George Pell, cardenal arzobispo de Sydney, fue el anfitrión de la JMJ de hace tres años en Australia y el último obispo que ha pilotado una "post-JMJ". Tiene sólo una receta para que colegios, parroquias y realidades eclesiales aprovechen al máximo los frutos de la Jornada en los próximos días y años: "apoyad los proyectos e ideas que os presenten los jóvenes, escuchad sus iniciativas".

La creatividad de los jóvenes tocados por Dios en la JMJ es la clave para renovar la Igesia local, nos insiste en Virgen del Mar, una sencilla parroquia obrera en el barrio de San Blas donde predica a 500 anglohablantes.

"En Australia, la JMJ ha renovado la escuela católica, que acoge al 20% del alumnado del país", explica. "Tres años después, hemos traído a Madrid 1.100 peregrinos del otro lado del mundo. En Nueva Zelanda la JMJ dobló el número de seminaristas el primer año, y volvió a doblarlo el segundo. En Australia, donde no había vocaciones para monjas, 10 chicas entraron en dia religiosa el primer año", enumera.

Pell es un hombre muy realista a la hora de analizar la situación de la Iglesia en el mundo. "En la antigua Alemania Oriental, post-comunista, hay un 80% de habitantes sin bautizar; en el mundo anglófono quieren silenciar a la Iglesia, pero no dejaremos que nos silencien. No soy experto en España, pero conozco algo de su siglo XX y es evidente que su pasado le afecta".

Respecto a la manifestación laicista del miércoles por la noche, que acabó con violencia, 8 detenidos y 7 heridos, nos comenta que "es algo que nunca había sucedido en ningún país, en ninguna JMJ. En Sydney tuvimos solo una pequeña manifestación contraria, pacífica. Es la primera vez en la historia de la JMJ en que se recibe la Jornada con violencia".
 
A su lado, en el colegio público República de Panamá, que aloja peregrinos australianos, filipinos y de EEUU, unos "anti-papa" han hecho pintadas de espray contra la JMJ.

El cardenal no quiere dar mayor importancia a los altercados de los laicistas violentos. "Me encanta Madrid, la cantidad de peregrinos tan grande, su alegría, y me impresiona lo accesible que es la ciudad y su organización", explica.

Y él es además un firme partidario del debate con los no creyentes. "En Australia participé hace dos años en un gran debate público con no creyentes, que fue educado, instructivo, pacífico, en el que pude razonar la propuesta de la fe; en esas condiciones se puede dialogar".

Por esas mismas fechas concedió una entrevista en Aciprensa, en Perú, en la que decía: "España tiene una gran batalla entre manos, y no solo con Zapatero sino con las fuerzas secularistas detrás de Zapatero, que le permiten hacer esas cosas. "¿Qué fuerzas son esas? "Son las de la increencia, pero cambian según el país", nos responde, sin querer concretar mucho. "En el fondo, es la vieja lucha entre la religión y la anti-religión, entre el bien y el mal".

Pell es un buen predicador. Se sienta entre los jóvenes, bromea con los de Oxford (donde vivió 4 años), responde preguntas, charla.

En el atril, recomienda leer "El relato del Anticristo", del ortodoxo pro-católico Vladimir Soloviov (es fácil encontrarlo gratis en Internet, es un cuento largo), y "El Padre Elías", de Michael O´Brian (LibrosLibres), un éxito de ventas en España, dos obras que denuncian la falsa tolerancia que apaga la fe y la verdad.

Alaba el gran Cristo sufriente de esta sencilla parroquia del barrio de San Blas."En mi diócesis hice quitar algunas cruces en las que Cristo parecía estar muy cómodo; eso no es así, en la Cruz uno está en apuros", dice a los chicos.

También les cuenta como expulsó a un cura que negaba que Cristo es Dios. "¡Esa es la clave de nuestra fe!", insiste. Y citando a C.S.Lewis detalla que si Jesús no era Dios, sería un loco o un estafador, pero no un sabio maestro, porque ¿qué sabio diría ser Dios si no lo es?