Martes, 15 de octubre de 2024

Religión en Libertad

Jorge Loring, S.J.: semblanza de un hombre de Dios (y II)

Jorge Loring.
El padre Jorge Loring sólo quiso vivir para Dios y no desperdiciar un solo segundo que no estuviese empleado en el apostolado y la misión.

por Román Martínez del Cerro

Opinión

Para salvarte

El libro Para Salvarte, que ha superado el millón y medio de ejemplares vendidos, está traducido a muchos idiomas, y existen ediciones en Europa y en América. Nació precisamente de los apuntes y notas que el padre Loring preparó para impartir una catequesis para adultos. Curiosamente, su primera edición fue realizada por el coronel de un cuartel para repartirlo entre la tropa.

El padre Loring cuenta la historia de "Para Salvarte".

Don Germán García Monzón, director de Astilleros de Cádiz, solicita al superior de los jesuitas un capellán para las factorías navales de la Bahía de Cádiz: Astilleros de Cádiz, Matagorda, Bazán, San Carlos... y el superior le envía al padre Jorge Loring Miró como persona idónea para dicho cometido. Debemos recordar la importancia que tenían, no solo a nivel provincial o nacional sino a nivel internacional estos astilleros, y los miles de empleados que trabajaban en sus factorías.

En aquellos años, mediados de la década de los cincuenta, se pusieron de moda los sacerdotes obreros. Así que cuando el padre Loring tomó posesión de su misión apostólica se planteó si ese sería su camino. Tendría que aprender un oficio. Pero el razonamiento de un trabajador le hizo desistir de ese camino: "Padre, ¿usted a qué viene aquí, a competir con nosotros en nuestro trabajo? Si usted es director espiritual, ¿por qué no realiza su misión lo mejor que pueda y nos deja a nosotros trabajar lo mejor que podamos?".

Para cubrir las distintas factorías, se compró una Vespa y así cada día visitaba una de ellas. Fue tal el número de kilómetros que realizaba cada año que tuvo tres Vespas, a las que dejó exprimidas y luego tuvo que recurrir a un pequeño Mini.

Contaba el padre Loring cómo le impresionaba la atención de los obreros de Astilleros, por ejemplo a una charla suya sobre la Sábana Santa. El comedor de Astilleros tenía aforo para mil comensales sentados. Quitando las mesas y apretando las sillas, conseguían un aforo de cuatro mil personas. Para que se vieran las imágenes proyectadas, se dejaba el comedor a oscuras. Pues el mismo padre Loring se impresionaba del silencio de los cuatro mil oyentes, fruto de la emoción que sentían con las palabras y las imágenes que el padre Loring les transmitía. Palabras del padre Loring: "No se oía el vuelo de una mosca, parecía que estaba yo solo". Estas charlas se realizaban mensualmente sobre diversos temas. Fueron veinticinco años de capellán de los Astilleros.

Me comentaba Mercedes Loring, hermana del padre Loring, cómo había influido en su hermano la Imagen de la Cara de Cristo de la Sábana Santa. A Él le había dedicado su vida.

España y América

Pero claro, la Bahía se le hacía pequeña al padre Loring. Así que primero en Vespa y luego en Mini, recorrió toda la geografía española dando conferencias, ejercicios espirituales, charlas, etc. Incluso dejó grabadas unas meditaciones para Televisión Española, que emitía por las noches a la finalización de su programación.

Era raro el pueblo o ciudad de España en que no hubiera dado el padre Loring alguna conferencia.

Pero nuevamente se le queda la geografía nacional pequeña, e inicia su proyección a numerosos países, fundamentalmente americanos. Con la ayuda del matrimonio formado por Flavia Navarro y Michel Toubia, residentes en la ciudad de Mexicali, frontera entre Estados Unidos y México, realiza todos los años un circuito de conferencias por distintos países americanos. Solía estar unos dos meses cada año en tierras americanas y prácticamente visitó casi todos los países de ese gran continente. Más de noventa veces cruzó el Atlántico en esta inmensa labor apostólica. Viajes que efectuó hasta poco antes de su fallecimiento a los noventa y dos años de edad.

El éxito y la afluencia de público a sus conferencias fue enorme. Plazas de toros y grandes teatros se llenaban para oír al padre Loring.

En la cadena de televisión americana EWTN, de Estados Unidos, dejó una serie de conferencias, que dicha cadena sigue emitiendo debido al éxito de audiencia. Igualmente en la cadena de México Mariavisión, en Radio Guadalajara en Catholic.net y otros medios de comunicación colaboró de forma asidua. Señalemos que la cadena de televisión EWTN llega a ochenta millones de hogares.

