Jorge Loring, S.J.: semblanza de un hombre de Dios (I)
El que hoy te escribe no se considera el autor de esta Semblanza. Solo se considera el responsable de la veracidad y exactitud de lo que trato de transmitirte.
Esta Semblanza nació fruto de las muchas horas de conversación, en mis viajes con el padre Loring durante los últimos años de su vida.
Para mi asombro, la Semblanza va creciendo. Sin duda, espero, por la mano de Dios. Incluso ya quiere ver la luz. ¿Quién sabe si algún día llegará a ser una biografía? Biografía de un hombre santo, que como tal sea reconocido por Nuestra Santa Madre la Iglesia.
Nació Jorge Loring Miró en Barcelona el 30 de septiembre de 1921.
Falleció en Málaga el 25 de diciembre de 2.013.
A lo largo de la vida he conocido muchas personas santas. Personas en las que las virtudes se hacían hábitos. Personas en las que se notaba la presencia de Dios en su interior. De esas personas me acuerdo siempre, pero muy especialmente cada día uno de noviembre, Festividad de Todos los Santos.
Pero además de lo dicho anteriormente, también he conocido algunas que rompían lo habitual para entrar en lo heroico. Que dan la sensación de estar hechas de otra pasta. Que nos impactan con ese "olor de santidad" que percibimos durante su vida, pero que seguimos percibiendo después de su muerte. Estas personas son las que van caminos de los altares. Santas ante Dios y reconocidas como tales por nuestra santa madre la Iglesia.
Indudablemente el padre Jorge Loring Miró, S.J. es una de ellas. A él le profeso una enorme veneración.
Estirpe
Procede la familia Loring de la región francesa de Lorena. Tras pasar por Inglaterra, los Loring se asientan en Boston, Massachusetts (Estados Unidos). De ahí vienen los primeros Loring a Málaga, en plena Revolución Industrial.
Jorge Loring y Oyarzábal
Creo interesante mencionar, al menos, dos importantes antecesores. El primero su bisabuelo, Don Jorge Loring y Oyarzábal. Nace ya en Málaga el 9 de agosto de 1822. Muere en la misma ciudad el 11 de febrero de 1900. Ingeniero, empresario, político. Por su enorme labor humanitaria en ayuda de los afectados por la epidemia de cólera morbo asiático de los años 1854 al 1855, la Reina Isabel II le concede el título de Primer Marqués de Casa Loring. El Papa Pío IX, por dichos motivos, le concede el título de Vizconde de la Caridad y la Encomienda.
Fue promotor de la construcción de los ferrocarriles en Andalucía; del Banco de Málaga; del periódico El Correo de Andalucía. Regenta Altos Hornos de Málaga y la Ferretería La Constancia. Su suegro, Agustín Heredia, desarrolló una importante actividad minera. Dio su apellido a muchos gitanos que trabajaban en sus minas. Motivo por el que el apellido Heredia es tan frecuente entre los gitanos.
Jorge Loring Martínez
Su padre, Jorge Loring Martínez, nace en Málaga el 12 de octubre de 1889 y muere en Madrid el 22 de septiembre de 1936, a los cuarenta y seis años de edad.
Ingenieros de Caminos, perteneció a este cuerpo del Estado. Su enorme espíritu emprendedor le llevó a solicitar en varias ocasiones la excedencia del cuerpo de funcionarios para dedicarse a actividades empresariales y de innovación. Sobre todo en el campo aeronáutico.
Fue pionero de la Aviación española. Inventor, tiene varias patentes de aviación en la Oficina de Patentes. Ingeniero de Caminos del Estado. Piloto de Aeroplanos. Primero en Prat de Llobregat en Barcelona y posteriormente en Carabanchel Alto, junto a Cuatro Vientos en Madrid. Trabaja en el diseño y construcción de automóviles y aviones. Fabrica aviones y monta los primeros autogiros del ingeniero La Cierva.
