La mañana de este miércoles, el Papa Francisco ha pronunciado su sexta catequesis en torno al discernimiento en la Plaza de San Pedro, en la que añadió un cuarto "elemento indispensable" para el discernimiento a los tres anteriormente mencionados-la oración, el conocimiento de uno mismo y el deseo-: conocer la historia de la propia vida.

A lo largo de esta catequesis, Francisco comparó esta historia con un libro -"el más valioso que se nos ha entregado"- y remarcó como grandes santos como San Agustín o San Ignacio de Loyola hacían frecuentemente esta "lectura" e invitaban a hacerla para encontrar una respuesta a lo que se busca o se quiere discernir.

"Entra en ti mismo. Lee tu vida. Léete dentro, cómo ha sido tu recorrido, con serenidad. Entra en ti mismo", invitó Francisco.

Pero leyendo la historia de la propia vida es posible encontrarse con pensamientos o circunstancias "tóxicas" que "echan abajo". En este momento, advirtió, es importante reconocer estos elementos y no limitar la historia a ellos, sino ampliarla "haciéndola más rica", recogiendo "las formas con las que Dios actúa en nuestra vida".

"Debemos leer nuestra vida, y así vemos las cosas que no son buenas y también las cosas buenas que Dios siembra en nosotros", indicó.

También mencionó la importancia de conceder un "enfoque narrativo" al discernimiento de los pensamientos, ya que este "no se detiene sobre la acción puntual", sino que "la incluye en un contexto".

"¿De dónde viene este pensamiento? ¿Dónde me lleva, esto que estoy pensando ahora? ¿Cuándo he tenido la posibilidad de encontrarlo antes? ¿Es algo nuevo que me viene ahora, o lo he encontrado otras veces? o ¿Por qué es más insistente que otros? ¿Qué me quiere decir la vida con esto?", son algunas de las preguntas que sugirió a tal efecto.

Otro aspecto relevante a la hora de discernir mediante el conocimiento de la propia vida es el de "captar matices y detalles importantes", que a veces pueden relevarse "como ayudas valiosas y que hasta ese momento estaban escondidas", como un libro o un encuentro "considerados de poca importancia" y que acaban transmitiendo "paz interior, la alegría de vivir y sugieren iniciativas de bien".

Conocer la vida para no repetir los errores y mantener la virtud 

Detenerse y reconocer esto, subrayó Francisco, "es indispensable, importante, es un trabajo de recogida de perlas preciosas y escondidas que el Señor ha sembrado en nuestro terreno". Y lo es porque "el bien tiene pudor, está escondido" y "requiere una excavación lenta y continua": "A Dios le gusta ir escondido, con discreción, no lo vemos nunca, pero nos hace vivir y nos damos cuenta solo cuando falta".

También se refirió al carácter docente que tiene reflexionar sobre el pasado y conocerlo, ya que quien no lo hace "está condenado a repetirlo".

"Si no conocemos el camino hecho, el pasado, lo repetimos siempre. La persona que camina circularmente no va hacia adelante nunca, no hay camino", afirmó.

Antes de concluir recomendó la lectura de las vidas de los santos como una "ayuda preciosa para reconocer el estilo de Dios en la propia vida" y su comportamiento "interpela" y "muestra nuevos significados y oportunidades" como a San Ignacio de Loyola.

"El discernimiento es la lectura narrativa de los momentos hermosos y de los momentos oscuros, de los consuelos y de las desolaciones que experimentamos a lo largo de nuestra vida. En el discernimiento es el corazón quien nos habla de Dios, y nosotros debemos aprender a comprender su lenguaje",finalizó.