El pasado sábado 20 de julio, el Papa Francisco se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor para pedir a la Virgen su protección ante el próximo viaje apostólico a Brasil, para los jóvenes que se reunirán en la Jornada Mundial de la Juventud de Rio de Janeiro y para todos los jóvenes del mundo.

Es el mismo templo y la misma advocación que visitó para encomendar su pontificado, el primer día después de ser elegido como sucesor de Pedro.

El Papa, antes de su primer viaje internacional, y probablemente el más internacional de ellos -ningún viaje papal reúne personas de tantos países como una JMJ- Francisco ha querido encomendarse a la intercesión de María "Salud del Pueblo Romano", la más "romana" de las advocaciones.



El Papa llegó a la Basílica hacia las 16.45 (hora local), siendo acogido por el cardenal español Santos Abril y Castelló, titular responsable del templo. Entró por la puerta lateral cerca de la Sacristía y de inmediato se dirigió a la capilla donde se encuentra la imagen de la "Salus Populi Romani", con los canónigos de la Basílica y la comunidad de los padres dominicos.

El Papa se detuvo en recogida oración ante el ícono mariano por media hora, luego depositó una ofrenda floral y encendió una vela con el logotipo de la inminente XXVIII Jornada de la Juventud de Rio de Janeiro.

Ya que la Basílica estaba abierta al público y estaban presentes numerosos fieles, antes de despedirse el Papa se detuvo ante el altar central, donde escuchó un breve saludo del cardenal Santos Abril y dirigió luego unas palabras a los fieles, pidiendo también a ellos acompañarlo, “con la oración, con la confianza y con la penitencia” en su viaje al Brasil y en sus encuentros con los jóvenes de todo el mundo. La visita duró algo más de una hora. A las 18 el Santo Padre regresó al Vaticano.