Después de muchos meses de rumores, el 19 de mayo de 2006 la santa Sede confirmó que Benedicto XVI había ordenado al fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel Degollado fuera apartado de ejercer su «ministerio público» para llevar una vida de «oración y penitencia», tras haber sido acusado de haber mantenido comportamientos antagónicos a su estado religioso, tales como supuestos abusos sobre seminaristas y relaciones con mujeres, de las que, hasta la fecha, sólo ha sido reconocida una, que dio como fruto una hija.

Tras la muerte de Maciel en enero de 2008, Benedicto XVI tomó la determinación de encargar a cinco obispos la realización de una Visita Apostólica «para que, a través de la verdad y la transparencia, en un clima de diálogo fraterno y constructivo, superen las dificultades existentes». Los cinco prelados designados, Ricardo Watti, obispo de Tepic (México); Charles Chaput, arzobispo de Denver (EEUU); Ricardo EzzatAndrello, arzobispo de concepción (Chile); Giuseppe Versaldi, obispo de Alejandría (Italia) y Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao (España), entregarán sus informes al Santo Padre, según ha revelado la propia Congregación, a mediados del mes de marzo. La noticia fue comunicada por el secretario de Estado de Su Santidad, el cardenal Tarsicio Bertone al director general de los Legionarios de Cristo, el padre Álvaro Corcuera.

El pasado 26 de noviembre, tal y como publicó en exclusiva ReL, el obispo de bilbao, Ricardo Blázquez, mantuvo un encuentro con miembros de la congregación y su rama laica, el Regnum Christi, en el que invitó a sus miembros a «aceptar la evidencia con humildad» y a «seguir trabajando como hasta ahora, a no hacer paréntesis» porque «no caben vacaciones apostólicas».

Esa aceptación de la evidencia con humildad ha sido reiterada por el superior de los Legionarios de Cristo, el padre Álvaro Corcuera, en numerosas ocasiones mientras se ha desarrollado la Visita Apostólica. Así, por ejemplo, con motivo de la festividad litúrgica de Cristo Rey volvió a pedir «perdón a todas las personas que hayan sufrido o estén sufriendo por los hechos dolorosos que hemos vivido».