Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

José Luis Mumbiela, de 42 años, es obispo en Asia Central

Un español en Kazajstán: «La misericordia de Jesús es muy distinta a la del Dios musulmán»

José Luis Mumbiela, cercano al Opus Dei, pastorea la diócesis católica de Almaty, tan grande como toda España, rodeada de musulmanes moderados o increyentes, con 500 católicos practicantes y quizá 50.000 alejados de la fe.

Pablo Ginés/ReL

Monseñor José Luis Mumbiela
Monseñor José Luis Mumbiela

Según el dossier de Obras Misionales Pontificias, España cuenta con 103 obispos misioneros, y de ellos el más "novato" es (salvo error) José Luis Mumbiela, nacido en Monzón hace 42 años, ordenado en Lérida hace 16, llegado como misionero a Kazajstán en 1998, designado obispo en marzo y ordenado el pasado mes de mayo.

Su diócesis es la Santa Trinidad de Almaty, en la que antaño fue capital de Kazajstán. La diócesis cuenta con 6 millones de habitantes en un territorio tan grande como España, con 14 curas, 20 religiosas, 7 parroquias y apenas 500 feligreses en misa los domingos, rodeados de un mar de musulmanes poco devotos. En el mejor de los casos se podría hablar de 50.000 católicos, bautizados más o menos a escondidas por sus padres y madres, deportados polacos, lituanos, ucranianos, y alejados de la práctica religiosa.

Los que van a misa celebran su fe casi siempre en ruso (excepto alguna misa en inglés y en coreano en la catedral). El año pasado el Domund (que se celebrará este fin de semana en España) ayudó a pagar catequistas, locales parroquiales y centros sociales de las parroquias, en las que trabajan muchos misioneros y religiosas hispanos. Mumbiela, cercano al Opus Dei y de hablar muy suave, nos explica la vida de esta diócesis de misión.

- ¿Cómo fue su llegada a Kazajstán?
- Yo en el seminario de Lérida no tenía una especial vocación misionera. Fui porque me lo pidió la Iglesia. Llegué a Kazajstán en 1998, en Shymkent, una ciudad de 600.000 habitantes. El cura más cercano estaba a 170 km, y el siguiente a 500 más. En aquella misión, la Iglesia éramos yo y mis dos maletas. Pero había gente de origen católico, hijos de alemanes, polacos y lituanos deportados por Stalin. Medio en broma suelo decir que Stalin ha sido el mayor evangelizador de Asia Central. Visitamos el centro cultural polaco, el alemán, y conseguimos reunir 80 personas para celebrar la Pascua. Una abuelita alemana empezó a venir a misa y ya no faltó ningún domingo. Llevaba 50 años sin ver un cura. Se me acercó y me dijo: "¿por qué han tardado tanto? Han llegado ustedes los últimos; muchos de origen alemán ya se fueron a otras iglesias".

- ¿Quiere decir que los protestante lo hacen mejor?
- Lo hacen más rápido, pero no sé si lo hacen mejor. Sin duda su actuación es eficaz. Un funcionario del Departamento de Religión de la región nos dijo, para animarnos: "fíjense cómo crecen nuestros protestantes, ustedes también pueden". Yo le dije: "hay dos cosas que nosotros no pensamos hacer nunca; no enseñaremos billetes de cien dólares por la ventana y no seremos una agencia de emigración". La Iglesia católica en Kazajstán ayuda en lo que puede, pero no es una potencia económica en absoluto. No tenemos ni de lejos los medios económicos de algunos grupos protestantes. Muchas personas acudían a luteranos y baptistas para que les ayudasen a emigrar a Alemania u otros países.

- ¿Sintió miedo alguna vez?
- Al principio, allí en Shymkent, nos presionaban unos funcionarios corruptos. Un día vinieron a buscarnos 8 tipos para acusarnos de "actividad ilegal". Sólo querían que les sobornáramos, y nosotros nos negábamos a ello. Te encuentras a veces con cosas así.

- Habrá vivido momentos tristes como misionero
- Claro, pero mejor no hablar mucho de ellos. A veces ves niños en situaciones muy duras, especialmente niñas en prostitución, y sabes que no tienes estructuras ni capacidad para ayudarles. También hay misioneros que abandonan y eso te entristece. Perseverar es importante.

