Son mecanismos no muy distintos a los de la adicción al sexo, cada vez más reconocidos
¿Es posible cambiar la atracción homosexual? El análisis de un sexólogo

Floyd Godfrey, sexólogo clínico, habla de las relaciones entre sufrir abuso, pornografía, adicción sexual y atracción por el mismo sexo
El doctor Floyd Godfrey, sexólogo clínico y especialista certificado en adicciones sexuales, considera que el concepto "orientación sexual" pronto quedará abandonado, y que eso será algo bueno, porque no ayuda a describir bien los fenómenos de la sexualidad humana.
Para empezar, eso rompería el dogma de que existe una "orientación inmutable" en cada persona, una entre muchas posibles.
Jennifer Roback Morse, de la organización profamilia Ruth Institute, ha entrevistado a Floyd Godfrey sobre la posibilidad de que una persona pueda cambiar sus patrones de atracción sexual, sus comportamientos sexuales y si los terapeutas le pueden ayudar. Y su respuesta, tras muchos años de experiencia, es que sí es posible cambiar y que la terapia ayuda a muchos.
"Los activistas [LGTBQ] quieren convencer a la comunidad científica y a la gente en general de que uno nace con un patrón de excitación, con esta excitación, y que no hay nada que la persona pueda hacer al respecto. Y por eso, dicen, hay mil géneros. Pero no naces con un patrón de excitación definido. La orientación sexual se centra generalmente en tus atracciones, tu enfoque emocional. Pero hay personas que han abandonado el estilo de vida gay y luego se casan con alguien del sexo opuesto. Por lo tanto, su orientación claramente ha cambiado, ya sabes, gracias a la terapia, la gracia de Dios, o a lo que hayan trabajado a lo largo de su vida".
Floyd Godfrey se centra en un fenómeno que le parece más útil para entender la sexualidad humana, el patrón de excitación o plantilla de excitación. "Un patrón de excitación se refiere a lo que te atrae. La orientación sexual generalmente se refiere al tipo de personas, lugares y personas que te atraen. Generalmente, se dice que tu identidad se centra más en la orientación y en cómo te identificas con ella que en la atracción sexual".
Ese patrón de excitación puede haber quedado afectado ya desde la infancia o adolescencia por abusos, exposición temprana a pornografía y otros factores previos. Godfrey explica que en los años 60 y 70, los sexólogos tenían bastante claro que los niños que sufrían abusos sexuales desarrollaban muy a menudo confusión en sus atracciones sexuales. En esa época el sexólogo intentaba recordar al joven que esa atracción era fruto del abuso, no era parte de "su identidad". Hoy, por ideología, se evita decir esto, y los activistas LGTB presentan como una identidad intrínseca a la persona lo que a menudo es fruto de abusos.
A este respecto, vale la pena recordar algo que ya denunciaba en 2017 el homosexual Chad Felix Greene en el Huffington Post: que la inmensa mayoría de los hombres que practican la homosexualidad fueron iniciados en ella por personas adultas antes de cumplir la mayoría de edad. La relación entre esta atracción y haber sufrido abusos en la infancia o adolescencia es alta.
Polémicas
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En una línea similar, el movimiento Changed recopila casos de "personas con experiencia LGBTQ" que cuentan que la infancia y su crianza les influyó a la hora de "adoptar la identidad LGBTQ". "Analizamos estadísticas y estudios recientes junto con sus historias para obtener una comprensión más completa. Descubrimos que las percepciones y heridas de la infancia, incluyendo aquellas desarrolladas a través de experiencias adversas en la infancia (EAI), traumas y relaciones familiares inestables, desempeñaron un papel desproporcionadamente importante entre quienes adoptan una identidad LGBTQ". Muchos de ellos, al trabajar con terapia esas heridas, sienten que no sólo su "identidad" sino su emotividad y atracción cambian.
Veinte años trabajando con cientos de pacientes
Godfrey hace más de veinte años que ayuda como sexólogo a personas que sufren adicción a la pornografía, confusión de género y apegos sexualizados no deseados. También ayuda a asociaciones, familias y comunidades religiosas a trabajar estos temas.
"He sido médico clínico colegiado durante 23 años. Trabajé con personas con todo tipo de problemas sexuales. Trabajé en servicios sociales durante unos 30 años. Mi título es en Psicología y consejería profesional. Y también tengo un doctorado en Sexología, sexología clínica", explica este psicólogo.
