Luigi Beltrame y María Corsini son un matrimonio italiano que fue beatificado por San Juan Pablo II y los puso como ejemplo de vida cristiana. Tuvieron cuatro hijos, dos de ellos acabaron siendo sacerdotes, una de las hijas fue monja y la menor de todos de los hermanos, Enrichetta, va ahora camino de los altares después de que se haya iniciado el proceso de beatificación en Napolés.

Padres beatos y una posible nueva beata en una historia que va más allá puesto que el embarazo fue extremadamente complicado  y a los cuatro meses el médico dijo que debían abortar para así salvar la vida de la madre.
Luigi y María decidieron seguir adelante pese al peligro para su vida. Al final la madre sobrevivió y nació Enrichetta.


La fama de santidad de esta mujer que murió en 2012 llevó a la apertura de la causa de beatificación. Para el cardenal Sepe, arzobispo de Nápoles, la vida de Enrichetta “fue sin duda una consagración a Dios en familia”.

“Una vida donde lo primero era servir a Dios, en la advertencia aguda de su diseño, en la obediencia perfecta al Evangelio, en la donación al Señor de toda existencia, y la elección de la virginidad.


Los beatos Liugi y María, padres de Enrichetta


El cardenal quiso recodar como “ambos padres respondieron con un ‘no’ categórico al aborto, decidieron a confiar solo a Dios su futuro”.

Esta mujer nació el 6 de abril de 1914 por lo que precisamente se eligió este día para la apertura oficial de su causa.

El postulador, el padre Massimiliano Noviello, asegura que se pide el reconocimiento de sus virtudes porque “se consagró a Dios, superando la gran herencia de los padres y logrando hacer de su vida un servicio a cualquiera que se dirigía a ella”.

Según informa Aciprensa, la casa donde vivió se ha convertido en un lugar de acogida. Fue el hogar en el que Enrichetta se dedicaba a la escucha, la caridad, la hospitalidad y donde cultivó su espiritualidad, con frecuentes retiros de oración.

En su vida, se consagró también al movimiento “Testimonios del Resucitado” porque decía que “el decir a todos que Cristo ha resucitado es una necesidad absoluta del mundo de hoy”.