En el campo empresarial, monta la línea aérea de Sevilla a Larache. La línea aérea de Barcelona a Palma y de Barcelona a Melilla, para el transporte postal. Debemos recordar que eran años de guerra en Marruecos. Funda la Compañía Española de Tráfico Aéreo CETA, para pasajeros, origen de la actual Iberia. Funda una Escuela de Pilotos. Monta la línea de Zeppelín Sevilla a Buenos Aires. En aquellos años los aviones no tenían autonomía para cruzar el Atlántico. Los barcos transatlánticos tardaban sobre los quince días, mientras que en un zeppelín era posible cruzar el Atlántico, Sevilla a Buenos Aires, en cuatro días.
Hombre emprendedor y de indudable ingenio, es protagonista de anécdotas tan simpáticas cómo la de construirse lo que hoy podríamos llamar un ultraligero. Estando en la fábrica del Prat de Llobregat y para ir a visitar a su entonces novia, Montserrat Miró, en la playa de Malgrat en su veraneo, se fabricó ese pequeño avión con ruedas de bicicleta. Debemos imaginarnos la impresión que causaría su llegada a la playa teniendo en cuenta que debería de ser sobre el año 1920.
Terrible asesinato
El 22 de septiembre de 1936, en su casa de Madrid, Jorge Loring Miró, el que luego sería el padre Jorge Loring, con tan solo catorce años de edad, a punto de cumplir los quince, recibe una llamada telefónica:
-¿Casa de Don Jorge Loring?
-Sí.
-¿Quién eres?
-Soy su hijo.
-¿Jorgín?
-Sí.
-Mira, te llamo de la fábrica de tu padre. Tu padre ha sufrido un accidente. Si queréis su cuerpo, está aquí en la Carretera de Extremadura.
Me contaba el padre Loring cómo con esta llamada se le vino el mundo encima. Posteriormente, hablando con su hermana Mercedes, ésta me informa de que el Gobierno de la República había disminuido los pedidos de aviones a la fábrica. Por dicho motivo estaban pasando una situación económica comprometida. Esta situación llevó a Jorge Loring Martínez a reincorporarse a su puesto de Ingeniero de Caminos del Estado. Su nuevo destino fue la Estación de Atocha de Madrid. Allí fue fácilmente localizado y detenido. Se desconoce su paradero. Durante varios días su esposa y su secretaria buscaron por checas, cárceles y cementerios de Madrid. Por eso cuando llaman a su casa desde la fábrica, se encontraban allí solo sus hijos, el mayor Jorge, con solo catorce años. Recibe la llamada Mercedes, de once años y ella le pasa la llamada a su hermano mayor Jorge.
También me detalla Mercedes que el cadáver se encontraba en el Cementerio de Carabanchel, junto a la carretera de Extremadura. Llamaban para que se fuera a identificar. Cuando se enteran, la secretaria y la madre de ésta, de esa llamada avisan de que podía tratarse de una trampa para detener a toda la familia. Se ofrecen voluntarias y son ellas dos la que identifican al cadáver. El cuerpo se encuentra irreconocible por el maltrato recibido y solo el calzado que utilizaba dio garantías de ser él, realmente la persona asesinada.
A pesar de la labor social, comedores, economatos, etc. y de haber salido absuelto de un Tribunal Popular, el odio y la intolerancia de aquellos anarquistas de septiembre del 1936 habían terminado con la vida de un hombre católico y ejemplar. El odio de clases y el comunismo ruso se estaban imponiendo en la República. Padre de ocho hijos, con tan solo cuarenta y seis años dejaba una viuda de treinta y seis años en la más absoluta miseria. El mayor de esos hijos, Jorge, con tan solo catorce años.
Pasaron todo tipo de penurias y mucha hambre. Le requisaron cualquier objeto de valor; por ejemplo, alhajas. En una serie de registros posteriores en su casa, los milicianos le decían a la viuda: "Te hemos matado a tu marido; la siguiente serás tú y éste -refiriéndose a Jorge, el mayor-. Los otros siete nos los llevamos a Rusia".