Al principio, lo que le gustaba era trabajar como asesor de niños y familias, pero cada vez más venían a él sacerdotes o pastores acompañando a adultos que tenían problemas de adicción sexual, atracción no deseada o confusión sexual. Pronto se acabó especializando en la terapia para problemas ligados a la sexualidad. Pasados 20 años de experiencia, y después de haber atendido a más de 1.600 pacientes (varones y sus esposas), con los colaboradores de su gabinete desarrollaron unos programas contra la adicción sexual, uno más orientado a adolescentes y otro a adultos jóvenes.
Habló con cientos de adultos, especialmente hombres con adicciones sexuales, en relaciones dañinas, en prostitución... Y todos le decían "ojalá, cuando era más joven, alguien me hubiera guiado". Por eso ha intentado también ayudar a los jóvenes y adolescentes, llegar lo antes posible, prevenir más daños.

Floyd Godfrey, sexólogo, habla de la relación entre adicción sexual y otras adicciones... hay diferencias
La adicción al sexo es distinta a otras
Sobre la adicción al sexo, considera que "es distinta a cualquier otra adicción, a la del alcohol o el juego".
Matiza que sí se parece en algunos elementos físicos de las adicciones. "Tiene componentes adictivos. Las áreas del cerebro se reconfiguran. Y entonces, tu corteza prefrontal se reconfigura. Y allí se producen algunos cambios importantes. Buenos estudios en personas que consumen pornografía compulsivamente muestran que reconfigura el cerebro y genera diferentes síntomas. Pero, en general, la adicción subyacente es de problemas de apego. Es decir, la persona tiene dificultades para apegarse, ese es el hilo conductor común en todas las historias de adicción sexual".
La necesidad de conectar con el otro
Así, muchos pacientes, de niños o de adolescentes, han tenido "problemas para conectar con sus padres, con sus amigos o en el trabajo". Dios, la Naturaleza, o ambos, ponen en cada persona un impulso por apegarse a los demás; cuando fracasa o resulta herido, el intento del cerebro por conectar con otros se puede convertir en adicción sexual, una forma (tóxica) de intentar conectar con otros. Sobre este tema, Godfrey recomienda los estudios de Mary Ainsworth y John Bowlby. También constata que es cierto lo que explica la Biblia cuando Dios dice "no es bueno que el hombre esté solo".
Las causas de que alguien tenga problemas para conectar con los demás son varias. Quien ha sufrido abusos sexuales, tendrá miedo a conectar con los demás. Otros sufrieron abusos no sexuales, pero sí de desprecio, bullying, etc... piensan que no podrán ser aceptados o tener amigos. Otros fueron víctimas de manipulaciones. Otros siempre estaban enfermos y no podían hacer amigos. A menudo, el esposo no sabe como conectar con su esposa, tiene esos problemas para abrirse, y por eso acude a la pornografía u otras relaciones. "Pero luego descubres que en realidad nunca conectó con otras mujeres", amigas, parientes.... Otros nunca llegaron a conectar con su padre porque era agresivo, alcohólico, siempre estaba fuera, fue a la guerra y murió, etc...
Como terapeuta, cree que el tipo de fantasía que atrae al paciente puede decir mucho de la herida, la falta, que lo originó.
Cuando un tribunal encarga a un sexólogo que trabaje con un delincuente sexual, lo que le pide es, básicamente, que el agresor deje de agredir. No se fomenta el trabajar a nivel profundo para erradicar esas atracciones. Sin terapia, siempre será una bomba de relojería esperando su siguiente activación (y agresión). Lo mismo sucede con otros adictos.
Pornografía, promiscuidad... sí son cosas dañinas
Parte de la sociedad no anima a la persona a mejorar. Se dice que no pasa nada por la pornografía, o por cambiar de parejas, por la promiscuidad... Godfrey explica que en la Asociación Americana de Psicología hay algunos psicólogos que, directamente, tratan de defender que no hay nada de malo en eso. Pero en los últimos años, a medida que se muestra el efecto físico-químico de la adicción en el cerebro, en las mismas zonas cerebrales que se activan al consumir cocaína, esos psicólogos del "no pasa nada, no es grave" van siendo menos.
"El IQD, que es el equivalente internacional del DSM de la Asociación Americana de Psicología, clasificó hace un año o dos como problema la conducta sexual compulsiva", detalla. Y el consumo de porno hoy es distinto al de hace dos o tres décadas: hoy es muchísimo más intenso, más duro, más variado, más dañino, accesible y frecuente. "Los picos de dopamina y oxitocina que produce ver pornografía son muy diferentes a mirar una revista Playboy o algo anticuado por el estilo", detalla el sexólogo.
