La fiesta de beatificación de Juan Pablo II comienza el sábado a las ocho de la noche en el Circo Máximo de Roma con una vigilia de oración en torno a los recuerdos de su vida y el rezo del Rosario en enlace televisivo con cinco grandes santuarios marianos especialmente amados por Karol Wojtyla. Hacia las diez y media, Benedicto XVI intervendrá por televisión en directo desde el Vaticano. A partir de ese momento comienza «la noche blanca de Juan Pablo II», un itinerario por las calles de Roma en el espíritu del «Papa peregrino» hasta terminar en la plaza de San Pedro para la ceremonia del domingo.

Las previsiones de Meteorología dicen que las temperaturas serán suaves mañana por la noche, aunque no se puede asegurar que los peregrinos no se mojen. Se esperan chubascos para la jornada.

El Vaticano y las autoridades civiles prevén la asistencia de unas 150.000 personas, pero no hay problema si acuden más ya que el Circo Máximo es una zona abierta que puede acoger hasta 250.000 personas. Habrá pantallas gigantes para que todos puedan ver bien, distribución gratuita de agua y galletas, y millares de cuartos de baño portátiles para que nadie tenga que hacer cola.

Pero, al margen de la logística, lo más importante es el contenido. La primera parte de la vigilia consiste en «testimonios de una vida» a cargo del secretario personal, Stanislaw Dziwisz; el portavoz, Joaquín Navarro-Valls; y la monja francesa curada milagrosamente del párkinson, Marie Simon-Pierre.

Después viene el rezo del Rosario en enlace televisivo con los santuarios de la Divina Misericordia en Cracovia, Kawekamo-Bugando en Tanzania, Nuestra Señora del Líbano en Harissa, Guadalupe en México y Fátima en Portugal. Al terminar el rosario, Benedicto XVI dirigirá un saludo a los asistentes.

A partir de ese momento, los peregrinos comenzarán a caminar hacia la hermosa plaza de la Bocca della Veritá, con los dos templos más antiguos de Roma, dedicados a Hércules y Portunus. A lo largo del itinerario, ocho iglesias abiertas toda la noche permitirán rezar, confesarse o descansar. Pasando ante la Sinagoga, la primera visitada por un Papa, los peregrinos llegarán a la Vía Catalana y la Piazza delle Cinque Scole, las cinco escuelas rabínicas, incluidas las de los judíos expulsados de los reinos de Castilla y Aragón.

Poco más adelante se encuentra Campo di Fiori, una de las plazas más sugestivas de Roma, con la estatua de Giordano Bruno, el dominico italiano quemado por la Inquisición en ese lugar en febrero del 1600 al término de un polémico proceso cargado de fanatismo.

Desde ahí se continúa por la Vía del Pellegrino, itinerario medieval, rumbo al Ponte Sant´Angelo, el más hermoso de Roma, adornado con estatuas de la escuela de Bernini. Al cruzar el puente se ve ya la plaza de San Pedro, meta de los peregrinos, que será accesible a partir de las cinco de la mañana.

Habrá 40.000 puestos sentados y otros 40.000 de pie. El resto, tendrá que ver la ceremonia en las pantallas gigantes de la Vía della Conciliazione, de las grandes plazas cercanas y de las basílicas romanas.