El Papa Francisco, en la cita para el rezo del Ángelus, invocó la ayuda de la Madre de Dios, "para que permanezcamos fieles a la voluntad de Dios haciendo fructificar los talentos con los que nos ha dotado".

El Obispo de Roma hizo hincapié en que "Jesús nos muestra la generosidad y el cuidado premuroso del Padre de tantas formas: con su palabra, con sus gestos, con su acogida hacia todos, en especial hacia los pecadores, los pequeños y los pobres – como hoy nos recuerda la I Jornada Mundial de los Pobres – pero también con sus advertencias, que revelan su interés para que nosotros no desperdiciemos inútilmente nuestra vida".

En la celebración de la Jornada que él ha querido ofrecer a la Iglesia universal para "que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados", el Papa reiteró que Dios tiene un gran aprecio por nosotros y alentó a confiar en Él, a no tener miedo de Dios, pues el miedo nos inmoviliza y autodestruye.

Tal y como recoge Radio Vaticano, el Papa destacó que "esta conciencia nos ayuda a ser personas responsables en toda acción nuestra", como nos recuerda la parábola de los talentos, que nos invita a "una responsabilidad personal y una fidelidad que se vuelve también capacidad de volvernos a poner en camino por sendas nuevas, sin ‘enterrar el talento’, es decir los dones que Dios nos ha confiado y sobre los cuales nos pedirá cuentas".


Al final del rezo del Ángelus el Papa Francisco volvió a referirse a la Jornada Mundial de los Pobres y a sus múltiples iniciativas en Roma y en las diócesis de todo el mundo. “Que los pobres estén en el centro de nuestras comunidades no solo en momentos como este, sino siempre; porque ellos están en el corazón del Evangelio, en ellos encontramos a Jesús que nos habla y nos interpela a través de sus sufrimientos y sus necesidades”, auguró, recordando especialmente a las poblaciones que viven una dolorosa pobreza a causa de la guerra y de los conflictos.

Con este motivo el Papa renovó a la comunidad internacional un apremiante llamamiento “a comprometer todo esfuerzo posible” para favorecer la paz, en particular en Oriente Medio. Francisco dirigió un pensamiento especial al “querido pueblo libanés” y sus oraciones por la estabilidad de ese `país, “para que -aseguró-  pueda continuar siendo un ‘mensaje’ de respeto y convivencia para toda la Región y para el mundo entero”.

En sus palabras el Papa recordó también la reciente beatificación en Detroit del capuchino Francisco Solano, a la tripulación del submarino militar argentino, por la cual elevó sus oraciones, y la Jornada del recuerdo por las víctimas de accidentes de tráfico. Alentó “a la prudencia y al respeto de las reglas”.

Finalmente Francisco saludó a los numerosos fieles y peregrinos de Italia y de todo el mundo, especialmente a los de la República Dominicana, y a la comunidad ecuatoriana residente en Roma, que está festejando a la Virgen de El Quinche.