranas organizaciones cristianas ecuménicas (como Iglesias por la Paz en Oriente Medio-CMEP) y entidades no confesionales como Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo y Acción contra el Hambre. En sus webs publican todos el mismo texto.

"Al negársenos el acceso, se nos impide llegar a quienes lo necesitan, incluyendo a nuestros propios equipos, agotados y hambrientos", denuncian las ONGs, que hablan de asedio, hambruna y del deber de los Estados.

Su denuncia se publica con este título: Mientras la hambruna se extiende por Gaza, nuestros compañeros y las personas a las que atendemos se están consumiendo.

Y este es el texto:

Mientras el asedio del Gobierno israelí mata de hambre a la población de Gaza, los trabajadores humanitarios se unen ahora a las mismas colas para recibir alimentos, arriesgándose a recibir un disparo solo por alimentar a sus familias.

Con los suministros totalmente agotados, las organizaciones humanitarias están viendo cómo sus propios compañeros y asociados se consumen ante sus ojos.

Exactamente dos meses después de que el programa controlado por el Gobierno israelí, la Fundación Humanitaria de Gaza, comenzara a funcionar, más de 100 organizaciones están dando la voz de alarma e instando a los gobiernos a actuar: abrir todos los pasos fronterizos terrestres; restablecer el flujo completo de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible a través de un mecanismo basado en principios y dirigido por las Naciones Unidas; poner fin al asedio y acordar un alto el fuego inmediato.

«Cada mañana, la misma pregunta resuena en toda Gaza: ¿comeré hoy?», dijo un representante de una agencia.

Las masacres en los lugares de distribución de alimentos en Gaza se producen casi a diario. Hasta el 13 de julio, la ONU había confirmado la muerte de 875 palestinos mientras buscaban alimentos, 201 en las rutas de ayuda y el resto en los puntos de distribución. Miles más han resultado heridos.

Mientras tanto, las fuerzas israelíes han desplazado por la fuerza a casi dos millones de palestinos agotados con la última orden de desplazamiento en masa, emitida el de julio 20, que confina a los palestinos a menos del 12 % de Gaza.

El PMA advierte de que las condiciones actuales hacen insostenibles las operaciones.

El hambre de la población civil como método de guerra es un crimen de guerra.

A las afueras de Gaza, en almacenes, e incluso dentro de la propia Gaza, toneladas de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible permanecen intactos, ya que se impide a las organizaciones humanitarias acceder a ellos o entregarlos.

Las restricciones, los retrasos y la fragmentación del Gobierno de Israel, en el marco de su asedio total, han provocado el caos, la hambruna y la muerte.

Un trabajador humanitario que ofrece apoyo psicosocial habló del impacto devastador en los niños: “Los niños dicen a sus padres que quieren ir al cielo, porque al menos allí hay comida”.

Los médicos denuncian índices récord de malnutrición aguda, especialmente entre los niños y las personas mayores.

Se están extendiendo enfermedades como la diarrea aguda, los mercados están vacíos, los residuos se acumulan y los adultos se derrumban en las calles por el hambre y la deshidratación.

Las distribuciones en Gaza alcanzan una media de solo 28 camiones al día, muy lejos de lo necesario para más de dos millones de personas, muchas de las cuales llevan semanas sin recibir asistencia.

El sistema humanitario liderado por las Naciones Unidas no ha fracasado: se le ha impedido funcionar.

Las agencias humanitarias tienen la capacidad y los suministros necesarios para responder a gran escala.

Sin embargo, al negársenos el acceso, se nos impide llegar a quienes lo necesitan, incluyendo a nuestros propios equipos, agotados y hambrientos.

El 10 de julio, la UE e Israel anunciaron medidas para ampliar la ayuda. Pero estas promesas de «progreso» suenan huecas, cuando no hay cambios reales sobre el terreno.

Cada día que pasa sin un flujo sostenido significa más personas muriendo de enfermedades que se pueden prevenir. Los niños mueren de hambre mientras esperan promesas que nunca llegan.

Los palestinos están atrapados en un ciclo de esperanza y desilusión, esperando ayuda y alto el fuego, solo para despertar en condiciones cada vez peores.

No se trata solo de un tormento físico, sino también psicológico. La supervivencia se les presenta como un espejismo.

El sistema humanitario no puede funcionar con falsas promesas. Los trabajadores humanitarios no pueden operar con plazos cambiantes ni esperar compromisos políticos que defraudan el acceso.

Los gobiernos deben dejar de esperar permiso para actuar. No podemos seguir esperando que los acuerdos actuales funcionen.

Es hora de tomar medidas decisivas: exigir un alto el fuego inmediato y permanente; levantar todas las restricciones burocráticas y administrativas; abrir todos los pasos fronterizos; garantizar el acceso a todas las personas en toda Gaza; rechazar los modelos de distribución controlados por el ejército; restablecer una respuesta humanitaria basada en principios y dirigida por las Naciones Unidas, y seguir financiando a las organizaciones humanitarias imparciales y basadas en principios.

Los Estados deben adoptar medidas concretas para poner fin al asedio, como detener el traslado de armas y municiones.

