Domingo, 28 de abril de 2024

Religión en Libertad

Ideas prácticas de Emilio Montes, párroco en Valdepeñas, y Álex Navajas, gestor de recursos

Cómo sacar dinero para evangelizar de debajo de las piedras... y de feligreses bien cuidados

El párroco Emilio Montes y Álex Navajas, experto en gestión de recursos, en el Encuentro Inspira en Alicante 2023
El párroco Emilio Montes y Álex Navajas, experto en gestión de recursos, en el Encuentro Inspira en Alicante 2023

Pablo J. Ginés

Del 29 de junio al 2 de julio se celebró en la Universidad de Alicante el encuentro de evangelización "Transforma", organizado por la asociación Nunc Coepi y la red de Parroquias Renovadas. Participaron unos 300 evangelizadores, incluyendo unos 60 sacerdotes, llegados de toda España, e incluso llegados específicamente de México, Uruguay, Argentina, Perú e Italia.

En el encuentro se insistió en la idea de "soñar sueños grandes" (para las parroquias, para la evangelización, para Cristo). Pero los sueños enseguida se aterrizan en la realidad: ¡las cosas cuestan dinero y recursos!

Por eso, uno de los talleres trató específicamente de eso: obtener dinero para la evangelización, y aprovechar recursos que a menudo están mal aprovechados, especialmente en España, donde abundan los edificios y espacios eclesiales, muchas veces mal gestionados. 

A este taller acudieron unos 40 asistentes, de los que la mitad eran sacerdotes. Hablaron el párroco de Valdepeñas, Emilio Montes, capellán de Nunc Coepi, y el periodista Álex Navajas, con muchas experiencias de gestión y aprovechamiento de espacios.

Un cura con don para el dinero

Emilio Montes ha ganado cierta popularidad en YouTube y en La Sexta porque en sus homilías, emitidas por Internet, suele hablar con desparpajo sobre dinero (y otros temas). Nació en Ciudad Real en 1976, de una familia con origen en Jaén, que incluye emprendedores y empresarios. En 2002 fue ordenado sacerdote en Ciudad Real.

Le gusta hablar con claridad y retar a los sacerdotes para que a su vez reten a sus feligreses.

"Lo que he descubierto es que cuando cuidas a la gente, la gente es generosa con lo que hagas en la parroquia. Pero has de ser claro y transparente, has de contar las cosas", le dice a otros párrocos y evangelizadores.

"Sí, has de hablar con los parroquianos, por ejemplo, de sus testamentos y herencias. Yo les digo: ¿no vas a dejar nada para la parroquia? Y ofrecer misas: yo digo a veces 'con que me dejes 2.000 o 3.000 euros para decir misas, me vale'".

Los curas en el público se ríen, pero Emilio habla en serio aunque use bromas: hay que educar a los fieles, y a la vez mostrar resultados.

"Me enviaron a una parroquia de 1.500 habitantes que en 9 años tuvo siete párrocos. Cuando llegué a Valdepeñas, había doce mil euros en la cuenta de la parroquia y 120.000 euros en deudas. Humanamente estaba hundida. Pues bien, en 13 años hemos reinvertido 1,3 millones de euros", ofrece como tarjeta de presentación

"No hay que dar pena, hay que reclamar lo que es justo"

El padre Montes dice que para pedir dinero "no hay que dar pena" sino mostrar que se está trabajando en algo bueno, y justo, en lo que todos deben participar.

"¿Verdad que si vives en un piso pagas gastos de escalera, de comunidad, limpieza, ascensor? ¡Y nadie protesta! Y al que no paga se le mira mal. Todos lo entienden. Pues lo mismo pasa con los gastos de la comunidad que es la parroquia", propone.

Anima a recordar a los fieles que pueden ofrecer intenciones de misa, y pagar un donativo por ello. Muchos fieles no lo piden porque no se les ofrece ni se les recuerda. "A veces, con eso, recojo 2.000 o 2.400 euros al mes", detalla.

