Religión en Libertad

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Diógenes Laercio cuenta que un gran maestro de todas las ciencias -humanas y divinas- preguntó a Tales de Mileto, uno de los Siete Sabios de Grecia (630 a.C.):

-“¿Qué es lo más difícil?”. Tales respondió:

-“Nada hay tan difícil como conocerse a sí mismo.

-“Y lo más fácil?” Dijo:

-“Dar consejos a los demás”. ¡Facilísimo!

-“Y ¿lo más pla­centero, lo que da más gusto…?” Contestó:

-“¡El éxito! Ciega. Impide ver la realidad en la que vives”.


Y a la pregunta: “¿Qué es lo divino?”

El sabio de Mileto expuso de una manera perfecta:

-“Lo divino es lo que pertenece a Dios. Divino es lo que no tiene principio ni fin”. “Todo lo demás -lo que no es divino- nace, crece y fenece”.


San Agustín, seguro que conocía las palabras de Tales de Mileto. Lo resumió, lo compendió en la frase tan profunda y evangélica, base para toda perfección y espiritualidad cristiana y de toda autocrítica verdadera en la que uno no busque su “propio yo”.

- “Noverim me, et noverimTe”. o sea: “Que me conozca a mí, y te conozca a Ti”.


El papa Francisco lo está pidiendo un día sí, y otro también:

-“Todos debemos hacernos más autocrítica personal”.

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