Patrick Grieshaber es a sus 22 años como muchos otros jóvenes de su edad. Busca un buen trabajo, le gusta seguir a su equipo favorito o estar con sus amigos. Pero además, a él se le suma que es discapacitado debido a una parálisis cerebral.

“No puedo”, es una palabra que está prohibida en su vocabulario. A sus padres, cuando Patrick tenía 18 meses les dijeron que nunca podría caminar y ni siquiera hablar. PwroCon el tesón y el sacrificio de sus padres y el del propio Patrick ha ido superando escollo a escollo y cambiando esos “no puedo” por un “sí pude”.

Como él mismo asegura, no han sido pocas las dificultades y sufrimientos por los que ha pasado, pero a la hora de afrontar la vida con una parálisis cerebral ha encontrado siempre la ayuda de la Virgen María, sin la cual, asegura, no habría podido hacer nada.

“Tengo una gran devoción por Nuestra Señora, siempre la he tenido”, confiesa este joven a Catholic Leader, que asegura que “en tiempos muy difíciles, la Virgen ha estado ahí para mí”.

Vicepresidente de la Legión de María en su parroquia

En la escuela especial a la que sus padres le llevaron “aprendió a caminar y a hablar, porque antes de ir a Xavier (escuela), ni siquiera gateaba”. Superó todas las expectativas, incluso la de los expertos.

Esta evolución tan importante y la alegría con la que vive la discapacidad le vienen sin duda de este amor mariano. En su parroquia de Nuestra Señora de las Gracias de la localidad australiana de Carina, Patrick es el vicepresidente de la Legión de María, un activo grupo católico extendido por todo el mundo.

La Virgen es para Patrick la verdadera “consoladora de los afligidos”, pues confiesa que “en momentos en los que me siento deprimido, y en los que no siento cuál es el propósito de la vida, o cuando personas queridas mueres, es muy reconfortante saber que Nuestra Señora está ahí para ayudarme”.

Preguntado sobre qué es lo más importante para él en la vida, responde sin dudarlo: “la fe”. Sin ella, agrega, “no sé dónde estaría”.

Y en este punto, la transmisión de la fe de sus padres ha sido esencial. Su madre, Patricia, también tiene parálisis cerebral, le ha transmitido esta fe y este amor a María, que han sido su apoyo en estos años.

“El Señor me llama a ayudar a los pobres y a servirles”

Patrick es también un activo voluntario de la parroquia. Pese a sus grandes limitaciones físicas transmite esta fuerza y alegría a través del ministerio Blind Eyeuna organización católica que ayuda a personas sin hogar y marginadas en el sur de Brisbane.

Movido por las experiencias que escuchó de personas que no tenían hogar, Patrick sintió “muy profundamente el llamado a ayudar y servir a los pobres”.

Tengo la sensación de que el Señor me llama a ayudar a los pobres y a servirles”, asegura este joven discapacitado.

Ve los frutos en la alegría de la gente a la que puede acompañar. Algunas de estas personas pueden estar abrumadas por la dureza de la vida, y cuando les muestras amor y misericordia, eso elimina parte de la presión”, concluye Patrick.