Imita la doble tracción del búfalo
En días pasados leí la historia del búfalo. El búfalo es uno de los animales bovinos más fuertes que existen. Pueden llegar a pesar entre entre setecientos y mil doscientos kilos. En algunos lugares se utilizan para el transporte y para tirar de arados, pues tienen una gran capacidad y una resistencia inmensa para cargar peso en sus lomos.
Es interesante ver que cada vez que el búfalo lleva demasiada carga, y el camino se pone empinado, sucio, lleno de barro y resbaladizo, el búfalo utiliza su doble tracción. Esta doble tracción del búfalo consiste en doblar sus patas delanteras, y empieza a subir, a subir y a subir. Se detiene por un momento, se vuelve a poner de rodillas y sigue subiendo, sube y sube. Se detiene por un momento, se vuelve a poner de rodillas y sigue subiendo, cada vez con más fuerza y más rápido hasta llegar a la cima.
La verdadera fuerza del búfalo está en ponerse de rodillas.
Frente a la cantidad de problemas, obstáculos, angustias en los que vivimos a diario te invito a que imites al búfalo. Cuando la vida se te ponga cuesta arriba, empinada, sucia, resbaladiza, llena de barro y de problemas, usa la doble tracción del búfalo.
El Salmo dice: “Tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo" (92[91], 11). Cada vez que tu y yo nos ponemos de rodillas, nos volvemos más fuertes y más rápidos. Dobla tus rodillas, reza, ora, clama, gime, y Jesucristo te dará las fuerzas, la potencia, el vigor, para subir hasta llegar a la cima. Nada ni nadie podrá detenerte.
Te invito a experimentar la fuerza sobrenatural que hay al ponerse de rodillas para hablar con Dios acerca de las cosas que nos preocupan o nos hacen felices.
Jesús le dijo a San Pablo: "Te basta mi gracia; mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad" (2 Cor 12, 9). Y San Pablo añadió: "Mejor me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo" (ibid). Porque Él es Dios y con Dios siempre ganamos.
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