España en estos momentos es un paraíso para abortar al que incluso viajan mujeres de otros países europeos. Y así lo acreditan Maya, Oriol, Federico y Marta, todos ellos Rescatadores Juan Pablo II, que en Barcelona salvaron a una madre italiana y a su bebé cuando ésta viajó exclusivamente desde Italia para abortar.

En la web de los rescatadores cuentan este reciente caso de Daniella (nombre ficticio) a la que se encontraron en las puertas del abortorio. Procedía de Roma y llegaba explícitamente para abortar. En el centro abortista catalán le dijeron que estaba de 22 semanas y que al día siguiente le practicarían el aborto.

Era un viaje y aborto exprés pues tenía billete de vuelta a Italia en 48 horas. Y es que en Roma no le practicaban el aborto pues no se puede hacer en un estado de embarazo tan avanzado.

“Muchísimas mujeres vienen de Europa a hacerse un aborto en España. A Daniella le cobran 2.500 euros. No tiene problemas económicos. Hace años decidió no ser madre. Cuando se enteró de que estaba embarazada intentó abortar pero ese bebé se resistió a morir”, explican.

"Dios ha trabajado toda la noche"

Los rescatadores cuenta que hablaron con esta mujer durante horas. Lo hicieron en italiano pues ella no hablaba español. "Vida muy solitaria, poco amor. Dice que Dios la ha abandonado. Le comento que en todo caso es al revés, ella ha abandonado a Dios. Porque Él siempre está ahí. Entramos en la madrugada. La conversación se va haciendo más profunda”, prosiguen su relato.

Ya de noche siguieron en contacto por mensajes. A las 7 de la mañana esta mujer dijo al rescatador que había "decidido ir al abortorio a pedir que le devuelvan el dinero. Aunque nos da miedo que se rompa y aborte no podemos hacer nada. Pero no. Dios ha trabajado mucho toda la noche”.

Tres de los rescatadores la llevaron a continuación a hacerse una ecografía: era un varón pero en realidad estaba de menos de 20 semanas. Según explican, el abortorio la engañó para cobrarla más y ella se enfadó muchísimo.

Acabaron comieron con ella y más tarde todos en una iglesia rezando. Agotados, pero felices. “Daniella sabe que Dios le ha dado una oportunidad. Está tranquila, con esa paz que da el hacer el bien. Yo le he puesto un nombre a ese bebé, Lucio. Hoy es su día. No ha nacido todavía, pero para nosotros sí”, concluyen los rescatadores.