Por otra parte, algunos cristianos piensan que la adicción y compulsión es, simplemente, parte de la naturaleza caída del ser humano y no plantean una batalla en serio por sanar. El doctor Godfrey responde que muchos de estos problemas adictivos-compulsivos se pueden superar tratando su origen.
La pornografía en la infancia te cortocircuita
La pornografía temprana puede tener una relación con generar atracción homosexual. Godfrey plantea un caso: un niño de 8 años que no tiene amigos, no conecta con su padre, le dicen que es poco masculino... y por accidente ve pornografía gay, algo que no entiende pero de alguna manera bloquea o cortocircuita su afectividad. "La pornografía introduce así en su mente una nueva perspectiva, una nueva forma de encontrar algo de eso, de conectar. He tenido muchos clientes así".
Hay adolescentes que le dicen a este sexólogo que nunca les atrajo para nada la homosexualidad... hasta que vieron un vídeo porno en ese sentido "y no pude quitármelo de la cabeza, y entonces me entró más curiosidad". Impactó en su patrón de excitación.
El patrón o plantilla de excitación es algo que se adquiere, deja un formato que excita a la persona. Godfrey comenta un ejemplo que empieza sin ser sexual: un chico, al que no atienden en su casa, hace mucho el payaso en clase para sentirse apreciado y atendido. Entonces un chico mayor no solo le presta atención, sino que abusa de él. El menor necesitaba afecto, y ahora le ofrecen afecto mezclado con sexo. Si repite, su plantilla de excitación buscará siempre repetir ese formato, con parejas o con porno. Hasta que, hartos, llegan al sexólogo y preguntan: "¿cómo puedo cambiar esto?"
Godfrey considera que ese patrón o plantilla inicial es muy fuerte, y no puede borrarse del todo, pero se puede dejar atrofiar al evitarlo, concentrándose en otra cosa, por lo general la hermosa novia que le fascina y con la que se va a casar y tener relaciones. Pero algo de la impronta de la herida inicial siempre seguirá allí, aunque muy debilitada.
El activismo LGTB contra la ciencia y las terapias
Jennifer Roback Morse pregunta al sexólogo por todas las normativas que intentan prohibir terapias que cambian o disminuyen la atracción por el mismo sexo, cuando hay suficientes estudios que muestran que esta atracción puede cambiar, a veces incluso sin necesidad de terapia, otras con terapias y acompañamiento.
Godfrey señala que en el comité de la Asociación Americana de Psicología que se puso a investigar las llamadas "terapias de conversión" , casi todos los integrantes eran activistas gays, y a otros especialistas que llevaban años haciendo esas terapias, no les dejaron participar. "Son individuos con una visión del mundo que se han posicionado en puestos de liderazgo para influir", detalla. "Hubo personas de la APA y otras organizaciones que se ofrecieron a formar parte de ese comité, pero fueron rechazadas", apunta. Y, pese a eso, ese comité concluyó que "no sabemos el origen de la orientación sexual".
ReL ha publicado en varias ocasiones acerca de la investigación de una Task Force de la APA en 2009, que desde entonces siempre se cita como un "consenso", pero esa investigación lo que dice, en realidad, es que "no hay estudios científicamente rigurosos de recientes esfuerzos por cambiar la orientación sexual que nos permitan hacer una declaración definitiva sobre si los recientes esfuerzos por cambiar la orientación sexual son seguros o dañinos, ni para quién". No se pudo demostrar (ni entonces ni después) que las terapias para cambiar la atracción causen daño.

Texto de 2009 de la Task Force de la APA: no encontraron pruebas de que las terapias para cambiar la atracción sexual dañara
Y que el cambio existe, se ve al repasar los estudios. Neil Whitehead recopiló en 2009 unos 700 casos a partir de 3 estudios de inicios del siglo XXI: un 31% de pacientes declaraban un cambio completo en su atracción sexual, un porcentaje similar al de estudios de los años 60 a 90.

Neil Whitehead juntó 3 estudios con más de 700 personas, casi un tercio decían haber cambiado su orientación sexual
A medida que se gane libertad para el debate científico a nivel internacional, la evidencia recopilada irá imponiéndose sobre el activismo, y se explorará cada vez mejor la eficacia de las terapias.