El pasado miércoles y de manera repentina se conocía el
fallecimiento del cardenal Caffarra,
uno de los grandes referentes de la causa provida y profamilia en la Iglesia en las últimas décadas. Poco antes de morir, el arzobispo emérito de Bolonia dijo a las religiosas que le atendían que quería reposar un poco. Cuando volvieron ya había fallecido.
Tras conocer el fallecimiento del que fuera
fundador y primer director del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios del Matrimonio y la Familia, el Vaticano ha emitido un comunicado con el pésame del Papa Francisco.
“He recibido con tristeza la noticia de la muerte del cardenal Carlo Caffarra. Deseo expresar a usted, a la comunidad diocesana de Bolonia y a los familiares del purpurado mi sentida participación en su dolor”, asegura el Santo Padre en el telegrama enviado monseñor Zuppi, actual arzobispo de Bolonia.
El Papa quiso mostrar su
“afecto a este querido hermano en el episcopado que sirvió con alegría al Evangelio y que amó intensamente a la Iglesia”, recuerda con agradecimiento “la generosa obra pastoral realizada por él de forma profusa, en primer lugar, como fundador y docente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el matrimonio y la familia, luego como pastor de la arquidiócesis de Ferrara-Comacchio y, después como guía sabio y servicial de esta archidiócesis de Bolonia”.
El Papa afirma en esta carta que
eleva una “ferviente” oración al Señor para que, “por intercesión de la Santísima Virgen María y de San Petronio”, acoja a este humilde servidor suyo e insigne pastor en la Jerusalén Celeste, y “de corazón le imparto a usted, a toda la Iglesia en Bolonia, y a todos los que lo conocieron y estimaron, la bendición apostólica”.
Durante los últimos años, el cardenal Caffarra destacó por su beligerancia y firmeza frente a las
“ideologías antifamilia”, especialmente la ideología de género y no dudó una y otra vez en advertir que la destrucción de la familia llevará al “
ocaso de la sociedad”.
Firmante de la Dubia
Además, el prelado fallecido fue uno de los cuatro cardenales firmantes de la “Dubia” junto al ya también fallecido Meisner y a Burke y Brandmuller. En su escrito pedían al Papa Francisco una
aclaración sobre el capítulo VIII de la
Exhortación Apostólica Amoris Laetitia en lo concerniente a si los divorciados vueltos a casar podían acceder a sacramentos como la Eucaristía.