Religión en Libertad

Sor Linah, la monja que ayuda a reconstruir las vidas rotas por la guerra de Sudán

"La asistencia espiritual ayuda a los refugiados a encontrar un fin", comenta Linah, en el centro de la imagen.vatican news

Redacción REL
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Sor Linah Siabana es misionera y trabaja con las comunidades sursudanesas desplazadas en la diócesis de Arua, en Uganda. Lleva asistencia, educación y esperanza a algunos de las personas más pobres de la tierra. 

En los últimos cinco años, sor Linah ha trabajado en los asentamientos cerca de la frontera con Sudán del Sur, ayudando a reconstruir las vidas rotas por el conflicto. El portal Vatican News cuenta más sobre su misión. 

Una oportunidad sagrada

Uganda acoge casi 1,7 millones de refugiados, pero la falta crónica de financiación o el hacinamiento lo complican todo. "Los asentamientos aquí están llenos de mujeres, niños y ancianos que han perdido todo", afirma sor Linah. Solamente el distrito de Adjumani acoge más de 54.000 refugiados. "Las familias se están viendo desamparadas", añade.

Sor Linah llegó en 2019. En 2022, realizó una valoración de las necesidades de los asentamientos de Maaji y Agojo, trabajando con los líderes locales y aprendiendo las lenguas locales para comprender las dificultades de los residentes

"La asistencia espiritual reconstruye todo. Esto ayuda a los refugiados a encontrar un fin y a reconectarse con la esperanza", comenta.  

En una tienda oscura, sor Linah se ha arrodillado junto a una mujer que no duerme desde hace semanas. "Las pesadillas no se detienen", susurra la refugiada. "No están huyendo solo de la guerra", afirma sor Linah. "Es el estrés cotidiano de la supervivencia aquí". 

"Cuando proporcionamos productos básicos como la comida, las tasas de suicidio disminuyen. Es así de simple”, comenta. “"Están agradecidos simplemente por recibir visitas. Una mujer anciana me dijo: 'me recuerdas que todavía soy un ser humano'".

Más allá de los campamentos, la hermana Linah hace de mentora a monjas jóvenes en el Vicariato de Adjumani, ofreciendo talleres sobre salud mental y formación espiritual. Los desafíos de los viajes complican el trabajo, pero ella permanece comprometida. "Cada encuentro es un terreno sagrado, una oportunidad para reflejar el amor de Cristo", asegura.

Para sor Linah, la misión es personal. "Caminamos con los refugiados y vemos a Jesús en su sufrimiento", afirma. "Los desafíos, el hambre, las lágrimas, encienden de nuevo nuestro objetivo: sanar, consolar y volver a encender la esperanza". 

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