Funda JL Ediciones Católicas, para cerrar su edición preferida, la 63ª de su libro Para Salvarte. En este caso, en tres tomos. Cuando vio la edición terminada, exclamó impresionado: "¡Qué barbaridad, me ha encantado! Estoy fascinado, ahora sí me puedo morir".

El padre José Antonio Medina Pellegrini, argentino, me apuntaba cómo muchos sacerdotes de su generación en América se habían formado estudiando el libro Para Salvarte del padre Loring.

Por poner un ejemplo, en Colombia se fundó la asociación Lazos de Amor Mariano que agrupa a treinta mil jóvenes y cuya inspiración y libro de texto para su formación es el libro Para Salvarte del padre Loring. A cuatrocientos cincuenta jóvenes de esta Asociación les dio el padre Loring unos ejercicios espirituales en el último viaje que realizó a América.

La genialidad del padre Loring le llevaba a hechos tales como cuando se presentaba. Otros acuden a una tarjeta de visita para informar al interlocutor de su nombre, dirección y teléfono. El padre Loring daba un tríptico de tres folios de color azul, escrito por ambas caras, donde se ofrecía cuarentas conferencias ya preparadas, vídeos, libros y otras posibilidades apostólicas. Ese era su heroico espíritu evangélico.

Apóstol de internet

Pero nuevamente esta audiencia se le quedaba pequeña. En una ocasión se enteró de que unos terroristas habían fabricado una bomba siguiendo las instrucciones adquiridas por internet. El padre Loring se preguntó: “¿Si unos terroristas utilizan internet para enseñar lo malo, cómo yo no puedo utilizar internet para enseñar lo bueno?”

"Razones para ser católico": una conferencia del padre Loring.

A pesar de su edad, aprendió y ejerció una inmensa labor apostólica por este medio. Colocó una web, donde colgó sus libros, para que de forma gratuita todos tuvieran acceso a ellos. Pero, en especial, contestaba a todas las preguntas que por este medio recibía de todas partes del mundo. Más de quinientas mil preguntas contestadas. En los últimos años de su vida, su preocupación constante eran las diez mil, quince mil o cuatro mil preguntas que tenía pendientes de contestar. Antes o después, según sus viajes y trabajos, todas tenían la oportuna respuesta.

Por su labor apostólica y porque siempre se consideró un gaditano más, el Ayuntamiento de Cádiz lo nombró Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cádiz.

¿Cómo era la personalidad del padre Loring? ¿Cómo llegaba tanto su palabra? En alguna ocasión le dijeron: "Padre usted habla a puñetazos". Y era verdad. Pero puñetazos llenos de amor, de coherencia, de verdad, de sabiduría. Decía: "Yo pongo la voz; el Espíritu Santo es el que convence".

El padre Loring tenía una fe sólida; ejercía una coherencia de vida; era un trabajador incansable; tenía un ansia constante de un mayor conocimiento en todos los campos del saber; comunicador vehemente y simpatía manifiesta eran cualidades innatas de su personalidad. Pero, sobre todo, presencia de Dios en todos los actos de su vida.

Enfermedades

Sufrió también el padre Loring "su purgatorio en esta vida". Por contar algunos padecimientos de enfermedad, el padre Loring sufrió cinco y muy graves. Un ictus le hizo caerse de la Vespa en una ocasión. Una complicación en una operación de hernia de hiato le hizo perder el esófago y medio estómago.

En América sufrió una perforación de vesícula biliar, concretamente en Ciudad de México, de la que tuvo que ser operado de extrema urgencia. Las posibilidades de supervivencia fueron mínimas. Pero, gracias a Dios y con la ayuda de los médicos, la superó.

También, y ya en su último viaje a aquel continente, padeció una neumonía que lo tuvo ingresado varios días y que se temió por su vida. Esto ocurrió en Ciudad de Guadalajara. Tras superar este nuevo trance, continuó sus conferencias en Jalapa y Veracruz.

Me contaba Flavia Navarro cómo, a pesar de su estado físico, de un moribundo, su preocupación era los actos programados a los que no podía asistir. Cuando sufrió la neumonía, le pidió un vídeo. Era para grabar una introducción al acto programado. Le pidió a Flavia que fuera ella con ese vídeo y material que tenía grabado. Al negarse ésta, con su sentido del humor siempre presente, le dijo: “Por favor, Flavia, lleva este vídeo y las grabaciones. Que no se queden tantas personas sin recibir esta catequesis.” Flavia le contesta: "Yo no voy a ninguna parte". A lo que el padre Loring le responde: "Te prometo que no me muevo de aquí. Te espero a tu vuelta".

