Gracias Sr. Nuncio

A veces pasan cosas extrañas. Sucesos en los que no se sabe porqué (o sí, no estamos tan despistados) se establecen silencios onerosos... Bueno, pues una vez más, aquí mi blog: GRACIAS A MONSEÑOR BERNARDITO CLEOPAS AUZA, por sus años de ministerio como Nuncio de Su Santidad el Papa Francisco en España y Andorra. Y por todas las veces que se ha hecho presente en nuestra Archidiócesis y en la Ciudad de la Cerámica.

Monseñor Auza es sacerdote desde hace 40 años y lleva 35 en el servicio diplomático del Vaticano. Ha pasado por nunciaturas delicadas como las de Madagascar, Bulgaria y Albania. Ahora sustituirá en Bruselas al irlandés Noël Treanor, que falleció el pasado 11 de agosto a causa de un infarto.

Vino a Talavera de la Reina el pasado 21 de noviembre. El día más señalado en el calendario del colegio "Compañía de María" por ser la fiesta de la NIÑA MARÍA. En la comida estuvimos hablando de Albania. Dos días después coincidimos en la Sagrada Familia con ocasión de la beatificación de los dos últimos mártires de 1936 elevados a los altares.

El Sr. Nuncio era la tercera vez que visitaba Talavera de la Reina. La primera ocasión tuvo lugar lógicamente para presidir la Santa Misa en la Basílica de Nuestra Señora del Prado, el 11 de septiembre de 2022.

Lo cierto es que conocedor de la cerámica de Talavera, ha visitado en varias ocasiones nuestra ciudad, para seguir de cerca el proyecto del Vía Crucis que se instaló en los jardines de Nunciatura Apostólica en la madrileña avenida de Pío XII. Como ya se informó en su momento.

Un año después, el 22 de octubre de 2023, el Nuncio regresó a Talavera para presidir la Eucaristía de Acción de Gracias con motivo de los 50 de vida de la Fundación Madre de la Esperanza, cuya principal misión es la de mejorar la calidad de vida de las personas con Discapacidad Intelectual y de sus familias, desde una visión católica.

Por cierto, el cardenal Manuel Monteiro de Castro, cuando fue Nuncio (2000-2009), también vino a la Compañía de María de Talavera. Entonces, fue el 2 de febrero de 2006, para celebrar a Santa Juana de Lestonnac.

Esta es la HOMILÍA que pronuncio monseñor Bernardito Auza el pasado 21 de noviembre de 2024:

FIESTA DE LA

PRESENTACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA

125 aniversario del Colegio “Compañía de María”

Talavera de la Reina (Toledo), 21 de noviembre de 2024

He acogido su invitación, Rvda. M. Superiora, como signo de comunión con el Santo Padre el Papa Francisco. Con ocasión de este 125 Aniversario, el Papa imparte a la Comunidad de religiosas, a los profesores a las alumnas y sus familias, la Bendición Apostólica y, alegrándose por este servicio a la Iglesia y a la sociedad, exhorta a los educadores a asumir actitudes que contribuyan en las jóvenes a construir su personalidad, reflejando las virtudes del Evangelio, y a las alumnas, a mantener una disposición que les lleve a ir implicándose activamente en su formación mirando a un futuro útil, no solo para sí mismas, sino para los demás, dando testimonio de Nuestro Señor Jesucristo. Para ello os invito a contemplar el precioso misterio de la Presentación de María y lo que revierte de este misterio en la educación.

Este día es señalado en los libros litúrgicos con esta referencia: “es la fiesta de la dedicación que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción” Se trata pues de la oblación de sí misma que, en el comienzo de su vida consciente, María realizó enteramente libre. Con razón pues se expresaba así S. Agustín: es más importante su condición de discípula de Cristo que de Madre de Cristo… como Madre, María llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero como discípula, guardó en su mente la Verdad de Cristo. Qué misterio tan grande y tan hermoso. Dios, que tanto nos ama, quiere contar con la disponibilidad humana, así se fio de la Virgen, moviéndose a entrar en relación con nosotros a través de Ella.

Dios buscó, podemos decirlo así, la ternura y el cariño del Corazón de una Niña que se sintió siempre atraída hacia Dios, que veía las cosas desde la verdad de Dios y en relación con Dios, que aborrecía lo que Dios aborrecía y amaba lo que Dios amaba; no le entretuvo el afecto ni el pensamiento nada que distase de la luz de Dios que iluminaba su criterio y su conciencia de manera que anduvo siempre en la fe eligiendo a Dios y su voluntad por encima de cualquier otra cosa. En la vida de María se realizó en modo y grado perfecto el mandamiento de amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.

Por eso Dios se dejó conmover por el amor, la obediencia y la humildad de María. Ella solo quiso que en todo y sobre todo, no se hiciese su voluntad, sino la de Dios. Lo hemos escuchado ahora en el Evangelio: El que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi Madre. La intención de María era Dios, Ella siempre iba derecha al Señor, en un solo pensamiento, empleándose totalmente en Dios y en nuestro bien.

