Esta domingo por la tarde, el Papa realizó, como obispo de Roma, una visita pastoral a la parroquia del Sagrado Corazón (Sacro Cuore) de Jesús en Castro Pretorio, que está regida por los salesianos y, aunque céntrica, por la condición de sus parroquianos se inscribe en las "periferias" buscadas por Francisco como entorno prioritario de evangelización.

Situada en la via Marsala, junto a la estación de tren Termini y cerca del albergue con el comedor de Cáritas, esta zona es lugar de reunión de muchas personas sin hogar, desfavorecidas y marginadas.

Este templo, encargado por el papa León XIII, fue levantado por San Juan Bosco gracias a las ofrendas de los fieles. Hoy los salesianos trabajan con los refugiados e inmigrantes y asisten a los mendigos, que en esta zona abundan. Cada día se hacen evidentes las necesidades de muchas personas, en parte aliviadas por el trabajo del centro de Cáritas.

Los refugiados que reciben atención directa son unos 60, mientra que los inmigrantes son varios cientos. La comunidad más numerosa en esta estructura es la filipina.


A su llegada, el Papa, acompañado por el párroco, Valerio Baresi, se encontró con los feligreses y, posteriormente, con unos sesenta amigos sin techo, que mantienen relación con la iglesia a través de su obra social. Después se reunió con un centenar de refugiados y una representación de los voluntarios de la parroquia, con la comunidad de los salesianos y con las monjas misioneras del Cristo Resucitado.

Por último, el Santo Padre mantuvo un encuentro con los niños bautizados durante este año y con sus padres, con los recién casados y con las familias jóvenes.

En el curso de esta visita el Papa confesó a cinco fieles, a lo que siguio la misa, durante la cual pronunció una homilía sin papeles.


En ella aseguró que "la llave del éxito en la vida está en la confianza en Dios", y reflexionó sobre el significado del "cordero de Dios que carga sobre sí los pecados del mundo". Así, animó a confiar en Dios aunque se piense que el pecado "no podría llevarlo ni con un camión" porque "Jesús nunca desilusiona".

Jesús ha venido a atraer "paz" a este mundo, pero antes "al corazón de cada uno de nosotros", destacó el Papa. "Es bueno tener confianza en las personas, pero no nos olvidemos de tener confianza en el Señor", agregó.

Al final de la homilía invitó a todos los presentes a que cerrasen los ojos y le dijeran algo en silencio a Jesús.

(Fuentes: Agencias Zenit y Europa Press.)