En su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, el Papa Francisco denuncia que "algo bueno a los ojos de Dios se ha convertido en algo explotable en manos humanas. La degradación ha aumentado en las últimas décadas: la contaminación constante, el uso incesante de combustibles fósiles, la intensiva explotación agrícola, la práctica de arrasar los bosques están elevando las temperaturas globales a niveles alarmantes. El aumento en la intensidad y frecuencia de fenómenos climáticos extremos y la desertificación del suelo están poniendo a dura prueba a los más vulnerables entre nosotros. El derretimiento de los glaciares, la escasez de agua, el descuido de las cuencas y la considerable presencia de plásticos y microplásticos en los océanos son hechos igualmente preocupantes, que confirman la urgencia de intervenciones que no pueden posponerse más. Hemos creado una emergencia climática que amenaza seriamente la naturaleza y la vida, incluida la nuestra".

Ante esta situación, explica el Papa, "es el tiempo para reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre cómo nuestra elección diaria en términos de alimentos, consumo, desplazamientos, uso del agua, de la energía y de tantos bienes materiales a menudo son imprudentes y perjudiciales. Nos estamos apoderando demasiado de la creación".

"Y les dijo Dios: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra»" (Gén 1, 28). El Papa pide custodiar el regalo de la creación recibido de Dios para no destruirlo. Imagen: Adán y Eva en el Jardín del Edén, de Peter Wenzel (1745-1829), Museos Vaticanos.

"¡Elijamos cambiar, adoptar estilos de vida más sencillos y respetuosos!", pide el Papa: "Es hora de abandonar la dependencia de los combustibles fósiles y emprender, de manera rápida y decisiva, transiciones hacia formas de energía limpia y economía sostenible y circular. Y no olvidemos escuchar a los pueblos indígenas, cuya sabiduría ancestral puede enseñarnos a vivir mejor la relación con el medio ambiente".

Dios "ofrece al hombre la creación como un precioso regalo para custodiar", explica Francisco, pero "la respuesta humana a ese regalo ha sido marcada por el pecado, por la barrera en su propia autonomía, por la codicia de poseer y explotar... No fuimos creados para ser individuos que mangonean; fuimos pensados y deseados en el centro de una red de vida compuesta por millones de especies unidas amorosamente por nuestro Creador".

El Papa pide a los fieles rezar en el marco de la "oportuna iniciativa nacida en el ámbito ecuménico" que los ortodoxos celebran desde hace más de treinta años: el Tiempo de la creación, "unperíodo de oración y acción más intensas en beneficio de la casa común" desde el 1 de septiembre hasta el 4 de octubre, en memoria de San Francisco de Asís. "Este es el tiempo para habituarnos de nuevo a rezar inmersos en la naturaleza, donde la gratitud a Dios creador surge de manera espontánea", añade.

Deben emprenderse "acciones proféticas": "Nuestras oraciones y llamamientos tienen como objetivo principal sensibilizar a los líderes políticos y civiles", en particular "los gobiernos que se reunirán en los próximos meses para renovar compromisos decisivos que orienten el planeta a la vida, en vez de conducirlo a la muerte". El Papa alienta la Cumbre de las Naciones Unidas para la Acción Climática "para alcanzar lo antes posible cero emisiones netas de gases de efecto invernadero y contener el aumento medio de la temperatura global en 1,5°C frente a los niveles preindustriales".

"¡Aprovechemos estas oportunidades para responder al grito de los pobres y de la tierra!", exhorta Francisco en los párrafos finales del documento.