Se comprende pues muy bien que Santa Juana Lestonnac, de quien habéis recordado este año los setenta y cinco de su canonización, se cumplían el pasado 15 de mayo, se fijara tan especialmente en este misterio de María Niña presentada en el Templo. Santa Juana, observando vida contemplativa en el sentido que vemos en el misterio de la Presentación de María, consideró la educación como un servicio desde la misma contemplación. Efectivamente, en la contemplación el hecho es que uno no se contempla así mismo, sino al que está por encima de sí mismo: … a su Dios; viéndolo y amándolo. Es lo que hizo María, y progresado en el amor de Dios, crecía en su alma el don de la sabiduría. Así fundó la Compañía de María muy en consonancia con la Compañía de Jesús.

Precisamente el Magisterio del Papa Francisco sobre la educación tiene sus raíces, no solo en teorías científicas conocidas sobre la educación, sino que, sobre todo, es el resultado de la experiencia de un educador perteneciente a la Compañía de Jesús. El Papa subraya, queridas Religiosas, Profesores, alumnas, que la finalidad primaria de la educación no es la transmisión o la acumulación de saberes y conceptos, sino la formación integral y transformación interior de la persona. La educación no es solo un proceso de aumentar conocimientos, se trata del crecimiento integral interior que capacita y guía a la persona a superar sus tentaciones egoístas, a salir de sí mismo y actuar en consideración de los demás, a discernir lo que es el bien y lo que es el mal entre los innumerables datos e informaciones que el mundo, hoy altamente globalizado e hiperconectado.

La tarea de la educación, nos dice el Papa está en abrir las mentes y corazones a la transcendencia. La fiesta mariana de hoy declara esto mismo. La educación en nuestras instituciones educativas tiene este enfoque “abrir las mentes y corazones” de sus alumnos, y de sus equipos educativos y administrativos, a la transcendencia, y, específicamente, al Evangelio. Cuántas quejas y protestas nos vienen de que hay colegios católicos que prefieren enseñar la “historia de las religiones” o “formación en valores”, o hasta otras religiones, en lugar de enseñar la religión católica durante la hora escolar dedicada a la enseñanza religiosa.

Como finalidad fundamental, señala también el Papa Francisco, la educación tiene la meta del crecimiento integral de la persona. No sólo intelectual o académica, sino aquel crecimiento que hace de la persona capaz de identificar el bien y de rechazar el mal de los conocimientos o informaciones que le llegan y bombardean en todos los momentos. En lenguaje propio de la Iglesia, podríamos afirmar que la educación ayuda a desarrollar en la persona una “capacidad moral”, el arte del discernimiento para practicar y hacer el bien y evitar hacer el mal.

Aquí pues está la gran pedagogía cristiana: transformarse interiormente para poder transformar el mundo. En el campo de la evangelización, decimos que el evangelio que proclamamos, convence sólo si lo vivimos, esto es, subrayar la importancia fundamental de la coherencia entre el mensaje evangélico y nuestra vida cotidiana. La capacidad de transformar el mundo en un mundo más humano viene sólo de un corazón transformado. Así, la educación, capaz de transformar el mundo haciéndolo más humano, más fraterno, más solidario, más justo, más apacible, menos egoísta, menos violento, menos hedonista es, en primer término, la educación que, previamente, ha transformado la mente y el corazón. No vamos a cambiar el mundo si no educamos nuestras mentes y corazones. Hermosa misión, queridas Hermanas, queridos profesores.

Queridas alumnas. La Virgen María en todo momento pensaba en Dios. Cuando comía y cuando hablaba; solo tenía un Dios, un amor. Toda su vida era así una oración. Y el amor que moraba en su Inmaculado Corazón atrajo la mirada de Dios, por eso ¿cómo no va a atraer la nuestra? Ella es toda digna de ser amada y de estar escrita en nuestro corazón. Ella nos une a la Cabeza que es Cristo, Ella representa a la Iglesia, de la cual es Madre y Señora. Ella es la más cercana a Dios en la bondad y en la misericordia. El amor a la Virgen purifica nuestro corazón para que amemos a Dios como Ella. Quien ama a María se consuela en las tribulaciones, adquiere fuerzas para el bien, y crecer en las virtudes, en caridad y misericordia, en compasión y solidaridad.

Gracias a vosotras, queridas religiosas, por vuestra dilatada tarea en Talavera que el Señor ha bendecido tanto con vocaciones y también con muchas gracias derramadas en las alumnas y sus queridas familias. Se cumplen 125 años. Se os quiere aquí por parte de la Archidiócesis y de esta sociedad. Pido a la Santísima Virgen que os sostenga en Vuestra dedicación con el espíritu mariano y contemplativo de Santa Juana de Lestonnac.

Gracias al profesorado que ejerce aquí, en sintonía tan constructiva, poniendo sus conocimientos y compartiendo vuestro amor a Jesucristo y a la Virgen.

Feliz fiesta de la Presentación de Nuestra Señora a todos que los formáis parte de esta institución educativa tan apreciada en la sociedad talaverana. En vuestros rostros, queridas alumnas, percibo vuestro agradecimiento al acompañamiento de las Hermanas, a vuestros profesores, a este Colegio. Y, sobre todo, veo en vosotros la promesa de un mañana muy cercano, en el que, cada uno/a a su modo, desde su lugar, podrá apreciar lo aquí recibido que revertirá en constructivo para vosotros y para los demás con generosidad, con sentido del otro, con mucho amor de Dios y a la Virgen, nuestra querida Madre del Cielo. Que el Señor les bendiga.