Para evitar ese odio de clases hacia su familia, viuda con treinta y seis años y ocho hijos a su cargo, acoge en su casa a afectados por bombardeos de la guerra. Pero estos "ocupas" terminan tomando como suya casi toda la casa. Les dejan incluso sin cocina. Por cierto, los intrusos sí consiguen comida, que en ningún caso comparten con la viuda y sus ocho hijos. Del racionamiento, que era muy escaso, le dan unos polvos que, mezclados con agua, recuerdan a un puré de lentejas. Mercedes con solo once años tiene que bajar a la casa de unos amigos para mezclar en caliente esa comida. A su vuelta, para compartir con la familia, tiene la desgracia de tropezar por la escalera y echarse en la cara y pecho esa pasta hirviendo. Tremendas quemaduras de las que milagrosamente consigue recuperarse.
Para comprender el ambiente religioso de la familia Loring Miró, Montserrat Miró era una mujer de una fe sólida y coherente. Siempre puso a Dios por encima de sus evidentes necesidades. De los ocho hijos, los dos varones fueron sacerdotes jesuitas y cinco de las seis hijas fueron religiosas de la Asunción. Solo la pequeña, Carmina, no ingresó en ninguna comunidad religiosa para mantenerse al cuidado de su madre. Se casó y vivía en Córdoba.
Jorge Loring Miró
Nace en Barcelona el 30 de septiembre de 1921 y muere en Málaga el 25 de diciembre del 2013.
Ensayista, conferenciante, experto en apologética y gran defensor de la Sábana Santa.
Estudia en Madrid en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar, Marianistas.
Con tan solo catorce años, a punto de cumplir los quince, recibe la terrible llamada que hemos relatado anteriormente. No solo eso, también las continuas amenazas de muerte en los múltiples registros que sufren en su casa. Esta situación se hace insostenible y le aconsejan la huida.
Gracias a la Embajada de Inglaterra -el apellido Loring tiene una ascendencia inglesa- consiguen ayuda para que Jorge con sus quince años y solo se marche a Valencia. Allí le consiguen un barco que lo lleva a Marsella. Cruza el sur de Francia, pues en San Juan de Luz tenían unos familiares que le prestan su ayuda y vuelve a entrar en España por Irún, ya en esos momentos en bando nacional. Marcha a Mérida, en Extremadura, y de ahí a Málaga, donde tenía unos parientes. Así se presenta en casa de su tía Cristina, viuda de su tío Fernando y madre de trece hijos, a quien pide asilo. Para colmo, a su tía Cristina le habían matado un hijo de nombre igual: Jorge Loring. Se encontraba desaparecido. Cuando avisan a su tía de que Jorge Loring está en la puerta y desea verla, la primera impresión fue sobrecogedora, pues pensó en su hijo a quien daba por muerto. Luego comprobó que se trataba de un sobrino al que ni siquiera conocía.
En conversación con su hermana Mercedes, religiosa de la Asunción, ella me resaltaba cómo había influido en la vida del padre Loring el asesinato de su padre. Había pasado de ser un muchacho de catorce años, con amigos pocos maduros, a ser un joven ejemplar, responsable y extraordinario estudiante. Siempre había sido un líder. Debemos recordar que Jorge era el mayor de ocho hermanos, todos nacidos muy seguidos. Pero detrás él fueron cinco niñas; el séptimo, otro niño, Jaime; y la última, una niña, Carmina.
Colegio San Estanislao de Kostka, Jesuitas de El Palo, Málaga
No fue fácil el ingreso de Jorge Loring en el Colegio de El Palo. A una primera llamada de su tía, el director del colegio dio una respuesta negativa a su ingreso. Estaban a tope y no había plaza para un nuevo alumno. Pero tras un rato de reflexión de este director hay otra llamada, en este sentido la recibe la tía del padre Loring y le dice: “Mándemelo que ya le buscaremos un sitio”. Esta llamada propició que el padre Loring, en un futuro, fuera jesuita.
Pasada la Guerra Civil, su formación se encaminaba a la ingeniería. Era el mayor de los hermanos y parecía el más indicado para continuar y reanudar la labor empresarial de su padre. Por ello inicia sus estudios superiores en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros del ICAI, en Madrid, Escuela Superior que regenta la Compañía de Jesús. Tiene incluso novia y todo hace suponer que será el encargado de levantar aquella fábrica de aviones de Cuatro Vientos.
