Francisco invitó a huir de los honores y tener una actitud de servicio a los demás, conforme a la personalidad de Jesús, "manso y humilde de corazón".

Antes de rezar el Angelus dominical, el Papa se dirigió a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro recordando el Evangelio del día, donde "Jesús dirige severas críticas a los escribas y los fariseos" por  “un defecto frecuente en quienes tienen una autoridad: es exigir de los demás cosas que ellos no practican en primera persona. Esta actitud es un mal ejercicio de la autoridad, que en cambio debería tomar su principal fuerza precisamente del buen ejemplo”, precisó el Papa.

La autoridad nace del buen ejemplo para ayudar a otros a practicar lo que es justo y debido, sosteniéndolos en las pruebas que se encuentran en el camino del bien", dijo Francisco, quien advirtió también contra la “actitud de vivir sólo de la apariencia”: “Los discípulos de Jesús no debemos buscar títulos de honor, de autoridad o supremacía. Yo les digo que personalmente me duele ver a personas que psicológicamente andan corriendo detrás de la vanidad de los honores”.

“Si hemos recibido cualidades de nuestro Padre Celestial", concluyó el Papa, "debemos ponerlas al servicio de los hermanos, y no aprovecharlas para nuestra satisfacción personal. No debemos considerarnos superiores a los demás. La modestia es esencial para una existencia conforme a las enseñanzas de Jesús, que es manso y humilde de corazón y vino a servir y no a ser servido".