Virginia es el décimo estado más visitado de Estados Unidos por su atractivo histórico y gastronómico: allí culminó la Guerra de la Independencia, es el sexto productor de vino del país y presume de tener las mejores ostras. Hay 43.000 granjas diseminadas por este pequeño estado, y son las responsables de abastecer cada año a sus 45 millones de turistas.

Rodeada de cientos de calabazas, la granja de los Miller destaca entre todas ellas. ¿Qué es lo que la diferencia del resto? Tres ingredientes: una larga historia familiar, su dominio del maíz dulce… y la misa tradicional.

Una granja arraigada en la familia

A 170 kilómetros de las soleadas playas de Virginia, la granja de los Miller se erige como icono de la cultura rural americana y el emprendimiento de las familias en la pequeña economía.

Era 1946, recién concluida la Segunda Guerra Mundial, cuando el abuelo de Ben Miller fundó esta pequeña granja lechera. Desde entonces, la familia se entregó por completo a este negocio familiar en Locust Grove, un pueblo perteneciente al condado de Orange (Virginia).

Fresas, calabazas, y sobre todo, maíz

Desde entonces, la producción de leche fue su principal fuente de ingresos. Wayne Miller continuó la labor de su padre, hasta que en 2003 tuvieron que diversificar su catálogo. Entonces, el hijo de Wayne y nieto del fundador, Ben Miller, comenzó a cultivar los productos propios de cada estación.

Pronto “la familia prosperó en el cultivo de fresas en primavera y calabazas en otoño, y “poco después añadimos brócoli, repollo, coliflor, coles, lechugas y tomates”, explica Ben. Pero, de entre todos los productos de los Miller, uno es hoy especialmente popular en el estado de Virginia: el maíz dulce.

Su mujer e hijos, claves en la conversión de Ben

Ben contaba con ventaja. Nació en una granja del condado de Spotsylvania, en el condado de Virginia, donde fue criado y educado como baptista. Por ello, conocía bien el negocio y disfrutó desde pequeño en aquella granja familiar.

Sin embargo, la vida de Ben cambió por completo tras su matrimonio, incluso su forma de entender la histórica granja de su familia. Tras casarse con una chica católica, el nacimiento del segundo hijo de su matrimonio fue un momento decisivo en su vida, y se convirtió al catolicismo.

“Desde entonces”, explica Ben, “cada día, cada año he profundizado en mi fe”. “La fe ha cambiado mi vida por completo. La agricultura y la oración van de la mano, y dependo de Dios para todo, desde la lluvia hasta las heladas”, explica a National Catholic Register. “Son nuestras oraciones las que nos ayudan a superarlo todos los días”, añade.

Algunos de los granjeros Miller: Ben, Zachary, Wayne (el padre de Ben), Josh, Luke y Caleb

50 kilómetros para ir a misa

Cada domingo, el matrimonio de Virginia acude con sus 9 hijos a la Misión de San Antonio de Padua, en el condado de King George.

Situada a 50 kilómetros de la granja familiar, esta pequeña iglesia es la única católica del condado desde su construcción en 1917, pero la familia numerosa tiene motivos suficientes para recorrer la distancia.

“Vamos a la Misa Mayor”, cuenta Ben, “nuestros niños cantan y son monaguillos en la Misa Tradicional”, que se celebra en esta iglesia 4 veces por semana.

Iglesia de San Antonio de Padua (King George) 

Toda la familia es necesaria en la granja

El funcionamiento de la granja de los Miller no es sencillo. Especialmente en invierno, cuando “se ralentiza desde diciembre hasta mediados de enero”, meses que la familia dedica a “limpiar los campos e invernaderos y a pedir semillas, plantas y suministros para el siguiente año”, explica Ben. “Tener la ayuda de mi familia es una suerte” añade. Toda la familia colabora en el mantenimiento.

Es hora de prepararse para la primavera”, advierte a los clientes un letrero de la granja anunciado en su web. Junto al anuncio, los Miller colocan algunos de sus productos tradicionales, como jarabe de arce de las altas tierras, ostras de Rappahannock, carne molida, cereza o jalapeños.

El maíz más popular de Virginia

Sobre todos ellos, sobresale el maíz. “Nuestro maíz dulce es tan popular que la gente conduce de multitud de lugares para comprarlo”, explica. Llegan a tener los mismos clientes hasta dos o tres veces por semana. “Hacemos 20 siembras de maíz dulce cada semana desde la última semana de marzo hasta la primera de agosto”, añade. Esto les permite recolectar maíz fresco “todos los días, todas las semanas, desde junio a octubre”.

Y eso no es todo. La familia granjera está criando pollos Rhode Island, vacas y verduras frescas. “Todos nuestros productos se venden en nuestra finca, en el antiguo establo lechero de sus primeros años”

Planes de futuro: árboles de Navidad y dar las gracias a Dios

Por si fuera poco, la familia está incorporando un nuevo producto a su repertorio: “¡El desayuno empieza  a las 8 am! Prueba algún plato de nuestra cocina casera de JoJo y echa un vistazo a nuestros árboles de Navidad”, reza su página web.

Las posibilidades de la granja de los Miller parecen infinitas. Pero Ben y su familia ponen sus esperanzas en la oración. “Debo dar las gracias a Dios por tener una vida con la familia y la granja tan afortunadas” concluye.

 

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