Para contribuir a detener la epidemia de coronavirus en Italia, la Santa Sede ha suprimido hasta el 15 de marzo las audiencias generales de los miércoles y el rezo del Ángelus dominical desde el Palacio Apostólico.

Por el mismo motivo, la Misa diaria en Casa Santa Marta se hace sin asistencia de fieles externos. De ahí que este lunes, durante la celebración solamente se escuchasen las respuestas del personal y religiosas de la casa. Sin embargo, fue transmitida a través de TV2000 (canal de los obispos italianos) y de Youtube, para sustituir a las misas que la conferencia episcopal ha suprimido en todo el país hasta el 3 de abril.

"Durante estos días ofreceré la misa por todos los enfermos de la epidemia de coronavirus", dijo Francisco antes de comenzar, "así como por los médicos, las enfermeras y los voluntarios" y por todas las personas que se ven aisladas por las cuarentenas decretadas por el gobierno de Giuseppe Conte.

En la homilía, el Papa explicó que lo esencial del examen de conciencia no es tanto el recordatorio de los pecados cometidos, como la vergüenza por haberlos cometido. "Cuando nosotros nos preparamos a recibir el sacramento de la reconciliación, debemos hacer el examen de conciencia, y ver qué he hecho y delante de Dios", pero no se trata solamente de elaborar una lista de pecados como quien elabora una lista de cosas que tiene que hacer: "Una verdadera confesión de los pecados se debe quedar en el corazón. Ir a confesarse no es únicamente decir al sacerdote: ‘Esta es la lista. He hecho esto, esto, esto…’. Y luego me voy y he sido perdonado. No es eso. Se necesita un paso más, que es la confesión de nuestras miserias, pero desde el corazón. Es decir, que ese elenco que he hecho de cosas malas baje al corazón. Y así hace Daniel, el Profeta: ‘A ti, Señor, la justicia, a nosotros la vergüenza’”.

El Papa insistió en que es necesario "ese sentimiento de vergüenza", pedir perdón "con vergüenza", porque “la vergüenza por nuestros pecados es una gracia. Debemos pedirla: ‘Señor, que yo me avergüence”’.

Continuando el comentario de la lectura del libro de Daniel, destacó que éste habla primero de "justicia", luego de "perdón" y por último de "misericordia", porque "cuando tenemos, no solo la memoria de los pecados que hemos cometido, sino también el sentimiento y la vergüenza, eso toca el corazón de Dios y Él responde con misericordia. El camino para ir al encuentro de la misericordia de Dios es avergonzarse de las cosas malas que hemos hecho... a un Dios tan bueno, tan misericordioso, tan justo”.