Núria Marín Martínez es la socialista más poderosa de Cataluña. Es la alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat, la segunda mayor ciudad catalana, con 270.000 habitantes, con un presupuesto municipal de 260 millones de euros (de los que en plena pandemia 1,4 millones se dedican a "igualdad y LGTBI", según el presupuesto de 2021).

Y no acaba de llegar al cargo: es alcaldesa desde hace tres mandatos, desde 2008. Tampoco es una aterrizada en la ciudad: nació allí, se crio en el barrio de La Torrassa (el kilómetro entre la parada de metro de Collblanc y la de Santa Eulalia es el más densamente poblado de toda Europa) y fue concejal de ese distrito.

Tampoco le falta poder en el Partido de los Socialistas de Cataluña: es su presidenta desde diciembre de 2019.

Por lo tanto, la pregunta es: con todo este poder, ¿es capaz de mejorar en serio la situación de 92 personas muy concretas, las 92 que duermen en las calles de L'Hospitalet?

No sabemos de estas personas, su número y situación por los servicios sociales del Ayuntamiento, sino por iniciativa de 170 voluntarios de entidades católicas y de Cruz Roja, que hicieron un recuento visitando las calles en la noche del 19 de mayo. Los datos los ha difundido el Arzobispado de Barcelona.

El recuento es fruto de la investigación de las comunidades parroquiales de la ciudad, Cruz Roja, Cáritas Barcelona y la Fundación La Vinya, con sede en la parroquia San Juan Evangelista.

Según su investigación:

- 62 personas duermen en las aceras de L'Hospitalet
- 30 en coches, furgonetas o camiones
- hay evidencias de que otras 14 duermen en automóviles estacionados en la vía pública
- unos 50 más acuden al albergue municipal para personas sintecho.

Al cruzar el puente de La Torrassa se entra en el kilómetro cuadrado más densamente poblado de Europa

Las asociaciones impulsoras del recuento afirman que esta acción “permite poner en la agenda municipal la pregunta sobre qué hay que hacer para mejorar las condiciones de vida de estas personas”.

Las entidades organizadoras han asegurado que seguirán trabajando -como hacen desde hace muchos años- para mejorar la vida de las personas sin hogar en L'Hospitalet.

Pero si la alcaldesa de la segunda mayor ciudad de Cataluña no puede dar respuesta generosa y eficaz a un problema tan localizado, humano, concreto y doloroso, ¿puede pretender que el partido que preside solucione los graves problemas de los ciudadanos catalanes, especialmente de los más vulnerables?