Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Artículo de una psicóloga de la Universidad de Virginia

El NYT: Los que cohabitan antes del matrimonio, más insatisfechos y más expuestos al divorcio

El riesgo del «efecto cohabitación» no está en que los convivientes sean menos adeptos al matrimonio y más abiertos al divorcio sino a la convivencia en sí misma.

ReL

Efecto cohabitación en las parejas
Efecto cohabitación en las parejas
En la edición del 14 de abril de 2012 el New York Times publicó el artículo "La desventaja de cohabitar antes del matrimonio" (The Downside of Cohabiting before Marriage) de Meg Jay, una psicóloga clínica de la Universidad de Virginia, en el que analiza el denominado "efecto cohabitación".

"El efecto cohabitación"
Según informa la agencia AICA, el artículo sostiene que existe un "efecto cohabitación" por el cual las parejas que conviven antes del matrimonio tienden a estar más insatisfechas con sus matrimonios y por tanto más expuestas al divorcio que las parejas que no convivieron. Inicialmente, los investigadores atribuyeron el efecto convivencia a que los convivientes eran menos adeptos al matrimonio y por tanto más abiertos al divorcio. Pero nuevas investigaciones señalan que el riesgo se encuentra en la convivencia en sí misma, afirma Meg Jay.

La falta de decisión
Según el artículo, las personas que rondan los 20 años de edad, suelen llegar pronto a la convivencia y de manera no discernida, como si fuera una pendiente que pasa de la cita personal, a dormir en la casa del otro y de hacerlo periódicamente a la convivencia sin demasiada reflexión.

"Deslizándose, no decidiendo"
Se llega a la decisión de convivir sin demasiado diálogo y no se advierten las diferentes percepciones que varones y mujeres tienen sobre la convivencia. Según el artículo, las mujeres son más proclives a ver la convivencia como un paso al matrimonio, mientras que los hombres tienden a ver la convivencia como una prueba de la relación o una forma de posponer un compromiso. Ambos, varones y mujeres, acuerdan que sus estándares para un conviviente son más bajos que para un esposo.

Difícil salir de la convivencia
La convivencia, se afirma en el artículo, se toma como una decisión rápida, conveniente en términos económicos y de la que se piensa que se puede salir prontamente, pero en la realidad no es así por los costos comunes que se comparten y por otras razones que dificultan la ruptura.

Según el artículo, las convivencias se incrementaron en los Estados Unidos un 1.500% pasando de 450.000 parejas no casadas en 1960, a más de 7.500.000 en la actualidad.

Estas estadísticas permiten advertir, aún desde perspectivas que son favorables o al menos indiferentes moralmente a la cohabitación, los problemas que tiene socialmente una forma de vida casi sin compromisos y que diluye los vínculos.
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