Francisco López Sedano es un religioso mexicano de los Misioneros del Espíritu Santo que a sus ochenta años ha pasado la mitad de su vida luchando contra Satanás como exorcista llegando a ser el coordinador de los exorcistas de la Archidiócesis de México. Calcula que durante su extenso ministerio ha realizado al menos 6.000 exorcismos y no teme al demonio sino que afirma que el demonio le teme a él.

En una entrevista para el diario Hoy Los Ángeles, editado en lengua española en California (EEUU), este anciano sacerdote cuenta algunas de sus experiencias y advierte a la gente de las puertas que no hay que abrir para que el demonio no pueda entrar en sus vidas y alerta de la poca fe de algunos sacerdotes:


-Por supuesto.


-Jesús se enfrentó muchas veces con Satanás mismo y habló con él. No se habla con una cosa, se habla con una persona.


-No fue por mi gusto, fue por necesidad, por ver casos muy serios, muy dolorosos y tener que entrarle al toro. Antes no creía que el demonio pudiera actuar tan agresivamente. Me parecía fantasioso, no realista.


-Un compañero sacerdote que estaba metido en eso me hizo ver que combatir al Maligno era una obligación. Me dijo: "tienes que meterte en esto por mandato del Señor".


-Los tres mandatos son llevar la palabra de Dios, sanar enfermos y echar demonios. Los tres están vigentes en la iglesia, pero muchos sacerdotes no quieren entrarle al toro, le tienen miedo.


-A la venganza del Otro.


- No creen, no intervienen y por eso no tienen experiencia. Me han tocado casos en los que, previamente, la gente fue con su párroco y éste les dijo: "usted está imaginándose cosas, eso no existe". Y la persona se va sin saber qué hacer, porque en la noche "alguien" lo molesta, lo golpea, lo tumba de la cama, lo golpea contra la pared.


-Muchas veces. El demonio habla a través de la gente, gente que se ha metido en sus terrenos. A mí. ¡cuántas veces! "¿Y tú quién eres para expulsarme?". Y le respondo: no soy nadie, pero vengo de parte de Cristo, tu Dios y Señor y te largas ahora mismo, te mando en nombre de Él que te vayas, ¡fuera!


La ouija es un juego extendido entre los jóvenes que abre la puerta al demonio


- La persona en la que están los demonios empieza a gritar, empieza a ladrar como perro, empieza a vociferar o a retorcerse y a andar como culebras en el piso. Son mil formas.


-No, porque Dios nos protege. Si no lo hiciera, nadie se metería en eso.


-El demonio lo que quiere es apartarnos de Dios, nos mete flojera, nos mete cansancio, nos mete sueño, desconfianza, nos mete desesperación, odio; todo lo negativo.


- Así es. No he tenido buena salud y he dejado un poco de atender gente, pero normalmente antes atendía tres o cinco casos al día.


-Oye voces, siente odio o rechazo por Dios, antes creía y ahora patea la Biblia. Es gente que tiene un dolor de espalda terrible, pero los médicos dicen que está perfectamente bien. Los daños de Satanás están fuera del orden médico clínico. Gente que vive con una diarrea permanente y con nada se le quita; gente que tiene dolor de ojos y los oftalmólogos no les encuentran nada. Son daños que la ciencia no detecta.


- No precisamente, pero puede ser. Cuando hay presencia del demonio puede suceder cualquier cosa.


-Sí. En una iglesia, un muchacho de unos 18 años empujó cinco bancas de estas grandes, muy pesadas, que ni 10 personas lo habrían logrado. Tenía una fuerza terrible. Lo tuvimos que agarrar entre tres para practicarle el exorcismo. Habiendo presencia del Otro, ya se explica cualquier cosa. Que puedan subirse por las paredes, sí; y volar también.


Una de las escenas más conocidas de la película de El Exorcista


Lo que le gusta es separarnos de Dios, meternos miedo, amenazarnos, tenernos temblando y la gente así anda luego.


-La gente deja entrar al diablo. No se metería con nosotros si no le abriéramos puertas. Por eso Dios prohíbe practicar magia, superstición, brujería, hechicería, adivinación, consulta a muertos y espíritus y astrología. Esos son los 7 terrenos de la mentira y el engaño.


-Que los astros influyan en nuestra vida es la mentira más grande. ¡Están a millonadas de kilómetros! Son cuerpos formados por metales y gases, ¿cómo van a influir en nosotros? Lo mismo pasa con la magia, que es atribuir a las cosas un poder que no tienen. Cargar una herradura porque me va a dar buena suerte, es mentira.


- Bueno, no. Hay que saber distinguir. Si yo traigo una imagen de Cristo o de María Santísima como protección, detrás hay algo serio, auténtico, mientras que detrás de una herradura no hay nada, hay mentira.


- De acuerdo.


-Bueno, pues Hitler.


-Pues a ratos (Enrique) Peña Nieto con sus cosas locas de los matrimonios gay y todo eso.


- Es difícil afirmar rotundamente si son satánicos o no, pero andan en la maldad, ciertamente.


- No, el diablo me tiene miedo a mí.


No lo podemos imaginar, está fuera de nuestro alcance.


- Sí, con frecuencia porque tengo que tratar enfermos o, a veces, muertos.


- Ligeramente, porque es uno pecador y está uno en sangre pecadora.


-Sí, pero ¿acaso no puedo pensar en matarte ahorita?


-Jajajaja. Lo que quiero decir es que estamos en sangre pecadora y nadie puede decir "yo no soy pecador". Basta que estemos en carne humana para que seamos pecadores y fallemos en muchas cosas, el Papa y todos, somos humanos.


-No tuvieron una formación suficiente como para luchar contra sus tendencias pederastas, no tuvieron fuerza espiritual para sobreponerse.


-Merecería que le corten sus partes.


-Simplemente: "Gracias, Señor, por la vida".


- No, para mí se confirma la esperanza porque desde la cruz Cristo ya venció y ganó la guerra absoluta. Satanás trata de hacerle un poco la guerra, pero no le hace ni cosquillas.