Muchos kurdos huyen de la región de Afrin, atacada por los turcos o sus milicias afines, y algunos de ellos han llegado, como refugiados, al valle del río Jabur (o Khabour), un valle de pueblos cristianos que fueron conquistados y oprimidos por Estado Islámico desde 2015. 

“Algunas familias de refugiados kurdos se han establecido en las aldeas del valle de Khabur, donde antes vivían los cristianos sirios, asirios y caldeos, y que han permanecido abandonados en los últimos años", advierte el arzobispo siro-católico Jacques Behnan Hindo, que en los peores momentos de la guerra ha sido uno de los grandes líderes civiles de la ciudad cercada de Hassaké. 


"Esto solo podría ser el comienzo de un proceso que podría llevar con el tiempo a borrar para siempre la posibilidad de ver a los cristianos regresar a ese valle, que para esas comunidades representaba el lugar de sus raíces históricas”, añade.

Al frente de la archieparquía de Hassaké-Nisibis (el arzobispado católico de rito siríaco), Jacques Behnan Hindo constata la triste realidad: “No es cierto que la guerra haya terminado en Siria. Seguimos subiendo nuestro gólgota. Y por séptimo año consecutivo, nos acercamos a la Pascua sin sentir la alegría de la Resurrección del Señor”. 


Explica en agencia Fides que el próximo riesgo que temen muchos en esta región de Jazira, zona de alianzas cambiantes, es que el Ejército sirio fiel a Damasco y las fuerzas militares de EEUU, que tienen 10 bases logísticas en la zona, lleguen al enfrentamiento abierto. Como si el conflicto entre turcos y kurdos fuera poca cosa, como si haber expulsado a Estado islámico no hubiera costado sangre y dolor. 

Hindo cree que los kurdos han sido ingenuos al fiarse demasiado de los norteamericanos. “Se fiaban de los estadounidenses, demostrando que no han aprendido de las lecciones de la historia. Ahora, bajo la apariencia de ayudar a los kurdos, los EEUU controlan gran parte de la Mesopotamia siria. Y ya en otras situaciones similares, los destinatarios del apoyo de los EEUU. han sido abandonados. Solo hay que pensar en Vietnam, Afganistán o el Kurdistán iraquí”, pone como ejemplo.


A Hindo le preocupan los pueblos cristianos del valle del Jabur, que tanto han sufrido. En febrero de 2015, fueron conquistados por las milicias yihadistas de Daesh/Estado Islámico. Los habitantes huyeron, al menos unas 250 personas habían sido tomadas como rehenes  y deportadas por los yihadistas, para ser liberados progresivamente en grupos, tras el pago de dinero en rescate.

En febrero de 2016, milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular (brazo armado de la Unión Democrática Kurda – PYD-, el partido kurdo que es la rama siria del PKK) establecieron tres campos de entrenamiento en tres pueblos del valle de Khabur, que desde entonces han quedado casi completamente abandonados. Y ahora empiezan a llegar no militares, sino refugiados civiles kurdos. ¿Habrá sitio para los cristianos en su hogar?

 Vídeo sobre la situación en 2016; ha cambiado la distribución de las facciones (se fue Daesh) pero sigue el sufrimiento de los cristianos desplazados