A menudo vale la pena empezar con eslóganes pequeños, pero educativos. "Mi primera campaña decía: 'si cada vez que pasas por la parroquia pones un euro, como un café, se cubren los gastos básicos'". Eso, para empezar. En sus homilías, o al acabar las misas, no le importa hablar de dinero y exhortar a la generosidad y el compromiso.

En cierta ocasión, Montes llegó a una nueva parroquia. Vio que la casa del cura llevaba 20 años sin pintar. Y la hizo pintar.

- Llegó el cura nuevo, y lo primero que hizo fue pintar su casa -protestaron algunos en el consejo parroquial.

Montes respondió con argumentos para cambiar la mentalidad, porque, comenta, "a veces los curas somos un poco mojigatos al cuestionar las cosas".

- Tengo un amigo llamado Juan que trabaja de portero de una finca. La comunidad de vecinos le da piso, 1.000 euros al mes, le paga agua y luz y un mes de vacaciones. Pues yo quiero las condiciones laborales de Juan, quiero mis mil euros, mi casa, agua y luz. Como sacerdote, vengo a servir, pero creo que mis condiciones no son exageradas -respondió.

"No pasa nada por aclarar las cosas, por dar razones. Puedes decir: aquí en la catedral trabajan personas en mantenimiento, limpieza, seguridad... habrá que pagarles, ¿no?", propone.

El dinero sirve a la comunidad

Es verdad que los feligreses piden al sacerdote que lleve una vida austera, pero eso no significa que la parroquia esté helada en invierno, al contrario.

"A lo mejor no enciendo calefacción o refrigeración en la casa parroquial, pero sí en la parroquia, donde está encendida a todas horas. Mi parroquia gasta 3.000 euros al año en calefacción y refrigeración, y hay que decirlo. El dinero no está para llenar la cuenta, sino para que los fieles estén bien, a gusto en la parroquia".

Un párroco debe esforzarse en que los fieles se comprometan a un donativo mensual. Debe haber un esfuerzo, por ejemplo, para poder enviar a los niños o adolescentes a campamentos o peregrinaciones. No existe el gratis total, pero la frase clave para un párroco es preguntar: "¿cuánto puedes poner? El resto lo pone la parroquia". Así se educa en que las cosas cuestan y se pagan, pero la parroquia ayuda.

La parroquia se endeuda con familias amigas, y devuelve lo prestado

El padre Montes anima a las parroquias a pedir préstamos privados a familias amigas, comprometiéndose a devolverlos. "Es como cuando pides dinero a tus parientes: hay confianza, no hay prisas, pero se devuelve".

Así, para comprar un órgano de tubos de segunda mano, Montes necesitaba 25.000 euros. "Le pedí a 10 familias concretas 2.500 euros a cada una como préstamo privado; esa cantidad a ellas no les hacía ningún daño. Y más adelante se lo devolví. Aunque digan 'no hace falta que me lo devuelva', lo devuelvo, porque así sé que siempre podré volver a pedírselo en más ocasiones".

A menudo es bueno animar a la gente a pagar proyectos concretos y visibles, no "en general por la parroquia". Por ejemplo, el párroco puede decir: "necesito 30 personas que pongan 10 euros al mes durante 6 años para pagar tal cosa". Es un proyecto limitado, no es una carga pesada. Cuando se cumplen los 6 años, la mayoría no se borrará, sino que seguirá pagando para nuevos proyectos.

También hay que insistir en presentar la parroquia y sus servicios como una herencia de todos, que hay que cuidar, acrecentar y pasar a la siguiente generación. "Esta herencia la recibimos de nuestros mayores y hemos de mantenerla", es una frase que resuena bien en muchos pueblos.

Pagar a algunos laicos y tener la parroquia abierta

Hay parroquias que están siempre cerradas por miedo a los robos. Montes, por supuesto, anima a prevenir robos, pero es más lo que se pierde por tener la parroquia cerrada que por robos.

