Al recordar que el Premio Nobel de la Paz le será entregado a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, Francisco afirmó que existe un "fuerte vínculo entre los derechos humanos y el desarme nuclear” y que “empeñarse por la tutela de la dignidad de todas las personas, sobre todo de aquellas más débiles y desfavorecidas”, significa también “trabajar con determinación para construir un mundo sin armas nucleares”.

Así lo dijo este domingo tras rezar el Angelus en la Plaza de San Pedro, en unas palabras en las que consideró también "un fenómeno preocupante" el cambio climático y abogó por que el encuentro Our Plannet Summit que comienza este martes en París favorezca "una clara toma de conciencia sobre la necesidad de adoptar decisiones realmente eficaces para contrarrestar el cambio climático y, al mismo tiempo, combatir la pobreza y promover el desarrollo humano integral".

Antes de esas palabras y del Angelus, Francisco explicó el sentido del Adviento, "un tiempo para reconocer los vacíos que necesitan ser llenados en nuestra vida, para suavizar la aspereza del orgullo y hacer espacio a Jesús que viene”.

“Un vacío en nuestra vida puede ser el hecho de que no oramos o rezamos poco", por lo cual el Adviento "es el momento favorable para orar con más intensidad, para reservar a la vida espiritual el lugar importante que le espera”.

“Otro vacío podría ser la falta de caridad hacia el prójimo", añadió, "sobre todo hacia las personas más necesitadas de ayuda no solo material, sino también espiritual”.

Por último, como ejemplo de hacer espacio para la venida de Jesús puso a San Juan Bautista, encarnación de que "los montes y las colinas que deben ser bajados son el orgullo, la soberbia y la prepotencia". El Papa invitó a adoptar “actitudes de mansedumbre y de humildad para preparar la venida de nuestro Salvador, que es manso y humilde de corazón”.