Jueves, 02 de mayo de 2024

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Cómo es el amor de Dios

por El Blog de Juan del Carmelo

            Antes de entrar…, en las ideas y pensamientos que se pueden tener sobre este tema, nos conviene recordar, una serie de principios básicos existentes en la teología católica, acerca de Dios y tener en cuenta nuestras humanas limitaciones. Lo primero de todo es poner sobre la mesa el principio que nos enuncia San Juan evangelista: Dios es amor y solo amor. (1Jn 4,16). Dios por supuesto carece de cuerpo material, es Espíritu puro, es en esencia tal como nos dice San Juan,  amor y solo amor, y hay que encuadrarlo en el orden superior que es el orden del espíritu, y no es que sea este, un orden donde Él se encuadre, es que el mismo es el propio orden espiritual y es el mismo el creador del orden material.

            Elementos puramente materiales, son todos aquellos que nos rodean; aire, aguas, rocas, material vegetal como es la madera o las hojas, materia animal como es la carne y los huesos, sean estos de animales irracionales o de personas. Y todo lo que es materia, ha sido creada por Dios, porque como ya antes hemos dicho Dios no es una parte del orden espiritual, es que Dios mismo, es el propio orden espiritual.  Porque Dios carece de origen, Él es la causa u origen de todo.  Aquí nos sucede algo similar a lo que ocurre con los propios atributos de Dios. Con nuestra mente humana, pensamos que Dios tiene unos atributos al igual que nosotros tenemos unas capacidades o condiciones. Fulano es muy listo, Zutana es muy guapa, pero ni fulano encarna el 100% de la inteligencia, porque él no es la propia inteligencia, ni Zutana encarna en exclusiva la belleza femenina, porque ella por muy guapa que sea, no es la propia belleza femenina, ni es su única fuente. Según nos indica Santo Tomás de Aquino, Dios no tiene atributos Él, al ser por sí mismo, la causa y origen de todo lo que es y existe, Él es el propio atributo.

            Por lo tanto, Dios no es que tenga amor, es que Él es el amor y si nosotros somos capaces de amar, es porque Dios nos amó antes a nosotros: “Nosotros amamos, porque él nos amó primero”. (1Jn 4,19). Y Él nos amó, desde el momento en que nos creó y desde entonces nunca a ha dejado de amarnos, ni nos dejará de amar, salvo que cuando se acabe esta prueba de amor, por razón de la cual Dios nos ha situado en este mundo, llegado el final de la prueba, si no aceptemos el amor que el Señor nos ha estado ofreciendo desde nuestra creación, será entonces cuando voluntariamente nos salgamos de su ámbito de amor y entonces Dios dejará de amarnos. Será entonces cuando el vacío de luz divina y de amor, que se producirá en estos seres humanos que automáticamente se convertirá en odio y tinieblas eternas.

            Para los seres humanos, que no hayan escogido en el momento final de sus vidas este camino de odio y tinieblas y con más o menos entusiasmo hayan aceptado el amor divino, este en su esencia e intensidad o cuantía, será eternamente igual, tal como es hoy en día, porque Dios es absolutamente inmutable, no cambia y no cambiará nunca eternamente, ser siempre igual. Cabe preguntarse ¿si el amor de Dios no cambiará y será igual al que conocemos, donde están las maravillas que se nos prometen? El problema no es Dios y su amor a nosotros, el problema somos nosotros, que no tenemos capacidad de ver entender y sobretodo apreciar el amor de Dios. Quien potencialmente puede tener y tiene capacidad para apreciar el amor de Dios a nosotros, es nuestra alma no nuestro cuerpo, al que tantas atenciones y cuidados le damos en detrimento de nuestra alma.

