La figura de Álvar Núñez Cabeza de Vaca es de película.
Durante diez años, Cabeza de Vaca recorrió a pie todo el extenso territorio que abarca desde el río Bravo, hasta El Paso, atravesando Texas y los estados mexicanos de Chihuahua y Sonora.

Había llegado en 1527 en una poderosa escuadra, compuesta por cinco navíos y una dotación de seiscientos hombres, dispuestos a conquistar la Tierra Firme, situada en La Florida, que se suponía encerraba enromes tesoros de oro y plata.


Pero pronto esa escuadra fue desbaratada por los temporales, las deserciones, las enfermedades desconocidas en Europa y la ferocidad combativa de los nativos. De tal suerte que al cabo de un tiempo sólo quedaron cuatro expedicionarios, uno de ellos Cabeza de Vaca.

Es ahí donde las aventuras de este gran conquistador español, nacido en Jerez de la Frontera, adquieren tintes de leyenda. Entre tribus levantiscas y hostiles, mercadeando con ellas, sirviéndose del arte de curandero que aprendiera en Italia y con verdaderos dones de sanación venidos del Cielo, logró salir con bien de las situaciones más extremas.

Y siempre con el convencimiento, incluso cuando caminaba desnudo, sin comida ni abrigo, de que se encontraba allí como vicario de Su Majestad el Emperador, y de que su obligación era tomar posesión de aquellas tierras y, en lo posible, predicar a los paganos el Evangelio.

Esta extraordinaria gesta encuentra en José Luis Olaizola el narrador preciso: en la figura del hijo de un escribano del héroe, da cuenta de las hazañas que incorporaron tierras inmensas a la Corona de Carlos I y explican que buena parte de los actuales Estados Unidos hablen español.



José Luis Olaizola, Premio Planeta en 1976 y autor de más de setenta obras, recrea en su última novela, “A la conquista de los apaches” (LibrosLibres), una de las gestas más asombrosas de la conquista y evangelización de América. Con él hablamos en esta entrevista concedida a Religión en Libertad:

- Es más, las armas de las que iba dotada la expedición de Pánfilo de Narváez al inicio de la conquista no sirvieron de nada, ya que los indios pronto les perdieron el respeto a los arcabuces y escopetas, que hacían mucho ruido, pero poco más. Casi resultaban ellos con sus arcos y sus flechas más eficaces. Cuando Álvar Núñez se queda medio desnudo, y así comienza a recorrer aquel inmenso territorio, es cuando lo va conquistando, ya que siempre se consideró vicario del Emperador Carlos V, y pese a la precariedad de su situación tomaba posesión de la tierra que pisaba, a veces hasta con los pies desnudo o mal calzados.

- Sin duda Álvar Núñez es el primer evangelizador de aquel territorio, ya que inicialmente iban en busca de riquezas, pero cuando tomó conciencia de que allí no había oro y plata, como el hallado en México y Perú, se empeñó en la otra misión que les llevó a aquellas tierras, la evangelización.

- .- En sus trapicheos de intercambiar mercaderías entre las diversas tribus, no desperdiciaba la ocasión de hablarles de Nuestro Señor Jesucristo, y de cómo murió por todos. También se atrevía a hablarles de la Santísima Trinidad y, a los indios, acostumbrados a tener muchos dioses, no les extrañaba que los cristianos tuvieran tres.


- El conocimiento del cuerpo humano que había adquirido en los Tercios de Italia le sirvió de mucho, y quizá fue lo que le salvó la vida. En la cultura de aquellos indios primitivos, si recibían herida de flecha, o roturas de huesos, se limitaban a confiar en los rezos de sus chamanes, y les causó asombro y admiración que alguien, cuchillo en mano, les arrancase las flechas o les entablillara los huesos. Y se asombraban de que con unas tenazas les extrajera muelas podridas. Todo eso le convertía en un chaman superior.

- Álvar Núñez era un hombre de profunda fe y que duda cabe que confiaba en la fuerza de la oración para sanar heridos. ¿Por qué no había de ayudarle Dios en la extrema situación en la que se encontraba?

- Toda la peripecia de Álvar Núñez no se entiende humanamente y si salvó la vida milagrosamente, es de suponer que algún milagro haría.

- Por supuesto que la evangelización que hizo Álvar Núñez Cabeza de Vaca, sirvió de mucho a los misioneros que años más tarde llegaron a esas tierras. Estos nuevos misioneros les venían a hablar de lo que ya les hablara un famoso chamán español, que al tiempo que predicaba curaba heridas. Considérese que Álvar Núñez, en los diez años que duró su conquista, llegó a servirse de ¡ochos lenguas o dialectos indígenas! y en ellos les predicaba.



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Título: A la conquista de los apaches OcioHispano
Autor: José Luis Olaizola  
Editorial: LibrosLibres  
Páginas: 204 páginas  
Precio 20 euros