Después de L´Osservatore Romano, no hay medio de comunicación escrita más vinculado a la Santa Sede que La Civiltà Cattolica. Incluso aunque en algunos periodos de la historia de la Iglesia diario y revista quincenal hayan marcado posturas contrapuestas.

No es el caso del editorial que, fechado este sábado 16 de febrero, publica el último número de la revista jesuita de pensamiento, y que va en consonancia con la posición oficial de la Santa Sede tras el consistorio del 11 de febrero. Es tradicional decir que un artículo de estas características nunca sale a la luz si, al visto bueno del director (Antonio Spadaro en este caso), no se añade el de la secretaría de Estado (Tarcisio Bertone en este caso). Por lo cual el contenido de este texto tiene una cierta presunción de interpretación autorizada sobre las causas de la renuncia de Benedicto XVI, a la que añade algún detalle particular y muy relevante que permite entrever mejor las razones del Papa.


"Una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia", titula la publicación. Es, arranca, "una noticia de alcance histórico" que, si bien prevista como posibilidad en el Código de Derecho Canónico, "a todos ha cogido por sorpresa y a todos ha sorprendido".

La Civiltà Cattolica rechaza toda comparación con casos anteriores: "Todos esos casos no tienen nada que ver con el actual".


"Hará falta tiempo para comprender y valorar este gesto", afirma un poco más adelante, antes de reflejar las palabras del Papa explicativas de su decisión. Y asegura, en consonancia con ellas: "No es la debilidad el verdadero motivo de su dimisión. Benedicto XVI sabe bien que el ministerio petrino puede ser desarrollado incluso en condiciones en las que las obras y las palabras no son exteriormente vigorosas según los parámetros de valoración humanos".

Por tanto, "sería un error leer el gesto del Papa como un gesto de simple renuncia por debilidad física debida a la edad, al cansancio o a motivos similares", recalca el editorial desmintiendo a quienes han citado caídas, operaciones o dolencias como catalizadores de su decisión: "Su decisión no está ligada a sus condiciones psicofísicas, sino a la misión de la Iglesia".


El mismo Papa lo dijo: "En el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu [etiam vigor quidam corporis et animae necessarius est]". Las palabras resaltadas en cursiva "son, en nuestra opinión, el pasaje decisivo y central, el corazón de la comunicación del Papa sobre su decisión", afirma La Civiltà Cattolica: "En estas pocas líneas están las motivaciones profundas de su gesto. El Papa no renuncia al ministerio petrino porque se sienta débil, sino porque advierte que están en juego desafíos cruciales que necesitan energías frescas".

En efecto, el Papa había anticipado que el mundo de hoy "está sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe". Y es aquí donde La Civiltà Cattolica aporta un punto de vista novedoso respecto a las aportaciones del portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, el único que hasta el momento ha intervenido con marchamo oficial para interpretar la decisión del Papa: "El gesto del Papa no es una renuncia. Si acaso, es un gesto de humildad y de libertad. Sabe que ha llevado a cabo su ministerio hasta el final. Ahora se da cuenta de que la situación que viven el mundo y la Iglesia ha cambiado completamente respecto a pocos años antes".

Al renunciar al Pontificado, Benedicto XVI le dice algo a la Iglesia de hoy: "La invita a no temer, a emplear sus fuerzas en abrirse a esos desafíos y a esas cuestiones, y a no temer la rapidez y el peso de los cambios".

El editorial de La Civiltà Cattolica añade, pues, un cierto dramatismo a la decisión del Papa: algo que él ha percibido en los últimos ("pocos") años y que da la vuelta por completo a las cosas, hasta el punto de distanciar su renuncia ("nada que ver", subrayaba el editorial) respecto a momentos anteriores, y por tanto dándole un carácter singular, único y -el tenor del texto es indisimulable- premonitorio de graves acontecimientos.

Pinche aquí para leer en su integridad el editorial de La Civiltà Cattolica (en italiano).