Sin embargo, al padre Loring le había quedado muy grabada en su conciencia aquella consigna de los Scout, de su época del Colegio del Pilar, de hacer una obra buena de ayuda a los demás cada día. Es más, ya a su edad una obra buena al día le parecía poco. Se planteaba hacer lo máximo por el bien de los demás.
Vocación religiosa
Un médico puede hacer mucho bien a los demás, pero fundamentalmente en su campo, la salud y el cuerpo humano. Algo terrenal, finito. Un sacerdote puede hacer mucho bien, pero en las almas de los demás. Las almas tienen una vida infinita, no solo terrenal. Por tanto, la labor de un sacerdote puede ser incalculablemente más provechosa para los demás que la magnífica labor de un médico. La decisión era clara y estaba tomada: "Yo, sacerdote".
Consulta con su madre sobre si debe seguir con su carrera para buscar el sustento familiar o dejarlo todo y dedicarse a su vocación, darse a Jesucristo. La madre no lo dudó: “Si Dios te ha dado esa vocación, síguela. Dios nos ayudará a toda la familia”. Duro contratiempo familiar, pues se tenían puestas en él todo el futuro empresarial. Pero se aceptan como providenciales estos nuevos derroteros que el padre Loring planteaba.
Ingreso en la Compañía de Jesús
En 1941 ingresa en el noviciado de los jesuitas del Puerto de Santa María, el 23 de septiembre de ese año. A punto de cumplir los veinte años.
Fue ordenado sacerdote en Granada el 15 de julio de 1954 por monseñor Romero Mengíbar, el año que cumplía treinta y tres años de edad.
Los últimos votos como jesuita los pronunció en Cádiz el 3 de febrero de 1958 ante el padre Augusto Muriel, S.J.
Entre los años 1941 al 1946 realiza el noviciado en El Puerto de Santa María. Cursa Filosofía en Chamartín de la Rosa, Madrid, durante los años 1946 al 1949.
La etapa de formación llamada Magisterio la realiza en el colegio Villasís-Portaceli de Sevilla, ente los años 1949 a 1951.
Cursa Teología en Granada desde 1951 a 1955.
Finalizada su formación, trabaja durante un curso en la residencia de Huelva y en el Centro de Estudios Politécnicos “Madre de Dios”, desde 1955 a 1956.
En San Jerónimo, Murcia, realiza la Tercera Aprobación con el padre Ignacio Gordon.
Su primera etapa apostólica la realiza en las factorías navales de Cádiz y en Montilla, Córdoba, donde fue misionero rural, años 1964 a 1966.
Sin duda, el gran destino del padre Jorge Loring ha sido Cádiz y sus factorías navales. El Apostolado de la Oración y la delegación de la Editorial Spiritu Media, S.L. Cádiz ha sido la plataforma desde donde ha realizado innumerables viajes por España, América y otras partes del mundo.
Los jesuitas, en su periodo de formación, deben impartir clases. Así el padre Loring, por sus estudios de ingeniería le corresponde dar clases de Matemáticas, Física y Química en el Colegio Portaceli de Sevilla.
Pero lo más providencial es cuando sus superiores le encargan, primero en un cuartel militar y luego en el Penal del Puerto de Santa María, impartir catequesis a soldados y a reclusos.
Lo primero que hace el padre Loring es buscar bibliografía para documentarse. Se encuentra que en aquellos años los dos catecismos más conocidos, el Ripalda y el Astete, estaban pensados para niños de seis o siete años. No había catecismos para adultos. Piensa el padre Loring: "Si yo me presento en el Penal del Puerto, donde posiblemente haya reclusos incluso por asesinatos de sacerdotes, con mi sotana y un catecismo para seis años es algo similar a que me presentara, con mi edad, vestido de Primera Comunión. Algo ridículo. La formación debe ir de acuerdo a la edad de cada uno. No se puede ser adulto en algunas cosas y pretender mantener una formación religiosa de seis años. Cosa que, por desgracia, a veces ocurre”.