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León XIV: «Los cristianos recuerdan a los difuntos en la Eucaristía» con «esperanza de que nadie se perderá»

El Papa tuvo un recuerdo especial sobre la grave situación humanitaria que se vive en SudánVatican Media

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En el marco de la celebración de todos los fieles difuntos, el Papa León XIV subrayó durante el rezo del Ángelus que el corazón del Evangelio es la certeza de que “nadie se pierde para siempre, porque la voluntad de Dios es que todos tengan vida”.

“La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día”, recordó el Papa citando el Evangelio de san Juan. Estas palabras, explicó, revelan la preocupación profunda de Dios por cada ser humano: que todos encuentren su lugar en la plenitud del amor divino.

Tal y como recoge Vatican News, el Pontífice agregó: “El núcleo de la preocupación de Dios está claro: que nadie se pierda para siempre, que cada uno tenga su lugar y resplandezca en su unicidad.”

León XIV relacionó la fiesta de Todos los Santos, celebrada el día anterior, con la conmemoración de los difuntos, presentándolas como dos dimensiones de una misma realidad: la comunión universal del amor de Dios. La Solemnidad de Todos los Santos, dijo, es la fiesta que celebra la comunión entre todos los hijos e hijas de Dios. El deseo de participar en la vida divina está inscrito en el corazón humano y se manifiesta como búsqueda de reconocimiento, atención y alegría.

Y luego citó al Papa Benedicto XVI cuando escribió al respecto: “la expresión ‘vida eterna’ trata de dar un nombre a esta espera irreprimible: no es un continuo sucederse de días sin fin, sino el sumergirse en el océano infinito del amor, en el que el tiempo, el antes y el después ya no existen más. Una plenitud de vida y de felicidad: es esto lo que esperamos y aguardamos de nuestro estar con Cristo”

El Pontífice señaló que el recuerdo de los difuntos no es un ejercicio de nostalgia, sino un acto de fe y esperanza. “Sin la memoria viva de Jesús —advirtió—, cada vida corre el riesgo del olvido; pero en Él, incluso quien no tiene quien lo recuerde conserva su infinita dignidad”.

Luego, añadió: “Jesús, la piedra que los constructores ha rechazado, es ahora la piedra angular. Este es el anuncio pascual. Por esta razón, los cristianos recuerdan desde siempre a los difuntos en cada Eucaristía, y hasta la fecha piden que sus seres queridos sean mencionados en la plegaria eucarística. Desde aquel anuncio surge la esperanza de que nadie se perderá.”

Al final del Ángelus, León XIV invitó a los fieles a que la visita a los cementerios no sea solo un momento de silencio o nostalgia, sino una afirmación de fe en la resurrección. “Cuando profesamos: ‘Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro’, conmemoramos el futuro —dijo—. No vivimos encerrados en el pasado ni en el presente, sino abiertos a la vida nueva que Cristo promete”. Con un tono esperanzador, el Papa aseguró que la voz de Jesús nos llama por nuestro nombre y nos prepara un lugar donde el amor vence a la muerte. “Que María, mujer del Sábado Santo, nos enseñe a seguir esperando incluso cuando todo parece perdido”, concluyó.

En sus saludos después del rezo mariano, León XIV expresó su profundo dolor por las tragedias que afectan a distintas partes del mundo, haciendo un llamamiento urgente a la paz, la solidaridad y la acción humanitaria. El Pontífice se refirió especialmente a la situación en Sudán, en la ciudad de El Fasher, ubicada en el Darfur septentrional, donde la población enfrenta violencia indiscriminada contra mujeres y niños, ataques a civiles indefensos y enormes dificultades para la asistencia humanitaria.

“Con gran dolor sigo las trágicas noticias que llegan desde Sudán, en particular desde la ciudad de El Fasher, en el martirizado Darfur septentrional. Violencias indiscriminadas contra mujeres y niños, ataques a civiles indefensos y graves obstáculos a la acción humanitaria están causando sufrimientos inaceptables a una población ya agotada por largos meses de conflicto.”

El Pontífice pidió al Señor que acoja a los difuntos, sostenga a los que sufren y toque los corazones de los responsables. "Renuevo un sentido llamado a las partes involucradas a un alto el fuego y a la apertura urgente de corredores humanitarios", exclamó e invitó a la comunidad internacional a intervenir con decisión y generosidad, para ofrecer asistencia y apoyar a quienes se esfuerzan por llevar ayuda.

Además, el Papa expresó su preocupación por Tanzania, donde tras las recientes elecciones políticas han estallado enfrentamientos con numerosas víctimas. Hizo un llamado a evitar toda forma de violencia y a buscar soluciones a través del diálogo.

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