Destaca Flavia su enorme Amor a la Eucaristía. En ambos episodios de gravedad extrema, nunca dejó de celebrar la Eucaristía. Cuando tenía puesto oxigeno, concelebraba con otros sacerdotes desde la cama. Concretamente con sacerdotes Legionarios.

Por último, esas horas en moto y en aquellos años sin casco, seguramente propiciaron un cáncer de piel en la cabeza, lo que le provocó problemas neurológicos que desencadenaron su fallecimiento. Durante años fue tratado de forma extraordinaria por el doctor Francisco Camacho, dermatólogo de Sevilla. Se le realizó incluso un injerto de piel en la zona afectada.

El 20 de diciembre de 2013 se le trasladó a la enfermería provincial de El Palo, Málaga. Fue necesaria su hospitalización en dicha ciudad el 23 de diciembre. Falleció a las 15.30 del día 25 de diciembre de 2013, a los noventa y dos años de edad; con setenta y dos años como Jesuita, cincuenta y dos de ellos sacerdote.

Anécdotas

Tiene el padre Loring escrito un libro, entre otros muchos, titulado: Anécdotas de una Vida Apostólica. Es una delicia leerlo pues, además de lo ameno, refleja perfectamente el carácter original, inquieto y apostólico de este sacerdote ejemplar. Desde algunas tan curiosas como una conferencia que dio, sin saberlo, en la Logia Masónica del Valle de Nueva York, hasta otra a unos mineros en la ducha de una mina asturiana, un día de fuerte lluvia.

Cuando el padre Loring viajaba, nunca hacía turismo. No visitaba los monumentos o los espacios naturales. Sus viajes eran exclusivamente apostólicos; y si sobraba algo de tiempo, rezar y descansar lo imprescindible.

El padre Loring nunca utilizó las vacaciones anuales a las que tienen derecho todos los jesuitas. Él "no podía permitirse el lujo" de estar de vacaciones. Era mucho la obra que tenía que realizar.

Ya, desde su época de seminarista, tampoco disfrutó de la pequeña siesta de la que también es normal en la Compañía de Jesús. Pidió permiso a sus superiores para ese tiempo dedicarlo a escribir unos comentarios a las Constituciones de la Compañía de Jesús escritas por el padre José Manuel Aicardo. Esta gran obra, compuesta por seis tomos y más de nueve mil páginas, fue comentada por el padre Jorge Loring y publicada, tras muchas vicisitudes, después de su fallecimiento con el título: Forja de Jesuitas. En su publicación y posterior puesta en medios de comunicación para su lectura gratuita, tuvo un destacado papel José Ignacio Arnedo Bedoya, amigo del padre Loring, del que recibió ese encargo.

Viví yo el impresionante testimonio de un joven en la catedral de Cádiz. Después de haber visto una entrevista, encerrona, sufrida por el padre Loring en una cadena de televisión, este muchacho, ateo y de familia de ideología comunista, había cambiado su vida. Había visto y oído todo lo que había podido del padre Loring, y ahora era un ferviente católico practicante. Un caso similar cuenta el mismo padre Loring al padre José Antonio Medina sobre la conversión de un médico ateo y sin bautizar. Estas conversiones eran los mayores momentos de felicidad del padre Loring.

Inquietud por estar bien Informado y no perder el tiempo

Quería el padre Loring estar bien informado. Pero, por no perder el tiempo, tenía varios viejos receptores de radio que le habían regalado, sintonizados cada uno de ellos en una determinada emisora. Así, por ejemplo, para oír el noticiero de Radio Nacional, solo tenía que encender la radio que tenía esa emisora ya sintonizada. No perdía el tiempo en localizar las distintas emisoras en un solo receptor.

Con frecuencia, el padre Loring recordaba a San Ignacio. Decía como él: "Sentir con la Iglesia". En lo doctrinal, siempre detrás del Papa, siguiendo su camino. En lo tecnológico, utilizar las últimas tecnologías para difundir el Evangelio.

Confesor

Confesor que en años anteriores al Concilio tenía colas en el exterior de la iglesia de Santiago, en Cádiz, para confesarse con él. Confesor de muchos moribundos. En una ocasión yo le pregunté: “¿Cómo lo reciben? ¿Cómo los convence?” Me decía: “Hay de todo, generalmente muy bien”. A veces el enfermo le decía: "¡Qué bien que haya venido!; no me atrevía a pedirle a mi familia un sacerdote por no asustar". Y la familia decía: "No le hablamos de sacerdote para no impresionar al enfermo".

