Con ocasión de su interpretación en la película “El rito”, en la que encarna a un sacerdote exorcista al que asaltan las dudas sobre su propia fe, el diario francés Le Figaro entrevista al gran actor británico protagonista de “El silencio de los corderos”.

“A veces no sé si creo en Dios o en Papá Noel” responde en broma, mientras se acuerda de un cura que conoció en Inglaterra hace veinticinco años, de quien se hizo amigo, el cual le confesaba haber perdido la fe. Tanto, que abandonó el sacerdocio y se convirtió en un afamado psiquiatra con consulta en una de las mejores calles de Londres.

Sin embargo, preguntado sobre su propia fe, Hopkins adopta un tono grave y responde: “Yo he guerreado mucho. Mi lucha contra el alcohol me ha dejado marcas. Un día recibí algo así como un golpe en la cabeza proveniente de alguien que intentaba sacudirme. Fue una revelación. Eso cambió el curso de mi vida. Dejé de ser ateo. ¡Ojo, que tampoco me he convertido en un santo! En todo caso, como respuesta a su cuestión, sí creo en Dios. Creo en algo más poderoso, mucho más vasto que nuestras pobres personas”.

Preguntado también por ese diablo contra el que tiene que luchar en la película en su calidad de exorcista, Hopkins responde: “Para mí el diablo, el mal, se encarna en todos los dogmatismos. De Hitler a Ceaucescu pasando por Stalin, el padrecito de los pueblos... Todos aquéllos que dicen que no existe más que una verdad, la suya, son una puerta abierta al mal”.