Este miércoles durante la Audiencia General en la Plaza de San Pedro se produjo una graciosa anécdota cuando Francisco saludaba a algunos de los peregrinos que estaban allí presentes.

Concretamente, la protagonista fue una niña de tres años y de grandes reflejos. Cuando un colaborador del Papa acercó a la pequeña al Papa, éste le dio un beso pero mientras tanto la niña aprovechaba para quitarle el solideo con una rapidez inusitada.

Finalmente, Francisco pudo recuperar su solideo y no paraba de reírse por la travesura de esta pequeña, al igual que el resto de presentes.



Esta imagen ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en viral en las redes sociales saltando incluso a los informativos de las televisiones de numerosos países. Una muestra más de la cercanía del Papa, que hasta hace peligrar su solideo.