Amar la imagen de Dios en nosotros y en los demás

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Cuando encuentro a uno que no se ama a sí mismo, ¿Cómo voy a permitirle que ame al prójimo como a sí mismo? (San Agustín. Sermón 90, 9)

▶️En el contexto de la Espiritualidad Católica: En esta frase, San Agustín nos muestra lo estrecho que, a veces, es nuestro entendimiento de la Fe. Es un desafío para que no confundamos amor egoísta con el amor al prójimo. Con frecuencia nos encontramos con la triste realidad de la ausencia de verdadero amor propio. Esto puede manifestarse de diversas maneras: vanagloria, desprecio por los demás, divismo, sentirse con derecho a todo, etc. Si una persona se siente superior a los demás, cómo va a amar verdaderamente a otra persona. De igual forma, si una persona se desprecia a sí mismo y sólo busca lo que le da placer, tampoco puede amar sanamente a los demás.

San Agustín nos está invitando a reflexionar sobre la conexión intrínseca entre el verdadero y sano amor propio y el amor al prójimo. Si uno no se ama a sí mismo de forma limpia y humilde, ¿Cómo puede amar genuinamente a los demás? ¿Cómo puede dar lo que no tiene? El verdadero amor al prójimo, tal como lo entendemos en el Evangelio, implica desear el bien del otro y tratarlo con respeto y compasión. Si uno no se considera digno de amor, respeto y compasión o se considera superior a todos, ¿Cómo puede ofrecer eso a los demás? Es interesante el verbo que usa San Agustí: "permitir". Sugiere que hay una limitación, una incapacidad inherente en la persona que no se ama sanamente a sí misma para amar al prójimo de manera plena y auténtica.

San Agustín está reconociendo la necesidad de una base saludable de autoestima y aceptación personal para poder amar a los demás de manera genuina. Si uno se odia-vanagloria a sí mismo, es probable que proyecte odio en los demás o que los manipule para llenar el vacío de su propio egoísmo. Es fundamental ser compasivos con nosotros mismos. Especialmente cuando cometemos errores o enfrentamos dificultades, debemos ser consciente de nuestras limitaciones, pecados y errores. En lugar de criticarnos y juzgarnos malignamente, debemos tratarnos con la comprensión-compasión que ofreceríamos a un amigo.

▶️En el contexto de la evangelización digital, en las redes sociales digitales debemos ser auténticos y transparentes en nuestro testimonio de Fe. Repetir para quedar bien o para ser valorados por nuestro entorno socio-religioso, es una trampa. Una trampa que nos tendemos nosotros mismos y que puede llevarnos a desesperar. Podemos compartir nuestras propias luchas y experiencias de espirituales para inspirar a otros a buscar la plenitud en el amor de Dios. Debemos evitar "vender" la perfección artificial y mostrar la vulnerabilidad humana que todos llevamos con nosotros. Todos nos equivocamos y pecamos. Todos hacemos lo que no deberíamos hacer. Todos nadamos en un mar revuelto del que sólo Cristo puede sacarnos.

#SanoAmorPropio puede ser válido para compartir reflexiones, consejos y herramientas sobre cómo cultivar el verdadero amor a la imagen de Dios que llevamos en nosotros. Podríamos compartir testimonios de personas que han superado un amor propio insano y han encontrado la paz en el amor de Dios y al prójimo.

▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Cómo nos interpela esta frase en nuestra propia vida? ¿Sentimos que nos amamos a nosotros mismos de manera saludable? ¿En qué áreas de nuestra vida necesitamos trabajar para cultivar un verdadero amor al reflejo de Dios en nosotros? ¿Cómo podemos aplicar esta reflexión en nuestra labor de evangelización digital? ¿Qué acciones concretas podemos tomar hoy para amarnos sanamente y, por por lo tanto, amar las imagen de Dios en los demás?

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