El Papa Francisco almorzó este domingo con 1.500 pobres en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres, una jornada instituida por él y que en muchas diócesis se celebra con actividades abiertas a personas necesitadas atendidas en entidades de la Iglesia.

El Santo Padre llegó al Aula Pablo VI a las 12:20, tras el rezo del Ángelus. Allí se sentó en la mesa principal y dirigió algunas palabras a los presentes.

“Agradecemos a los que han traído el almuerzo, a quienes lo servirán. Agradecemos a todos los que estamos aquí. Que Dios bendiga a cada uno de nosotros, nuestros corazones, nuestras intenciones y nos ayude a seguir adelante. ¡Buen almuerzo!”.

El almuerzo fue servido por un chef del hotel Hilton de Roma y por unos 70 voluntarios de parroquias romanas.

En el menú se sirvió lasaña, un plato de pollo con puré de patatas y de postre un tradicional tiramisú. Animaron el almuerzo con música jóvenes de la banda del Santuario de Pompeya.

Al final del almuerzo una empresa de pasta entregó a los presentes y a las asociaciones más de 1.500 bolsas conteniendo cada una un kilo de pasta.

En sus palabras posteriores al rezo del Ángelus, el Santo Padre dijo que, como este almuerzo, “muchas iniciativas de oración y de compartir se promueven hoy en las diócesis de todo el mundo, para expresar la cercanía de la comunidad cristiana a cuantos viven en condiciones de pobreza”.

La Jornada Mundial de los Pobres, resaltó, “quiere ser un signo de esperanza y un estímulo para convertirnos en instrumentos de misericordia en el tejido social”.