A las once menos diez de la mañana llegó el Papa Francisco al aeropuerto de Malmö, en Suecia, donde fue recibido a los pies de la escalera, por el primer ministro sueco, Stefan Löfven, y la Ministra de Cultura, Alice Bah-Kuhnke, de origen afro-sueco, la cual es además miembro del Sínodo de la Iglesia luterana de Suecia. En la recepción en el aeropuerto participaron además representantes de la Federación Luterana Mundial (FLM, www.lutheranworld.org), que es la organización internacional que ha invitado al Pontífice.


Antes, en el avión, el Papa saludó brevemente a los periodistas que le acompañan. Refiriéndose a las polémicas de los días pasados sobre su decisión de ir a Suecia para el V centenario de la Reforma protestante dijo: “Es un viaje importante porque es un viaje muy eclesial, en el campo del ecumenismo. Vuestro trabajo ayudará mucho para hacer que la gente lo entienda debidamente”.

La legación pontificia incluye, entre otros, al cardenal secretario de estado, Pietro Parolin y al sustituto de los Asuntos generales de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu.

En el aeropuerto, después del recibimiento oficial en el que la banda interpretó los himnos del Vaticano y de Suecia, el Santo Padre se reunió en privado con el primer ministro, antes de salir hacia la residencia de Igelösa, ubicada a 40 kilómetros de Malmö.


En la tarde del lunes Francisco participa en dos encuentros ecuménicos: una ceremonia en la catedral de Lund y un evento con testimonios en Malmö Arena. El martes, fiesta de Todos los Santos, celebrará la misa en el estadio de Malmö.

En este viaje Francisco cuenta con cuatro intervenciones públicas, incluyendo homilías, discursos y Angelus.
Sólo en una ocasión anterior un Papa visitó la luterana (pero también descristianizada) Suecia: fue Juan Pablo II en su viaje escandinavo de 1989.