Martes, 30 de abril de 2024

Religión en Libertad

Ha traducido la monumental biografía del santo de Francis Trochu

Pablo Cervera: San Francisco de Sales, «maestro de una espiritualidad de conformación con Cristo»

El sacerdote Pablo Cervera, sentado y sonriente.
La capacidad de trabajo de Pablo Cervera da a luz cada año un número ingente de otras escritas, traducidas o editadas, todas de gran valor. La magna biografía de San Francisco de Sales es una de ellas.

Carmelo López-Arias

Pablo Cervera, sacerdote y teólogo, director de la edición española de MagnificatPremio ReL 2020, autor, editor o traductor cada año de un número asombroso de obras (buena parte de ellas, joyas antiguas y modernas de la espiritualidad), ha puesto recientemente a disposición de los católicos de habla española un texto extraordinario, hasta ahora inédito: la biografía de San Francisco de Sales (1567-1622) escrita por Francis Trochu y publicada por la editorial Monte Carmelo.

Esta hagiografía -y no fue la única- fue premiada por la Academia Francesa, lo que a la luz del burocratizado laicismo galo da a entender su calidad como aportación histórica sobre el personaje y el periodo, por no hablar de su valor espiritual en sí mismo. La traducción española responde al desafío con un texto cuidado al detalle: ameno, riguroso y edificante a la vez. No menos merece uno de los santos más importantes del último medio milenio de la Iglesia, autor de obras que todavía hoy siguen siendo lecturas inexcusables para la formación y la oración cristianas. El 24 de enero se celebra su fiesta litúrgica.

-Me gustaría empezar preguntándole por el autor. ¿Quién fue Francis Trochu?

-Francis Trochu fue un sacerdote historiador francés que destacó por la maestría de las hagiografías que escribió. Recibió muchos premios por esas obras. Son especialmente importantes la de Santa Bernardita, la de San Pedro Julián Neymar y la de San Francisco de Sales, aunque la que le ha hecho más conocido en todo el mundo fue la que dedicó al cura de Ars (1926), sobre el cual incluso hizo una tesis doctoral y recibió el premio ni más ni menos que de la Academia Francesa.  

Francis Trochu (1877-1967) fue ordenado sacerdote en 1901 y se doctoró en Letras en 1925. Publicó decenas de obras, entre ellas, en 1946, su biografía de San Francisco de Sales.

Francis Trochu (1877-1967) fue ordenado sacerdote en 1901 y se doctoró en Letras en 1925. Publicó decenas de obras, entre ellas, en 1946, su biografía de San Francisco de Sales. Fue canónigo de la catedral de Nantes.

-¿Cómo llegó el impulso de traducirla y qué aporta esta hagiografía al conocimiento de San Francisco de Sales?

-Tuve conocimiento de ella a través de las salesas del Primer Monasterio de la Visitación en Madrid, una de las cuales había hecho un esbozo de traducción que yo asumí, pero que después evidentemente, corregí y completé. Fue un trabajo de seis meses intensos porque son casi 1100 páginas. Es una biografía mastodóntica pero no por eso pesada. La grandeza está en que todas las fuentes que utiliza el autor son de primera mano, de las primeras décadas después de la muerte de San Francisco de Sales.

-¿Cómo es que ha tardado casi ochenta años en publicarse en español?

-Me asombra que no se haya traducido hasta ahora. Supongo que por avatares de la Providencia. El caso es que con ocasión del IV Centenario de San Francisco de Sales emprendimos esta "machada", puedo decir que con gran alegría por mi parte: primero, porque he conocido más de cerca la figura fascinante del santo, y después por ponerlo a disposición de todos en una lectura muy ágil. Como buen francés, tiene una redacción maravillosa

'San Francisco de Sales' de Francis Trochu.

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-Trochu afirma que la vida de San Francisco de Sales es "una de las vidas humanas más completas que hayan existido jamás"...

-Intuyo que se refiere a todo el proceso humano desde su familia, toda su formación internacional en Francia (Sorbona) y en Italia (Padua), todo su itinerario de crecimiento en el sacerdocio, pastoral, hasta llegar a ser obispo de Ginebra en una situación muy adversa porque Ginebra era la capital del calvinismo. Él con toda su sabiduría, que era mucha, y toda su santidad fue capaz de evangelizar toda esa zona del norte de Ginebra y la zona de Francia (Chablais). Fue ganándose incluso a los corazones más duros dentro del calvinismo. A todo esto hay que añadir que su predicación era impresionante y tocaba los corazones de los fieles. Y para rematar, Dios le constituye fundador, junto con Santa Juana de Chantal, de la Orden de la Visitación.

»Yo añadiría también el importantísimo papel y la fuerte influencia que tuvo desde su posición eclesial sobre tantos gobernantes (los duques de Saboya, la regente, los reyes de Francia Enrique IV y Luis XIII), en un intercambio permanente epistolar y acudiendo a poner paz y serenidad donde había a veces conflictos 

-¿Cuáles de sus virtudes podrían servir hoy de modelo a sacerdotes?

-Impresiona mucho la gran formación que tenía San Francisco de Sales y cómo mantuvo esa formación una vez que terminó los estudios y alcanzó los grados necesarios. Siempre estaban analizando los casos de conciencia. En los casos morales tenía una finura de conocimiento del alma humana y de la espiritualidad, para llevar a la santidad a quienes se acercaban a él y su corazón ardía en ansias de evangelización. Más no se puede decir. Y todo esto no sería nada sin una honda vida de oración, de penitencia, noches enteras con el Señor, devoción a la Santísima Virgen...