            Nuestra alma es una desconocida para nosotros mismos, lo desconocemos todo de ella, sus potenciales capacidades están preparadas para recibir y corresponder a ese ilimitado amor que Dios le ofrece. Ni siquiera el más santo de los santos que conocemos, ha llegado a sacarle su jugo completo a las posibilidades de nuestra alma, porque nadie ha podido acercarse a sus límites finales ya que ellos son inexistentes Tomemos por ejemplo el amor, ninguna alma humana puede llegar a asimilar todo el amor que el Señor nos tiene, porque su amor carece de límites, y nosotros somos criaturas limitadas.

            La mayoría de nosotros no nos tomamos en serio el problema del desarrollo espiritual de nuestra alma, pero eso sí la materia nos subyuga de tal forma que procuramos que a nuestro cuerpo no le falte de nada.  El Señor nos dejó dicho: “63 El espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha para nada. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida;…”. (Jn 6,63).  Y con respecto a los que se tomen en serio estas palabras, el Señor las completo en otro pasaje evangélico que nos dice: “24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. 25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? 26 Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles”. (Lc 9,24-26).

            San Agustín nos decía: “Como el cuerpo muere cuando falta el alma, así el alma muere cuando pierde a Dios, más hay una diferencia: la muerte del cuerpo sucede necesariamente, pero la del alma es voluntaria”. Necesariamente, hemos de preocuparnos del desarrollo espiritual de nuestra alma, y ello implica entrar de lleno en la lucha ascética, pues no es posible desarrollar nuestra alma nada más que en el combate espiritual, en el que siempre hay que caminar hacia delante, y si uno tropieza y se cae hay que levantarse enseguida. En la vida espiritual, todo lo que no sea avanzar, al final siempre resulta retroceder. No existe término medio o se avanza o uno se pierde, porque retrocede.

            Es propio de la dinámica del desarrollo de la vida espiritual, no esperar la recepción de bienes materiales. Porque en la medida en que se avanza en la vida interior, el índice de contrariedades y tribulaciones puede aumentar, pues esto es necesario para identificarse uno con los sufrimientos del Señor, que claramente dijo: “El que me ame, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga”. Bien es verdad, que al que siga este camino Dios le colmará de gracias para hacer frente a sus tribulaciones. La leyenda de Job, es eso una leyenda, de la que ignoramos si realmente Job existió, más bien parece, que Dios permitió la escritura de esta leyenda, para consuelo de los atribulados israelitas de su época, todos ellos de dura cerviz y muy materializados, pues nadie sabe ni pueda afirmar, de un santo del Nuevo Testamento, al que como premio en este mundo, Dios al final de sus días le multiplicase, su bienes materiales, como en el caso de Job, lo realizó multiplicándole, los rebaños de bueyes, burros y camellos.

            Una de las cualidades del amor es la semejanza, el amor crea siempre semejanza entre los que se aman, y esta semejanza nos lleva a tratar de imitar al que amamos, de aquí que para nosotros sea fundamental la imitación de Cristo. En la medida que más imitemos más amaremos. Esto trae consigo la realidad de que Dios va siempre buscando al que más se le asemeje y es a ese al que más amará. El amor que Dios nos tenga no solo en esta vida sino también en la otra, irá siempre de acuerdo, con la cualidad y cuantía del amor que nosotros hayamos sido capaces de alcanzar en esta prueba de amor que aquí abajo estamos pasando.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

  •             Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
  • Libro. AMAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=978461164509
  • Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281 
  • Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080 
  • Libro. CONVERSACIONES CON MI DEMONIO.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461650880 
  • Amor incomprensible                        03-12-09
  • ¿Pero, es verdad que Dios nos ama? 25-04-10
  • Testimonios de amor que Tú nos das            12-12-11
  • Sumergidos en el amor de Dios         06-04-12
  • Ser amados del Señor 09-01-13
  • Amar y ser amados   20-01-10
  • ¿Tiene Dios, sed de nosotros?           29-06-11
  • Sentirse amado           13-03-13
  • Fuego de amor al Señor         09-10-12
  • Llamaradas de amor   20-12-12
  • Gozar del fuego del amor divino       10-05-13
  • Mendigo de amor       30-05-11
  • El hambre del Señor  20-11-12

           La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

            Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

 

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