"Nosotros siempre estamos abiertos y en 13 años en la parroquia solo nos robaron unos cepillos viejísimos y unas bombillas de bajo consumo. Cuando llegué a esta parroquia me dijeron que estaba todo cerrado para que no robaran. Yo dije: 'hay que tenerla abierta. Tranquilos, si roban algo, yo lo repongo'".

Las parroquias viven del trabajo voluntario generoso de muchas personas, pero es bueno pagar algo a algunas. "En mi parroquia se paga al director del coro, que es profesor de Conservatorio, y hemos visto que en 10 años el coro mejoró mucho. Pero las limpiadoras son voluntarias. Cada parroquia ha de ver en qué invierte".

También es importante organizarse con secretarias. "Yo tengo 3 secretarias en la parroquia. Una fue durante 40 años secretaria de alcaldía y su único ministerio en la parroquia era la relación con las instituciones. Ahora está jubilada, pero sigue sirviendo a la parroquia en esa función".

Vender trastos por Wallapop, invertir en belleza

Hay párrocos que no tienen capacidad para gestionar cosas y trastos que traen los vecinos. Pero una parroquia que tenga espacios para almacenar puede dedicar algún voluntario a clasificar los trastos útiles o venderlos por Wallapop.

Y ahora que la parroquia tiene dinero, hace inversiones. "Tengo un equipo de laicos de confianza y son ellos los que hacen las inversiones. Yo firmo lo que ellos me ponen por delante", asegura Montes.

"Benedicto XVI hablaba mucho de la Vía de la Belleza, la 'Via Pulchritudinis'. Pedía que la Iglesia se esforzara en hacer templos bellos en barrios pobres, por ejemplo. Yo digo: que los salones parroquiales sean acogedores, que no parezcan un tanatorio soviético. ¡Busca un plan de financiación y paga lo que haga falta! Haz algo hermoso. No quitará la pobreza pero ofrecerás dignidad".

El sacerdote Emilio Montes y Álex Navajas hablaron en el encuentro Inspira de gestionar recursos y conseguir fondos

El sacerdote Emilio Montes y Álex Navajas hablaron en el encuentro Inspira en Alicante de gestionar recursos y conseguir fondos para la evangelización y la pastoral.

"No es que falten donativos, es que falta gestión"

España no es un país pobre, y la Iglesia española es heredera de siglos de donativos, edificios, espacios... Por eso, Álex Navajas denuncia: "a menudo en la Iglesia no faltan donativos, sino gestión". O dicho de otra forma: "quizá Dios te está diciendo 'gestiona bien lo que ya tienes'".

Navajas ha sido uno de los responsables de Radio María (donde reestructuró espacios ahorrando gastos), director de un colegio y responsable varios años de la Hospedería del Valle de los Caídos. Siempre ha buscado optimizar lo que encontraba y acoger los impulsos generosos de la gente.

"La Biblia nos enseña que Dios valora a los buenos gestores. En Génesis vemos que José, en Egipto, fue buen gestor; primero, con Putifar, luego con el Faraón. Él daba gloria a Dios haciendo una gestión buena. Y yo siento que el Señor me llama a gestionar eficazmente espacios desaprovechados", explica Navajas.

"Hace unos días vi un espacio parroquial en un lugar céntrico de Madrid, 200 metros cuadrados usados de almacén. ¿No es mejor ponerlo en alquiler y ganar un dinero cada mes, dinero que puedes dedicar a evangelizar?", pone como ejemplo.

En 2013, Álex Navajas empezó a trabajar con la Hospedería del Valle de los Caídos. "Es inmensa y cuando llegué me dijeron que llevaba 15 años perdiendo dinero. Pensé: ¿cómo es posible que pierda dinero, si es un sitio magnífico, al lado del Escorial, con su turismo internacional, a 50 km de Madrid?" 