-Y fue muy prolífico...

-Es un gran doctor de la Iglesia, y no solo por sus contenidos en las grandes obras que escribiólas más conocidas: Introducción a la vida devota, Tratado del amor de Dios y las Conversaciones con las Religiosas, las Controversias sobre la Iglesia: además, miles y miles de cartas. Las Obras completas son, si no recuerdo mal, 27 tomos en la edición francesa.

-Ha mencionado la formación. Llama la atención la importancia que le concedía, como obispo, a la formación de los sacerdotes y, a su través, de los fieles. ¿Tiene que ver con la alta tensión de la Contrarreforma? 

-Ciertamente sin esa formación en aquella época no se podían afrontar los ataques calvinistas: el debate era público e incluso llegaban a ponerles en ridículo en la plaza pública. Tenían que atenerse a razones teológicas muy sólidamente fundadas.

-¿Es una necesidad hoy también?

-La formación del clero, desde Trento y hasta hoy con el Vaticano II, es un tema pendiente. Iba a decir que nunca será suficiente todo lo que se haga en favor de los que después van a ser pastores del Pueblo de Dios: no solo tienen que transmitir la fe a través de la predicación, de la celebración de los sacramentos, sino que tienen que estar ojo avizor con la situación del momento; tienen que conocer hondamente los discursos filosóficos del momento y para eso han tenido que recibir una sólida fundamentación filosófica, formación filosófica que, por desgracia, muchas veces se carece de ella. Esto se nota enseguida.

-¿En qué se nota?

-Si hubiera una sólida formación filosófica. la argumentación y la lógica, la transmisión y la comunicación de la fe serían mucho más eficaces en lo que depende del aspecto humano y se evitarían el sentimentalismo o el fideísmo tan en boga hoy.

-Su obra más traducida y editada, "Introducción a la vida devota", es un buen antídoto...

-Cuando el Papa Juan Pablo II escribió la exhortación apostólica Christifidelis Laici, después del sínodo dedicado a los laicos, me acuerdo que desde la Secretaría del Sínodo se me encargó que cotejara todas las citas bíblicas del documento. Yo estaba entonces estudiando en Roma. Me impactó que había una página entera sacada de la Introducción a la vida devota de San Francisco de Sales (epígrafe 56, nota 207). Ya en aquella época, no una cosa de hoy, hablamos de hace cuatro siglos, él hablaba de la santidad en la vida laical. La santidad no era una cosa solo para los sacerdotes, para los religiosos, sino que el que estaba en el taller, el ama de casa… todos estaban llamados a la santidad y esta Introducción es como un manual que es el santo pone precisamente en manos de los laicos. De esta forman se instruyen y pueden recorrer el camino cristiano de la vocación universal a la santidad, proclamado por el Concilio Vaticano II. 

San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal en un óleo de Corrado Giaquinto que se conserva en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid.

San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal en un óleo de Corrado Giaquinto que se conserva en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid.

-¿Cuál fue el papel de Santa Juana de Chantal en la vida de San Francisco de Sales? 

-Santa Juana de Chantal ayudó mucho a San Francisco de Sales y lógicamente San Francisco también lo hizo con ella. Después de quedar viuda discernió que su camino era fundar esa nueva Orden: la Orden de la Visitación. Creo que hay un apoyo constante, un intercambio de doctrina espiritual entre los dos y sobre todo hizo de ella una santa y le dio grandes directrices, muy sólidas, para la formación de las visitandinas que se multiplicaron como la pólvora a lo largo y ancho de Francia, en todas partes, de una manera asombrosa. 

-¿Por qué San Francisco de Sales tuvo dos procesos de canonización?

-Efectivamente, hubo dos procesos el primero de 1627-1632 y el segundo proceso de 1655-1658. La Comisión Pontificia de la causa investigó sobre el santo en tres diócesis (Ginebra, París y Orleans) y se distingue un proceso ginebrino, otro proceso parisino y otro proceso en Orleans. En el de París, por ejemplo, fue testigo San Vicente de Paúl y, en el de Ginebra, Santa Juana de Chantal

-En cuanto doctor de la Iglesia, ¿lo ves más como un maestro de moral o de espiritualidad?

-Yo diría más que como maestro de espiritualidad. Es verdad que es una espiritualidad cristocéntrica basada en las virtudes y eso quizá alguno le puede hacer pensar que es maestro en la moral. Pero todo su planteamiento doctrinal es de sólida doctrina espiritual con un gran conocimiento del alma humana en todos sus aspectos naturales, sabiendo eso sí que el alma humana está tocada por el pecado original, pero capaz de ser conformada según el Corazón de Cristo y con la acción del Espíritu de Cristo en cada persona. Eso es lo que San Francisco de Sales hace con sus tratados: es el maestro del amor divino, el maestro de la caridad, el maestro de la paciencia, el maestro de tantas cosas…

»Si me permites, Carmelo, dos palabras para terminar: animar a todos a la lectura de esta gigantesca hagiografía (por tamaño y por contenido) y a leer las obras de este gran Doctor de la Iglesia. Ninguna de las dos lecturas defraudará.

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