Según informa el periódico católico The Tablet, el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, fallecido el pasado 5 de diciembre, recibió regularmente la comunión de un sacerdote católico durante su estancia en la prisión de Robben Island. Allí había ingresado en 1964 acusado de 156 actos de violencia pública en cuanto dirigente del temido UmKhonto we Sizwe, brazo terrorista del Congreso Nacional Africano y del Partido Comunista Sudafricano, y pasaría 27 años en la cárcel.

El futuro presidente de Sudáfrica (quien introdujo el aborto en el país en 1996, dos años después de llegar al poder) estaba inscrito en el centro como metodista, pero según el provincial de los jesuitas de África Oriental, Agbonkhianmeghe Orobator, S.I., además de utilizar los servicios del correspondiente pastor de su comunidad, iba a misa con frecuencia y le daba de comulgar un jesuita: "Tengo información fiable de que también recibía regularmente visitas de un capellán jesuitas. Según mi fuente, Mandela solía ir a misa y recibir la comunión", afirma en The Tablet el padre Orobator, en cuya particular opinión eso sería "lícito según la ley canónica".









Orobator afirma que Mandela creía en Dios, pero no en ninguna religión organizada: "Pero, como político astuto, sabía el lugar que juega la religión en la política y no se oponía a utilizarlo si era necesario".

Y destaca los varios encuentros que mantuvo Mandela con el entonces arzobispo de Durgan, Denis Hurley, fallecido en 2004, con quien mantuvo desde los años ochenta una buena amistad y a quien honró en 1999 con la más importante medalla que concede Sudáfrica.