- ¿Y momentos alegres?
- En mayo de este mismo año hemos ordenado dos diáconos y dos sacerdotes, todos nacidos en Kazajstán, de la archidiócesis de Astaná. Es el futuro, las vocaciones locales, y eso da mucha alegría. Por otra parte, hace poco volví a mi primera parroquia en Shymkent para las fiestas patronales, de Santa Teresita, y celebré el bautismo de un adulto y 8 confirmaciones de gente que yo había empezado a formar. Es otro momento alegre.

- ¿Cómo es el Islam kazajo?
- Es moderado. Además, la herencia soviética ha generado muchos increyentes, de tradición musulmana muy vacía. Depende de cada familia. He visto una treintena de personas de origen tártaro, uzbeko, tayiko, uigur, kazajo, etc... que se han hecho católicos. No han tenido grandes dificultades, amenazas, necesidad de ocultarlo. Pero tienen que defender su opción ante la incomprensión de los parientes y conocidos. Últimamente llega gente que ha realizado estudios musulmanes en Egipto o Turquía, que son más radicales y trata de radicalizar a los kazajos. La ciudad de Almaty es muy cosmopolita.
 

- ¿Cómo se acerca el misionero al hombre post-soviético?
- Los que han crecido tras la caída del comunismo lo han hecho en un ambiente de valores y educación degradada. La escuela y la formación han empeorado. Los mayores nos dicen: "antes se podía ver la tele, ahora es basura, y hay drogas y alcohol". En Kazajstán se ven dos generaciones muy distintas, un cambio generacional muy brusco. Pero en general la gente allí tiene sentido de lo sagrado, de lo sobrenatural.Quizá es un sentido más bien sentimental y emocional. También bebe de la herencia del sufrimiento de sus padres, y del suyo propio, por su pobreza y por ser minoría. Muchos cristianos no aman aquella tierra porque no se sienten amados allí. Pero es cierto que incluso los mismos kazajos, si pueden, emigran.

- La Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE) ha criticado la nueva ley sobre religión de Kazajstán. Parece que es muy restrictiva e implanta un control casi total sobre todas las religiones, y pide tener 50 miembros en una ciudad, o 500 a nivel regional, para fundar comunidades, y control sobre los ministros del culto.
- Bueno, esa ley dice, ante todo, que se reconoce la prioridad de los acuerdos internacionales, y la Santa Sede tiene firmado un acuerdo con el Estado kazajo. Creo que ese punto es un guiño a la Iglesia Católica. Sí, con esa ley hay más control de las entidades religiosas, pero los católicos no nos sentimos atacados mientras se respeten los acuerdos internacionales. Por ejemplo, la nueva ley dice que los líderes religiosos, especialmente si llegan del extranjero, requieren la aprobación del Estado, de la Agencia de Religión. Pero el acuerdo con la Santa Sede dice que nosotros sólo tenemos que comunicar los nombramientos, no se requiere aceptación. Además, los católicos no creamos comunidades por el acuerdo de 50 o 500 fieles, como hacen los protestantes. Para nosotros, una comunidad aparece cuando así lo designa el obispo, y el acuerdo con la Santa Sede recoge que es el Papa quien designa obispos y los obispos abren parroquias. Creo que políticamente al Estado le interesa mantener la presencia católica. Los obispos de allí por lo general dejamos las negociaciones en manos de la Santa Sede. Quizá los ortodoxos rusos y los musulmanes suníes, mayoritarios, recurran también en el futuro a acuerdos internacionales con el Estado kazajo. La pregunta de fondo del Estado es "quién te representa". En realidad, lo que les preocupa son las células fundamentalistas musulmanas y quizá alguna secta protestante radical. ¿Cómo frenar a los fundamentalistas islámicos? ¡Si los metes en la cárcel se organizan allí en células y entrenan más gente!

- ¿Cómo evangelizar en esa sociedad?
- Con paciencia, fe, alegría, esperanza y caridad. Nuestros misioneros allí no tienen ni 40 años de experiencia en el país. Llevo unos pocos meses de obispo y veo que cuesta mucho incluso reunir a los curas, juntarnos a reflexionar y hacer planes. Tenemos algo de acción social, un orfanato, poca cosa. Creo que una clave es formar a los laicos. Creo que se puede fomentar la devoción a la Divina Misericordia, pero no sólo como "una cosa de polacos y Santa Faustina Kowalska", sino formando en su sentido. ¡La misericordia de Jesús es muy distinta a la misericordia del Dios musulmán! ¡Es una misericordia humana, de un corazón humano, que sufre! Es muy distinto al Islam. Y, de nuevo, hay que decir que la otra clave para evangelizar es potenciar las vocaciones nativas.

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