En la mañana del domingo 12 de enero, fiesta del bautismo del Señor, el Papa Francisco presidió en la Capilla Sixtina del Vaticano la Santa Misa con la celebración del rito del bautismo a 32 niños recién nacidos, o de pocos meses, en su mayoría hijos de empleados vaticanos.

Simbolizaba un abrazo a todos los niños del mundo, que iluminó la solemnidad de la Capilla Sixtina, repleta de padres, padrinos y otros invitados, quienes saludaron y presentaron sus bebés al Santo Padre.

El Papa recordó a los progenitores que “tienen que trasmitir la fe a estos niños”, esta es “la mejor herencia”.

La fiesta de hoy, con la que concluye el tiempo navideño, nos brinda la oportunidad de ir a las orillas del Jordán, para participar en el bautismo de Jesús por parte de Juan Bautista.

“Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección». (Lc 3, 21-22).


»Jesús no tenía necesidad de ser bautizado, pero los primeros teólogos dicen que con su cuerpo, con su divinidad, con su bautismo bendijo todas las aguas para que las aguas tuvieran este poder de dar el bautismo.

»Después, antes de subir al cielo, Jesús nos ha dicho de ir por todo el mundo a bautizar. Desde aquel día hasta el día de hoy esto ha sido una cadena ininterrumpida, se bautizan a los hijos, y a los hijos, y a los hijos y esta cadena continúa.

»Estos niños son el anillo de una cadena. Ustedes traen a estos chicos para el bautizo, después de unos años, ellos traerán un hijo, o un sobrino a bautizar y esta es la cadena de la fe. Yo quisiera solamente decirles esto: ustedes son trasmisores de la fe, tienen el deber de trasmitir esta fe a estos niños. Es la mejor herencia que les deja la fe. Lleven a sus casas este pensamiento, nosotros debemos ser trasmisores de la fe, piensen esto, piensen siempre como trasmitir la fe a los niños.

»Acá está el coro, pero el mejor coro es el de estos niños que quizás lloran porque tiene hambre, y si tiene hambre por favor las mamás les dan de comer.

»Con este pensamiento que debemos ser trasmisores de la fe, continuamos la celebración del bautismo.