El padre Loring habla sobre la hora de la muerte y qué hacer si no tenemos un sacerdote con nosotros en este momento.

Otras veces el rechazo era frontal. Entonces acudía a las Carmelitas Descalzas para que rezaran mucho por esa persona. Si seguía en su rechazo, les tenía que reñir a las monjitas porque estimaba que no habían rezado bien o suficiente, pues Dios seguro que quería la conversión de aquella persona. ”Sobran dedos en los de una mano para contar los que no terminaron arrepintiéndose de las cosas mal hechas”, refería. Yo le insistía: “¿Que les dice?”. La contestación era clara: "La verdad. La cruda y única verdad".

Serían innumerables las anécdotas y detalles de la vida del padre Loring que puedo contar. También por extenso, y excedería de lo que pretendo con este escrito. Solo quiero recordar una frase escrita por el padre Loring en su última carta que publicó el Diario de Cádiz, poco antes de su muerte. Decía el padre Loring: "Y lo más grande es que Dios nos ama, sea la que sea nuestra postura ante Él. Y que nos está esperando con los brazos abiertos, para darnos un abrazo cómo al hijo pródigo".

Funeral en la iglesia de Santiago

El sábado 11 de febrero de 2014 se celebró en la Iglesia de Santiago de Cádiz, la iglesia del padre Loring, un funeral por su alma. La Iglesia, abarrotada de fieles; y sobre su confesionario, la sotana y el libro Para Salvarte. Presidió la ceremonia monseñor Rafael Zornoza Boy, obispo titular de la diócesis de Cádiz y Ceuta. Concelebraron el padre Fernando Marrero, superior de los jesuitas en El Puerto de Santa María, otros compañeros jesuitas y el padre José Antonio Medina Pellegrini.

En una emotiva y sentida homilía, el señor obispo fue adentrándose en la personalidad del padre Jorge Loring Miró. Desde un primer conocimiento del padre Loring como autor de un libro, Para Salvarte, con más de millón y medio de ejemplares, traducido a infinidad de lenguas y editado en muchos países.

Pasando a un posterior conocimiento de su vida apostólica, la lectura de Vida de aventuras, que superaba a otras como las recogidas, por ejemplo, en los libros Cuarenta años en el Círculo Polar (Rostro de los Santos) del padre Llorente o Tres Monjes Rebeldes. La Leyenda del Císter de Fray M. Raymond. “Vida propia”, la del padre Loring, para llevarse al cine.

Destacaba Don Rafael lo tan a gusto que se sentía el padre Loring como ahijado de la ciudad de Cádiz, a la que tanto quería; y las innumerables anécdotas de su vida apostólica. Asimismo, su entusiasmo por las nuevas tecnologías y conversiones que con tanta satisfacción el padre Loring propiciaba. Proyectos todos admirables; y algunos tan simpáticos como ayudar a un sacerdote cubano para recibir una campana donada desde España.

¿Cuál era el secreto del padre Loring?, se preguntaba el señor obispo. La respuesta para él era evidente: ser un hombre de Dios. Un perfecto jesuita. Inspirado en San Ignacio y en la Compañía de Jesús, "Por la Mayor Gloria de Dios".

Apasionado por Jesucristo, se pone a su servicio, para servir a Dios y a los hombres. No tiene más metas, ni más interés que servir a Dios hasta el último aliento de su vida.

Ejemplo edificante para nosotros. Cristo es capaz de seducir para hacer hombres nuevos. Vida feliz que nos incorpora a Cristo con las Bienaventuranzas.

Destacaba el señor obispo algunas de la felices expresiones del padre Loring, como aquella que, hablando de su voz potente, decía: "Pero es El Espíritu Santo el que convence". O aquella otra que hablaba de "Dios lo pone casi todo, nosotros casi nada; pero Dios no pone su casi todo, si nosotros no podemos nuestro casi nada. Somos instrumentos de Dios”.

El padre Loring, nos decía Don Rafael, es un ungido de Dios. Por su Amor a Dios busca que el Amor de Dios llegue a todos los hombres. Como ejemplo, ese confesionario, allí presente, al que tanto tiempo dedicaba. Sintiéndose instrumento de la Misericordia de Dios.

Hacía suyas las palabras de San Ignacio: "Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo mi haber y mi poseer, vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro, disponed todo a vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta".

Concluía el señor obispo afirmando que el Señor tendrá al padre Loring con los otros sacerdotes santos.

Pincha aquí para leer la primera parte de este artículo.

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