El Papa Francisco ha presidido su primera Audiencia General tras su importante viaje a Egipto, por lo que ha aprovechado para hacer un balance de esta histórica visita. De este modo, el Santo Padre indicó que fue a “llevar un signo de paz a Egipto y a toda aquella región que, desafortunadamente, sufre el golpe de los conflictos y del terrorismo”.

Como el mismo Papa indicaba, uno de los momentos centrales del viaje fue la visita a la Universidad Al Azhar, y que tuvo un doble horizonte: “el diálogo entre cristianos y musulmanes y, al mismo tiempo, promover la paz en el mundo”.


Para Francisco, Egipto, como sinónimo de antigua civilización, de tesoros artísticos y de conocimientos, “nos recuerda que la paz se construye mediante la educación, la formación de la sabiduría y un humanismo que asume como parte integrante la dimensión religiosa, la relación con Dios, como recordó el Gran Imán en su discurso”.

“La paz también se construye compartiendo la alianza entre Dios y el hombre, fundamento de alianza entre todos los hombres, sustentada sobre el Decálogo escrito en las tablas de piedra del Sinaí, pero de forma mucho más profunda en el corazón de cada hombre de cada tiempo y lugar, ley que se resume en el mandamiento del Amor de Dios y del prójimo”, añadió.

Tal y como recoge Aciprensa, Francisco abogó por “una paz estable y duradera que se sustente no en el derecho de la fuerza, sino en la fuerza del derecho”, paz a la que Egipto puede contribuir gracias a su peso histórico y religioso y a su papel en la región.


En la catequesis, el obispo de Roma hizo también hincapié en el importante valor ecuménico del viaje. En este sentido, rememoró la reunión y oración común junto al Papa Tawadros II: “Un fuerte signo de comunión, gracias a Dios, hemos podido darlo junto con mi querido hermano el Papa Tawadros II, Patriarca de los Coptos ortodoxos. Hemos renovado el compromiso, también firmando una Declaración Conjunta, de caminar juntos y de comprometernos para no repetir el Bautismo administrado en las respectivas Iglesias”. 

“Juntos hemos orado por los mártires de los recientes atentados que han golpeado trágicamente aquella venerable Iglesia; y su sangre ha fecundado este encuentro ecuménico, en el cual ha participado también el Patriarca de Constantinopla Bartolomé. El Patriarca ecuménico, mi querido hermano”.


En su enseñanza ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, Francisco también rememoró los momentos vividos junto a la pequeña comunidad católica de Egipto a los que exhortó a “revivir la experiencia de los discípulos de Emaús, a encontrar siempre en Cristo”; y con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, en los que vio “la belleza de la Iglesia en Egipto”.

“Los cristianos, en Egipto como en toda nación de la tierra, están llamados a ser levadura de fraternidad. Esto es posible si viven en sí mismos la comunión con Cristo”, afirmó.