El suceso se produjo el pasado 13 de marzo en la parroquia Nuestra Señora Reina de Polonia en Edmonton, Canadá.  Tras acabar la Eucaristía, el sacerdote Marcin Mironiuk se despedía de los feligreses en la puerta del templo tras la misa vespertina cuando de manera repentina un joven de 25 años se abalanzó sobre él.

Las feligresas de la parroquia que estaban presentes en ese momento, la gran mayoría de edad muy avanzada, salieron en defensa del sacerdote de la manera que pudieron. Y para repeler el ataque no dudaron en utilizar sus bastones, gracias a lo cual frustraron la agresión.

Según informó la portavoz de la Archidiócesis de Edmonton, Lorraine Turchanski, y recoge Gaudium Press, el agresor intentó estrangular al sacerdote con sus manos ante la mirada de las feligresas. “Ellas estaban muy perturbadas por esto y en shock, realmente”, aseguró la representante diocesana.

"Hicieron lo que pudieron"

Además, añadió que “eran mujeres mayores, así que no era el tipo de gente que sacaría un teléfono móvil y grabaría un vídeo o llamaría al 911. Ellas hicieron lo que podían y tenían bastones. Comenzaron a golpear al hombre con sus bastones”. Sorprendido por la defensa de estas señores, al atacante decidió huir.

Por su parte, el sacerdote atacado, el padre Mironiuk, informó que no resultó herido sino sólo impresionado por los hechos. Los fieles constataron que el joven, aún no identificado, olía a alcohol cuando se aproximó al sacerdote sin decir nada.

Los sacerdotes, vulnerables en sus parroquias

El presbítero no lo reconoció y le preguntó si hablaba polaco (la parroquia realiza un apostolado especial con creyentes de origen polaco) y sólo recibió un no como respuesta antes portavoz de la Archidiócesis.

"Esto es algo que nadie espera realmente. Al mismo tiempo, sin embargo, nuestros templos son lugares públicos. El sacerdote está allí de una manera muy pública así que ellos son vulnerables de cierto modo", agregó

El evento se dio a conocer pocos días después del atentado que sufrió el padre Claude Grou, rector del Oratorio de San José de Montreal, mientras celebraba una Eucaristía transmitida a través de la televisión. Si bien el padre Grou resultó levemente herido por su atacante, quien portaba un cuchillo, la rápida acción de los feligreses también evitó una tragedia y permitió la captura del agresor, quien fue acusado de varios delitos a la espera ser procesado por las autoridades judiciales.