Querido Rafa:

Han pasado unos días desde que la Guadalupana y la Santa Madre Teresa de Calcuta te llevaron de la mano al Cielo.
Desde entonces se han escrito muchas cosas sobre ti, que yo corroboro al cien por cien.

Aunque yo quiero destacar de tu vida que fuiste un privilegiado desde antes de nacer. No solo fuiste elegido sino que ademas fuiste escogido. Tu grandeza no es solo por tus obras sino por tu SÍ con mayúsculas a recibir y dar el AMOR de Cristo.

Siempre se ha dicho que detrás de un gran hombre hay una gran mujer y tú has sido tan suertudo que has tenido tres.

La Virgen María, la más grande entre las mujeres, que ha caminado por ti y contigo por delante, por detrás, a un lado, al otro, protegiendote de los peligros para llevarte al cielo de su mano.

La mujer que te dio la vida, Fani, enfrentándose a los prejuicios de su época por traer un hijo al mundo sin casarse. Caminando delante de ti, para recogerte cuando te caías de niño, para enseñarte el camino correcto de la vida, para amarte por encima de su propia vida.

La mujer que escogiste cuando llegó el momento de crear tu propio futuro: Lola, una gran mujer, que caminó a tu lado, que te amó y fuisteis un solo cuerpo. Aceptándote en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, compartiendo y apoyando tus ilusiones y esperanzas. Entregándose en cuerpo y alma a ti, donándose en plenitud para recibir a los seis lozanillos como un Don de Dios.

Vuestro matrimonio ha sido pleno y fructifero no solo por vuestros hijos, sino por vuestro SÍ a la Madre del cielo, para dar y donar vuestro tiempo y el AMOR recibido, ayudando a tantas almas a encontrarse con Dios.

No te preocupes: Lola, tu compañera de camino, aceptó con dolor y a la vez con esperanza que te fueras al cielo para que Nuestro Padre siga haciendo grandes obras contigo, y así los que te hemos conocido, y los que no, nos convirtamos en testigos de su Grandeza.

Gracias Rafa, gracias Lola. Solo se puede ser Grande caminando por la vida en la voluntad del Padre, como vosotros.