Su tarea durante varios años incluyó:

- cuidar más a los visitantes habituales, mejorando el menú, las camas, calefacción,
- mostrarse más acogedor con el visitante ocasional y nuevo, quitar viejos carteles que desincentivaban la visita,
- dar sensación de lugar "especial": usar muebles antiguos y sillas elegantes  antes olvidadas en un almacén, esconder las sillas de plástico y de madera plegables,
- mejorar la decoración, utilizar cuadros y acuarelas (regalados o muy baratos),
- mejorar la tienda de la entrada, formar a los recepcionistas para vender, aceptar acuerdos con orfebres o editoriales, vender muy baratos libros antiguos que la editorial del monasterio almacenaba sin uso...

Un recurso que propone Navajas es la Fundación Valora, cuyo lema es "Todo vale, nada sobra". Desde hace 20 años gestiona excedentes de empresas (mesas, sillas, muebles...) que muchas ONGs y entidades cristianas pueden reutilizar. "Calculo que en un año, en muebles y objetos nos dieron en especie el equivalente a 90.000 euros", apunta.

Voluntarios de la asociación Avante recogen lámparas donadas a través de Fundación Valora

Voluntarios de la asociación Avante recogen lámparas donadas a través de Fundación Valora. Las parroquias y apostolados católicos pueden, apoyándose en voluntarios, estar atentas a este tipo de donativos en especie.

También vale la pena tener contactos, hacerlos, y "que tu gente (feligreses, amigos, usuarios) conozca tus necesidades". "Hay gente que desea que le pidas, quizá no dinero, pero sí otras cosas", detalla. "Una vez fui a un hotel que remodelaban y me llevé 6 camiones de mantas, muebles, colchones, camas, carteles de salida de emergencia para la hospedería (unos 100; parece una tontería, pero con cada uno ahorré los 10 euros que valen).

Por último, Álex Navajas propuso las "tres Cs" del buen gestor que aprovecha sus recursos y contactos:

1) Coordina

"Conoces a tu gente, quieren ayudar, ofrecen sus habilidades, sus dones, a veces tiempo, objetos, espacios... ¡Ilusiónales, ellos pueden hacer todo tipo de cosas!", anima Navajas. Un párroco o un evangelizador no tiene por qué gestionar un almacén de trastos, tienda, librería o Wallapop... pero puede buscar a alguien que esté dispuesto a hacerlo, igual que busca catequistas o voluntarios de limpieza.

2) Crea

En vez de repetir fórmulas viejas que cuestan dinero, hay que pararse y pensar nuevas ideas, nuevas formas de usar espacios, de implicar personas, de generar beneficios y recortar gastos. Cosas que antes parecían "un trasto viejo" ahora puede ser un "objeto con encanto" que atrae visitantes o hace especial un lugar. Una ruta lejana y remota ahora puede ser un "rincón hermoso para perderse" (o encontrar a Dios).

3) Comunica

Mucha gente no hace donativos porque no se le piden. Una parroquia en el Camino de Santiago, o con interés turístico, puede ser de visita gratuita, pero debería tener carteles pidiendo donativos "para la luz", "para el mantenimiento". Puede ser un cartel de "entrada gratis, donativo sugerido 2 euros". Y peregrinos y turistas irán dejando dinero donde antes no había, como comprobó Navajas en un pueblo de Palencia.

Los carteles y comunicaciones pueden anunciar de mil necesidades e ideas, pueden ofrecer patrocinios, domiciliaciones, campañas concretas, mecenazgos...

Al final, a la buena gestión se le aplica esa creatividad expresiva que encaja bien con las palabras del Papa Francisco en Rio de Janeiro hace ya 10 años en 2013: "¡Quiero lío, hagan lío!"

Quien no hace nada, parece que no se equivoca en nada... pero se equivoca en no usar los talentos como pide la parábola de Jesús. "Prefiero una iglesia accidentada en la calle, que enferma sin salir", decía el Papa.

La buena gestión, creativa, es también parte de la evangelización, y esos "nuevos métodos, nuevo lenguaje y nuevo ardor" que pedía Juan Pablo II.

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