El Papa Francisco celebró la Eucaristía este jueves en la catedral de Rangún en la que dedicó especialmente la homilía a los jóvenes birmanos, protagonistas de un momento histórico en el país que ha salido recientemente de una dictadura militar y que todavía hoy tiene una democracia especialmente frágil.

Centrándose en la lectura de San Pablo, Francisco quiso desafiar a los jóvenes con tres preguntas dirigidas a ellos directamente.


De este modo, el Papa preguntó, siguiendo lo dicho por el apóstol de los gentiles, “cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de Él”.

Según recoge Aciprensa, el Pontífice indicó que “nuestro mundo está lleno de ruidos y distracciones, que pueden apagar la voz de Dios. Para que otros se sientan llamados a escucharlo y a creer en él, necesitan descubrirlo en personas que sean auténticas. Personas que sepan escuchar. Seguro que ustedes quieren ser genuinos. Pero solo el Señor los puede ayudar a serlo”.

En la catedral había jóvenes de toda Myanmar pero también de Vietnam, Camboya, Indonesia o Taiwán. A todos ellos, Francisco les hizo un llamamiento para hablar con Dios “en la oración. Aprendan a escuchar su voz, hablándole con calma desde lo más profundo de vuestro corazón. Pero hablen también con los santos, nuestros amigos del cielo que nos sirven de ejemplo. Como San Andrés, cuya fiesta celebramos hoy”.

Les recordó el ejemplo del apóstol Andrés y cómo “tuvo que ser paciente y aprender gradualmente a ser un verdadero discípulo de Cristo”. Y por ello pidió a los jóvenes a no “tener miedo de aprender de vuestros propios errores. Dejen que los santos guíen hacia Jesús y les enseñen a poner vuestras vidas en sus manos”.




En segundo lugar, Francisco presentó la segunda pregunta, que trataba de “cómo van a oír hablar de Jesús sin un mensajero que lo anuncie”.

“Es una gran tarea encomendada de manera especial a los jóvenes: ser ‘discípulos misioneros’, mensajeros de la buena noticia de Jesús, sobre todo para vuestros compañeros y amigos”, dijo el Papa, pese a que en Myanmar está prohibido hacer proselitismo a los cristianos.

Aún así, dijo a los jóvenes que “no tengan miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente. Y no se preocupen si a veces sienten que son pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces”.

“Háganse oír. Les pido que griten, pero no con vuestras voces, no, quiero que griten, para ser con su vida, con sus corazones, signos de esperanza para los que están desanimados, una mano tendida para el enfermo, una sonrisa acogedora para el extranjero, un apoyo solícito para el que está solo”, agregó.


Por último, el Papa preguntó “cómo puede haber un mensajero sin que sea enviado”. Ante esta pregunta, Francisco afirmó que “al final de esta Misa, todos seremos enviados, para llevar con nosotros los dones que hemos recibido y compartirlos con los demás. Esto puede provocar un poco de desánimo, ya que no siempre sabemos a dónde nos puede enviar Jesús. Pero Él nunca nos manda sin caminar al mismo tiempo a nuestro lado, y siempre un poquito por delante de nosotros, para llevarnos a nuevas y maravillosas partes de su reino”.

El Pontífice subrayó que “el Señor invitará a algunos de ustedes a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en 'pescadores de hombres'. A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea su vocación, los exhorto: ¡sean valientes, sean generosos y, sobre todo, sean alegres!”.

El Papa alentó a los jóvenes a mirar a la Virgen María para seguir su ejemplo, llevando “a Jesús y su amor a los demás con sencillez y valentía. Queridos jóvenes, con gran afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias a su maternal intercesión”.