Directores espirituales
La dirección espiritual es un arte, prácticamente un carisma, una gracia, para acompañar a otra persona, iluminar sus situaciones, ayudarla en sus discernimientos y permitirle que crezca respetuosamente hasta la medida de Cristo en su plenitud. La enseña a orar, a vivir la oración, reconoce los signos en los que su oración ha quedado, tal vez estacanda, y Dios quiere que suba un poco más, de otra manera.
La dirección espiritual se puede confundir con un cierto "control", en muchas ocasiones necesario, para ver si vivimos ciertas normas de vida, de piedad, realizamos los objetivos trazados en un plan personal de vida, o verificar si desarrollamos determinados compromisos libremente asumidos. Esta sería una tarea más bien formativa, externa, pero que no llega al fuero interno, al alma misma. Este nivel, propiamente hablando, no es dirección espiritual. La dirección espiritual tiene mucho que ver con el Espíritu Santo y su don de consejo, con una relación donde tanto la persona que dirige como la persona que se dirige se muestran dóciles al Espíritu Santo. Y hay momentos en la vida, etapas de discernimiento, de crecimiento o de búsqueda, que un director espiritual es imprescindible para lograr vislumbrar lo que Dios pide.
El director espiritual, a ser posible, debe ser santo y letrado, es decir, santo y con mucha y sólida teología, y si no se encuentra alguien con las dos condiciones, al menos, que posea una sólida teología porque no aconsejará movido por ñoñerías, sentimentalismos ni errores "de buena voluntad". Ante todo, letras debe poseer el director espiritual, es decir, teología, conocimiento hondo de la teología, de la espiritualidad, de los Padres de la Iglesia, del Magisterio. Eso quería santa Teresa para sus monjas, porque directores sin la suficiente formación en teología, sólo con cuatro rudimentos, pueden hacer estragos en las almas al orientarlas. Ella dice:
El director espiritual debe poseer un amplio bagaje teológico, una formación muy sólida y amplia, que incluya la teología dogmática, la liturgia y la espiritualidad. Así tendrá criterios sólidos para ayudar a discernir. Requiere una constante actualización y studio por parte del director espiritual (siempre con oración, lógicamente), y cuanto mayor sea la preparación teológica, mejor será el servicio que prestará en la dirección espiritual a sus hermanos.
Con esto sabremos valorar correctamente el ministerio de la dirección espiritual y tendremos criterios de referencia para buscar a un director: hombre de Dios, lleno del Espíritu, orante y con amplísima formación teológica.