Esta es la casa de los Machuca-Bárcena. Viven en Tres Cantos, en el norte de Madrid. Y serán una de las cientos de familias que abrirán las puertas de sus casas para acoger a jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud. Quedan pocos días para que estos chicos lleguen, pero aún no saben a quién recibirán, ni tampoco de dónde vendrán.

El cabeza de familia, Antonio Machuca, cuenta que aún no tiene claro cuantos jóvenes vendran: "vienen en principio cuatro: dos chicas y dos chicos. Iban a ser polacos ahora parece que pueden ser franceses. La verdad es que en el fondo nos da exactamente igual. Son gente estupenda y lo que hay que hacer es acogerlos, ayudarlos y compartir con ellos esta experiencia y en eso estamos”.

La mamá, Marta Bárcena explica como va aser la experiencia: “en principio vamos a ver un poco sobre la marcha. Vamos a dejar una habitación de los niños. Y luego tenemos un cuarto que es de estudio, que es el despacho de Antonio. Nos han dicho también que no hace falta que estén en camas, que pueden estar también en sacos. Iremos viendo un poco el sitio según las necesidades de las personas que vengan”.

Cientos de familias madrileñas alojarán a pequeños grupos de peregrinos. Una decisión nada fácil. Y es que meter a cuatro jóvenes desconocidos en casa es algo que no todo el mundo está dispuesto a hacer. Pero los Machuca-Bárcena tienen sus motivos.

“Yo creo que es por el afán nuestro por colaborar con la JMJ. Además es una oportunidad a nivel familiar para expresar nuestra generosidad, tanto a la gente que viene de fuera, que viene de muy lejos, de todas partes del mundo, incluso de Asia. Y aprovechar esa oportunidad para dar una lección de generosidad a los niños”, explica Antonio Machuca.

Y parece que los niños están de acuerdo. No les importa hacer el esfuerzo de dejar su habitación o de no saber en qué idioma comunicarse con los peregrinos que vendrán. “No, no me parece un rollo. Vale, lo dejo”, dice Miguel Machuca Bárcena

La niña, Carmen Machuca Bárcena dice que “si saben hablar inglés, pues hablarles en inglés o decirles “esto, esto”. Con señales”.

Es la colaboración que las familias españolas ponen al servicio de la JMJ para que peregrinos de los cinco continentes se sientan durante esos días como en su propia casa.