La perturbadora historia del centro que «reasigna el género»
Solo en el último año, más de 2500 niños ingleses han sido derivados al centro encargado de la reasignación de género. Hace algunos días, el Times de Londres, abanderado del pensamiento progresista, dedicó al asunto dos páginas enteras. La noticia de actualidad era la dimisión de cinco médicos cuya tarea era decidir a qué niños aplicar el tratamiento de interrupción de la pubertad. ¿Por qué dimitieron los médicos? Porque sufrían fuertes presiones para orientar hacia el cambio de sexo a niños cuyos problemas psicológicos no se habían podido determinar ni estudiar suficientemente.
La Nuova Bussola Quotidiana ya se ocupó del caso, yo me limitaré a algunas consideraciones sobre el centro donde se llevan a cabo tales experimentos: The Tavistock Centre.
Un centro instituido en nombre de la ciencia que se supone tiene por objeto fines puramente científicos. Conviene aclararse sobre el significado de las palabras: en nombre de la ciencia, durante la Segunda Guerra Mundial los japoneses llevaron a cabo en Manchuria experimentos a gran escala para medir con precisión cuánto tiempo tardaban en morir personas sometidas a diversos tipos de tortura.
El Tavistock Centre, pues...
Ettore Bernabei (1921-2016), fue director general de la RAI entre 1961 y 1974 y una relevante personalidad pública católica durante casi medio siglo.
Puede decirse que fui amiga de Ettore Bernabei, una de las personalidades que más contribuyeron a los éxitos de la Italia católica en la postguerra. Charlando con él una tarde en su casa, me enseñó un libro subrayado con esmero que yo, por motivos diversos, había decidido no comprar: Masones, del gran maestro del Gran Oriente Democrático Gioele Magaldi. Una lectura interesante.
En español se ha publicado una edición abreviada de Masones, de Gioele Magaldi.
Es cierto que para los profanos, entre los que me incluyo, es una lectura cuyos mensajes subyacentes son a menudo difíciles de descifrar. Sin embargo, una información me parece clara, interesante y difícilmente sospechosa de parcialidad: la historia del Tavistock Centre. Para contarla, recurro a Magaldi como única fuente de información. El gran maestro me perdonará.
El Instituto Tavistock nació en Londres en 1920 como clínica psiquiátrica. En 1921 “se realizaron en él investigaciones en veteranos de la Primera Guerra Mundial sobre psicosis traumáticas causadas por los bombardeos. Se trataba de identificar con criterios científicos el ‘umbral de ruptura’ de la resistencia de un ser humano sometido a tensiones límite”. En 1932 se unió al grupo de científicos un “infiltrado alemán”, un “especialista en ‘dinámicas de grupo’, es decir, técnicas de manipulación del individuo perteneciente a un grupo, orientadas a que adquiera una nueva personalidad y nuevos valores”.
En la segunda postguerra, el instituto propuso “un proyecto ambicioso: aplicar nada menos que a toda la sociedad los resultados de aquellos estudios sobre el ‘umbral de ruptura’, perfeccionados durante las dos guerras mundiales, para destruir toda resistencia psicológica en el individuo y ponerlo a merced del Nuevo Orden Mundial”... “En los años 60 fue el mismo Tavistock, en colaboración con los servicios secretos ingleses, quien pilotó el experimento de la difusión y utilización de drogas” en “experimentos de ‘ingeniería social’ por medio de las drogas”.
Según Magaldi, el objetivo principal del Tavistock de hoy “es, en última instancia, la investigación sobre formas de provocar ‘cambios de los paradigmas culturales’ en las sociedades humanas por medio de la instauración de ‘ambientes sociales perturbados’ o la manipulación de las ‘dinámicas ocultas de grupo’. A modo de ensayo, en 1989 se celebró en el instituto Tavistock un ciclo de conferencias sobre el tema El papel de las ONG en el debilitamiento de los Estados nacionales”. Y añade: “La red de control de la mente del individuo y de los comportamientos colectivos orientados a crear, con el apoyo de las grandes fundaciones, el pensamiento único que funde una nueva escala de valores ‘políticamente correctos’ se ha difundido en pocos decenios por todo Occidente, como cualquiera puede ver”.
Creo que esta lectura aclara en qué contexto “científico” se insertan los experimentos sobre los niños ingleses.
Publicado en el blog de la autora.
Angelia Pellicciari es autora de La verdad sobre Lutero y Una historia de la Iglesia.
Traducción de Carmelo López-Arias.
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