Religión en Libertad

Ante miles de peregrinos, León reiteró que «el Reino de Dios no está en la superficie»

«El gran invento» de Elena, madre de Constantino: «hallar la Cruz que transforma todos los valores»

León XIV, durante la audiencia jubilar de este sábado 6 de septiembre.

León XIV, durante la audiencia jubilar de este sábado 6 de septiembre.

Redacción REL
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Ante los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para la audiencia jubilar, el Papa León XIV ha reflexionado este sábado 6 de septiembre sobre la parábola del tesoro escondido en el campo, invitando a mirar más allá de la superficie para encontrar el Reino de Dios: buscando nos acercamos cada vez más al Señor que se despojó de sí mismo para hacerse semejante a nosotros. 

En su discurso, centrado en el tema “Esperar es excavar. La emperatriz Elena”, el Papa León XIV comenzó destacando que esperanza se reaviva “cuando vamos más allá de la superficie”. “Y el Señor nos dice: así es el Reino de Dios. Es más: así se encuentra el Reino de Dios. La esperanza se reaviva cuando excavamos y rompemos la corteza de la realidad, cuando vamos más allá de la superficie”, observó.

En ese sentido, recordó que, “tan pronto como tuvieron la libertad de vivir públicamente como cristianos, los discípulos de Jesús comenzaron a excavar, en particular en los lugares de su pasión, muerte y resurrección”.

Deteniéndose en la figura de Flavia Julia Elena, madre del emperador Constantino, a quien la tradición la recuerda como “el alma de esas investigaciones”, la definió como “una mujer que busca. Una mujer que excava. El tesoro que enciende la esperanza es, de hecho, la vida de Jesús: hay que seguir sus huellas”, destacó.

“¡Cuántas otras cosas podría haber hecho una emperatriz! Qué lugares nobles podría haber preferido a la periférica Jerusalén. Cuántos placeres y honores de la corte”, consideró.

Por eso, advirtió que también nosotros, “podemos acomodarnos en las posiciones alcanzadas y en las riquezas” que dan seguridad, pero advirtió que “así se pierde la alegría que teníamos de niños, ese deseo de excavar e inventar que hace que cada día sea nuevo”.

Señalando que ‘inventar’ en latín significa ‘encontrar’, el Santo Padre aseguró que “el gran ‘invento’ de Elena fue el hallazgo de la Santa Cruz”.

“¡He aquí el tesoro escondido por el que venderlo todo!”, exclamó, enfatizando que “la cruz de Jesús es el mayor descubrimiento de la vida, el valor que transforma todos los valores”.

El Papa León XIV se detuvo en el origen humilde de Elena, quien “había llevado su propia cruz durante mucho tiempo”, sufriendo dolores y decepciones. Sin embargo, rescató que “Elena siempre fue fiel a sí misma: una mujer en busca de algo. Había decidido convertirse al cristianismo y siempre practicó la caridad, sin olvidar nunca a los humildes de los que ella misma procedía”.

Al respecto, reflexionó: “Tanta dignidad y fidelidad a la conciencia, queridos hermanos y hermanas, cambian el mundo también hoy: acercan al tesoro, como el trabajo del agricultor”.

“Cultivar el propio corazón requiere esfuerzo. Es el trabajo más grande. Pero cavando se encuentra, bajándose se acerca cada vez más a ese Señor que se despojó de sí mismo para hacerse como nosotros. Su Cruz está bajo la corteza de nuestra tierra”, insistió.

“Podemos caminar con orgullo, pisoteando distraídamente el tesoro que hay bajo nuestros pies. Si, en cambio, nos volvemos como niños, conoceremos otro Reino, otra fuerza. Dios está siempre debajo de nosotros, para levantarnos en alto”, concluyó.

Finalizado el discurso, el Santo Padre dirigió saludos a los peregrinos y visitantes de distintos países, como también a enfermos, recién casados y jóvenes. En vísperas de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, los exhortó a “caminar siempre, como María, por los caminos del Señor”. A todos ellos impartió su bendición.

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