Los acuerdos parciales y los gestos simbólicos, como los lanzamientos aéreos de ayuda o los acuerdos de ayuda defectuosos, sirven para encubrir la inacción. No pueden sustituir las obligaciones legales y morales de los Estados de proteger a la población civil palestina y garantizar un acceso significativo a gran escala.

Los Estados pueden y deben salvar vidas antes de que no quede ninguna por salvar.

***

Las agencias católicas firmantes del texto son:

Cáritas Jerusalén (que preside el cardenal Pizzaballa), Caritas Internationalis, Caritas Alemania, CIDSE (la plataforma mundial de ONGs católicas de ayuda internacional), CAFOD (el equivalente a Manos Unidas en Reino Unido), National Justice and Peace Network (de Inglaterra), Pax Christi Inglaterra y Gales, Pax Christi Internacional, Pax Christi Merseyside, Pax Christi EEUU y el Fondo Escocés Católico de Ayuda Internacional. 

Las palabras del cardenal Pizzaballa

El comunicado de las 111 ONGs se difundió apenas unas horas después de la rueda de prensa conjunta del cardenal Pizzaballa y el Patriarca griego Teófilos en la que pedían el alto el fuego y que se permita el reparto de ayudas. 

Con corbata, Anton Asfar, director de Cáritas Jerusalén, subdiácono de rito antioqueno, en la rueda de prensa de Pizzaballa y Teófilo III sobre los horrores de Gaza

Con corbata, Anton Asfar, director de Cáritas Jerusalén, subdiácono de rito antioqueno, en la rueda de prensa de Pizzaballa y Teófilo III sobre los horrores de Gazacaritas jerusalen

"La ayuda humanitaria no solo es necesaria, sino una cuestión de vida o muerte. Negarse a ella no es un retraso, sino una condena. Cada hora sin comida, agua, medicinas y refugio causa un daño profundo", dijo Pizzaballa en la rueda de prensa, que con casi total seguridad sabía que las ONGs (incluyendo las católicas) iban a lanzar su texto.

"Lo hemos visto: hombres resistiendo al sol durante horas con la esperanza de una simple comida. Esta es una humillación difícil de soportar cuando lo ves con tus propios ojos. Es moralmente inaceptable e injustificable. Por lo tanto, apoyamos la labor de todos los actores humanitarios - locales e internacionales, cristianos y musulmanes, religiosos y laicos - que lo arriesgan todo para llevar vida a este mar de devastación humana".

El franciscano y los niños que mueren de hambre

El franciscano egipcio Ibrahim Faltas, que fue Custodio de Tierra Santa de 2016 a 2022, director de las escuelas de Tierra Santa, ha difundido un texto en los medios vaticanos sobre la situación en Gaza.

"La gente lleva meses sufriendo la falta de lo necesario para vivir y para mantener unos cuerpos debilitados y frágiles por casi dos años de penurias y sufrimientos. En Gaza no entran alimentos, medicamentos ni electricidad desde hace meses, estas necesidades vitales están bloqueadas a pocos kilómetros de quienes las necesitan y esto es inhumano", escribe el veterano franciscano, con gran prestigio por haber mediado en el pasado en diversas crisis entre palestinos e israelíes. 

"El mundo sabe que desde hace muchos meses muchísimos niños sufren malnutrición y que miles de ellos han muerto de hambre. Parece increíble, pero es lo que ocurre a pocos kilómetros de un mundo que consume más de lo necesario y desperdicia recursos vitales. El mundo ve en directo la muerte evitable de niños que mueren de hambre: de los 900 muertos, asesinados mientras hacían cola humillados para pedir un trozo de pan, la mayoría eran padres que buscaban comida para sus familias. Los que regresaron a casa con algo para sobrevivir, a menudo no encontraron vivos a sus hijos. Un vídeo nos mostró el drama de un anciano frágil que, mientras hacía cola para recibir comida, murió de hambre y calor. Esta es la triste crónica diaria de mis amigos de Gaza, de las muchas personas que forman parte de un pueblo agotado, de seres humanos, de niños que tienen derecho al respeto sin ninguna restricción de nacionalidad o fe, como todos los niños del mundo", prosigue la denuncia del franciscano.

"Los ojos profundos y tristes, las lágrimas derramadas por el sufrimiento y el hambre, los graves traumas físicos y morales de los niños de Gaza son un grito silencioso a la humanidad. Los fuertes llamamientos del Santo Padre, el sonido desgarrador de las sirenas de las ambulancias, la movilización de la sociedad civil internacional, de los jefes de Estado y de eminentes autoridades y personalidades resuenan sin ser escuchados por quienes siguen utilizando todo tipo de armas contra quienes están desarmados y no sienten que los derechos negados son una carga indeleble de la historia, hoy como ayer" prosigue en su denuncia el padre Faltas. 

Y concluye: "Los ojos, las lágrimas, los cuerpecitos destrozados y temblorosos de los niños de Gaza indignan y hacen gritar la necesidad de paz, que es también hambre y sed de justicia".

Es posible ayudar a los organizaciones cristianas de Tierra Santa a través de Cáritas con Tierra Santa o de la Custodia Franciscana de Tierra Santa.

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